—¿Estas ahí? —su voz era sombría a través de la linea telefónica. Oh, sus manos temblaban. Ella percibió que una sonrisa se dibujaba en los labios del psicópata.
— El placer de complacerte —se carcajeo—Mira al frente. Eso. ¿Ves la Corvette blanca? ¿Ves al muchacho que esta sentado en el asiento del conductor? Oh, si. Soy yo.
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Un psicópata y una suicida
Poetry─Vamos, bebe ─dijo el psicópata mirando a la suicida con los ojos grandes, expectantes y ruines. Brillando, mientras la pálida luz de la luna iluminaba la habitación─ ¡Golpeame hasta que tus nudillos sangren! Me permito romper el esquema de "El...