𝓒𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 2

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𝓒𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 2 ; Un Despertar Inesperado

El sol apenas comenzaba a asomarse cuando Nayeon se removió en el sofá, sintiendo su espalda adolorida por la mala postura que había mantenido durante toda la noche. Abrió los ojos con dificultad, y lo primero que vio fue a Momo, sentada en el suelo, con el bebé dormido en su regazo. Momo la miró y sonrió levemente, con los ojos cansados pero llenos de ternura.

—¿Has dormido algo? —preguntó Nayeon, intentando sacudirse el sueño de encima.

—Un poco, pero ella parece estar cómoda —respondió Momo, acariciando suavemente la cabecita del bebé—. Es tan tranquila, apenas ha llorado.

Nayeon se incorporó con esfuerzo, recordando todo lo sucedido la noche anterior. La imagen de encontrar al bebé en la puerta bajo la lluvia seguía tan vívida como horas antes. Ahora, con la luz del día, la situación parecía aún más surrealista. ¿Qué tipo de persona dejaría a un bebé así, a la intemperie, en una noche de tormenta?

—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Nayeon, mordiéndose el labio. Se sentía algo más tranquila con Momo a su lado, pero la incertidumbre seguía pesando en el aire—. Supongo que debemos llamar a las autoridades, pero… me da miedo que lo lleven y no sepamos nada más de él.

Momo suspiró, compartiendo la preocupación de su amiga.

—Sí, es lo correcto. Pero podemos acompañarlo al hospital primero, para asegurarnos de que esté bien. Quizá allí puedan guiarnos mejor.

Mientras discutían sus opciones, el bebé se removió en brazos de Momo, despertando lentamente. Abrió sus ojos y miró a las dos idols con la misma calma que la noche anterior. Nayeon sintió un nudo en la garganta al ver aquellos ojitos inocentes que, sin decir una palabra, parecían pedir ayuda. Se acercó y acarició su mejilla suavemente.

—Es increíble lo frágiles que son —susurró—. No puedo imaginar lo que habrá pasado antes de que lo dejaran aquí.

Momo asintió en silencio, intentando no pensar en las posibles razones detrás del abandono. En lugar de eso, se centró en lo práctico.

—Tenemos que darle de comer, ¿no crees? No sé cuánto tiempo lleva sin alimentarse.

—Tienes razón, pero no tengo nada aquí para un bebé… —dijo Nayeon, mirando alrededor de su casa, dándose cuenta de lo inadecuado del entorno para un niño pequeño.

Momo, siempre práctica, se levantó con cuidado, dejando al bebé en el sofá, envuelto en una manta seca.

—Voy a salir rápido a la tienda. Puedo comprar fórmula y pañales. Tú quédate con élla y asegúrate de que esté cómoda. No tardaré.

Nayeon asintió, observando cómo Momo se ponía su chaqueta y salía por la puerta con pasos decididos. Ahora, a solas con el bebé, la situación volvió a sentirse más intensa. Aunque había pasado toda la noche cuidándolo, Nayeon aún no se acostumbraba a la idea de tener una pequeña vida en sus manos.

El bebé la miró fijamente, con una especie de curiosidad silenciosa. Nayeon se sentó a su lado y le sonrió, aunque en su interior seguía preguntándose qué haría después.

—Oye, pequeña, no sé si alguna vez pensé que estaría en esta situación —le dijo en voz baja, como si el bebé pudiera entenderla—. No soy muy buena con los niños, pero haré lo mejor que pueda, ¿sí?

El bebé soltó un pequeño balbuceo, lo que hizo que Nayeon riera suavemente.

—Voy a tomarte eso como un "sí" —dijo, sintiéndose un poco más relajada.

Los minutos pasaron lentamente mientras Nayeon intentaba mantener al bebé distraído con lo poco que tenía a mano: una manta, un par de juguetes antiguos que había recibido de fans, y su voz, tarareando suavemente algunas canciones de su grupo. Para su sorpresa, el bebé parecía disfrutar de la música, calmándose al ritmo de su voz.

Poco después, Momo regresó con bolsas llenas de provisiones. Traía fórmula, biberones, pañales y algo de ropa para bebés.

—Listo, ya tenemos lo básico —dijo Momo mientras comenzaba a preparar un biberón—. Ahora solo falta alimentar a este pequeño y ver qué sigue.

Nayeon observó con asombro cómo Momo, con sorprendente habilidad, preparaba todo y comenzaba a alimentar al bebé. En cuestión de minutos, el niño estaba comiendo con calma, y Momo lo sostuvo con una destreza que Nayeon no sabía que su amiga poseía.

—Eres increíble, ¿lo sabías? —dijo Nayeon, admirada.

—Solo hago lo que puedo —respondió Momo con una sonrisa—. Me ayudó haber cuidado de mis primos cuando era más joven. Siempre hay que estar preparada para lo inesperado.

El resto de la mañana transcurrió en una extraña calma. El bebé, ahora alimentado y cambiado, se veía mucho más tranquilo. Pero la tensión no desaparecía del todo. Sabían que debían tomar una decisión pronto.

—Creo que deberíamos llamar a la policía, o al menos a los servicios sociales —dijo Nayeon finalmente, rompiendo el silencio—. Es lo mejor.

—Nay..se que suena alocado pero..

Idols and momsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora