Jay estaba en su casa, disfrutando de una tarde libre, cuando su teléfono sonó. Era un mensaje de su madre, pidiéndole que fuera a casa cuanto antes porque necesitaba hablar con él de algo importante. No sospechaba nada fuera de lo normal, así que terminó lo que estaba haciendo y se dirigió a verla.
Al llegar, notó algo diferente en el ambiente. Su madre lo recibió con una sonrisa amplia y cálida, una que no solía mostrar sin motivo. La curiosidad comenzó a surgir en Jay, pero antes de que pudiera preguntar algo, su madre lo invitó a sentarse con una taza de té.
—Jay, cariño, he estado pensando mucho en ti y en lo que ha pasado el último mes —comenzó su madre, mientras lo observaba con una expresión que mezclaba ternura y determinación—. Sé que has estado muy ocupado, y me hace feliz verte tan enfocado en tu trabajo, pero... hay algo que quería comentarte.
Jay la miró, todavía sin entender a dónde iba la conversación.
—¿De qué se trata, mamá? —preguntó, algo inquieto.
Su madre se enderezó un poco y le dedicó una sonrisa casi traviesa.
—Verás, durante este tiempo, he estado pasando más tiempo con la madre de Jungwon. Nos hemos hecho bastante cercanas, y bueno, ella y yo hemos hablado mucho de lo que ocurrió entre ustedes dos...
Jay parpadeó, sorprendido. ¿Su madre y la madre de Jungwon? Eso sí que no lo había visto venir.
—¿La madre de Jungwon? —repitió Jay, entre incrédulo y algo incómodo. No esperaba que sus vidas estuvieran tan entrelazadas.
—Sí, cariño. Hemos estado compartiendo muchas cosas, y resulta que ambas estamos de acuerdo en que sería una gran idea que vuelvas a trabajar con ellos. Sé que tuviste algunos desacuerdos con Jungwon, pero no me gustaría verte perder una oportunidad por algo que quizá se pueda arreglar.
Jay sintió un nudo en el estómago. Sabía que su madre no le pediría algo así si no fuera importante para ella. Y aunque le molestaba la idea de volver a lidiar con Jungwon, no podía ignorar cuánto afectaba esta situación a su madre. No quería decepcionarla, y viendo la cercanía que había desarrollado con la madre de Jungwon, se dio cuenta de que estaba en una encrucijada.
—¿Así que... quieres que vuelva a trabajar con ellos? —preguntó con cautela.
—Sé que fue complicado, Jay, pero sería algo muy especial para mí. No tienes que hacerlo por mí, pero creo que podría ser una buena oportunidad para ti. Además, no se trata solo de trabajo, sino de apoyar a la familia —respondió su madre con una mirada cargada de significado.
Jay suspiró. Sabía lo que tenía que hacer. No podía decirle que no a su madre cuando era tan evidente cuánto deseaba que él aceptara. Así que, tras unos segundos de silencio, asintió.
—Está bien, lo haré. Volveré a trabajar con ellos.
Su madre sonrió, claramente aliviada.
El día de su regreso fue extraño desde el principio. Cuando Jay llegó a la casa de Jungwon, se prometió a sí mismo que mantendría la distancia. No iba a caer de nuevo en el mismo juego de emociones complicadas. Saludaría de forma profesional, haría su trabajo, y se iría. Nada más.
Pero en cuanto vio a Jungwon, toda esa determinación se desmoronó, aunque no lo demostraría. Jay lo ignoró por completo, sin mirarlo ni dirigirle la palabra. A lo largo del día, mantuvo una conversación mínima con los demás, evitando cuidadosamente cualquier interacción con Jungwon.
Jungwon, por su parte, notó inmediatamente el cambio. Desde el momento en que Jay entró por la puerta, la frialdad entre ellos se sintió como un muro. Jay lo estaba ignorando deliberadamente, y aunque Jungwon se lo esperaba, no pudo evitar que esa actitud le afectara. En lugar de enfadarse, se sintió mal. De alguna manera, ver a Jay tan distante le hacía sentir una punzada en el pecho que no supo cómo manejar.
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My Personal Chef
Romance.JayWon. Jungwon, un taekwondista muy disciplinado pero un desastre en las labores del hogar, decide contratar a un chef tras fracasar en la cocina. Jay, el chef que llega a ayudarlo, pronto conquista su corazón. Mientras Jungwon aprende a cocinar...