"¿Tus padres son ogros? Por qué eres horrible... No, espera, asi no..." -Antes de poder corregirse a si mismo su contrario le interrumpió.
"No tengo padres..."
Mierda.
Ya había pasado un dia desde la comida de Tomioka e Iguro, era un lindo y tranquilo dia para Sanemi, al menos asi era hasta que su amigo bajito llegó corriendo hacía él.
"¡SANEMI!" -Llegó gritando el nombre de su amigo el pelinegro.
"¿Qué carajos quieres?" -Preguntó con duda y fastidió el albino, pues fue interrumpido en su momento de tranquilidad.
"Ya he hecho mucho por ti, debes de agradecerme, pero házlo luego, toma, vi a Tomioka venir hacía aca, luego te explicaré todo, te vere desde lejos, comparte esto con el cara de rata" -Explicó rápidamente el de ojos bicolor, dejando un bento con comida que no sabia exactamente que era, tampoco pudo preguntar, pues desaparecio rápidamente estando escondido en un árbol.
"¿Qué mier...?" -El albino no acabó de hablar, pues escucho la puerta de su finca ser tocada, su confusión aumento al ver a Tomioka ahi fuera ¿Por qué fue? Parece que Iguro no mentía.
"Shinazugawa... ¿Puedo pasar?" -Preguntó el pelinegro frente a él.
"¿Por qué mierda estas aquí...? Es decir... Tsk, solo entrá" -Se corrigió como pudo luego de sentir la pesada mirada de su amigo la vibora.
Tomioka se extraño por aquella corrección, pero asintió y entró, sentandose justo al lado donde estaba Sanemi, ahora este mismo se alejó un poco de donde estaba sentado antes.
"Toma" -Tomioka le extendió un bento sin tapa, por lo cual se notaba su contenido, Ohagis.
Sanemi lo aceptó, pero lo miró raro.
"¿Por qué Ohagis?" -No le diría que era su postre favorito, quería saber como sabia eso pero no quedaría en la vergüenza de preguntar directamente.
"Solo pensé que te gustarían" -Mentira, Rengoku le dijo que era su cosa favorita en todo el mundo, pero a cambio tuvo que hacerle mucha comida ya que según el "Su comida era de las mejores" acabó cansado por tanto cocinar.
Ssnemi solo asintió, sgradeciendo internamente aquello.
"¿Solo venias por eso?"
"Uhjum"
Bueno, Tomioka ya no sabia que decir, así que pensó en irse rápidamente para romper aquel silencio incómodo que se empezaba a formar, Sanemi lo iba a dejar ir pero una piedra lo golpeo.
Era Iguro, apuntando al bento insistentemente, Sanemi no tuvo mas remedio que hacerlo.
"Puedes... Comer conmigo si quieres..., justo iba a comer ¡Solo lo digo por que ya estas aqui!"
Los ojos de Tomioka se iluminaron por un breve instante.
"Bueno..."
A pesar de que ambos comieron los Ohagis en silencio se sentia una calma en el ambiente.
Poco después Sanemi decidio abrir el bento que le dio Iguro, Daikon con salmón.
A Sanemi no le gustaba mucho, por lo que se lo ofreció todo a Giyuu, el cual aceptó gustoso aquel gesto y comió todo lo del bento.
"Gracias por dejarme comer contigo, Shinazugawa-San" -Dijo con su voz suavizada Tomioka.
"Tch, no fue nada, idio..." -Sanemi paro de hablar al ver una leve sonrisa en la cara de Giyuu.
Poco después se escuchó un cuerpo caer contra el duro y frío suelo.
"¡IDIOTA!" -Salio gritando Iguro de su escondite- "¿ES QUE ACASO TIENES RETRASO MENTAL?" -Grito otra vez.
Justo ahí se encontraba el cuerpo de Tomioka tirado en el suelo y con un gran chichón en su cabeza.
"¡Basta! ¡Fue un accidente!"
"¡Accidente tu cola! ¿¡Cómo vas a golpearlo por sonreir!? ¡La cagaste!"
"¡Ya sabes que reaccionó mal y diferente cuando me pongo nervioso!" -Se excusó como pudo el albino.
"¡Si, pero no debias golpearlo!" -Reclama el pelinegro.
"Los accidentes ¿Pasan?"
Iguro golpeó a su amigo.
"Acuestalo bien, cómodo, donde no haya polvo y ve inventando una excusa por haberlo golpeado de la nada y sin razón aparente" -Iguro tocó su frente frustrado.
Sanemi no tuvo mas remedio que aceptar y hacer todo ello rápidamente.
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