𝓒𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 6

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𝓒apítulo 6: Sentimientos Inesperados

El proceso de adopción había comenzado oficialmente. Las entrevistas, evaluaciones y visitas domiciliarias mantenían a Nayeon y Momo ocupadas, más aún de lo que ya lo hacían sus apretadas agendas. Pero, curiosamente, ninguna de las dos se sentía abrumada por ello. Si bien el proceso era largo y agotador, ambas encontraban una extraña paz en la idea de cuidar juntas a la bebé.

Habían pasado varias semanas desde su última reunión con el trabajador social. A medida que se acercaba la próxima visita para evaluar su hogar, las dos habían pasado más tiempo juntas de lo habitual, reorganizando el apartamento de Nayeon para asegurarse de que cumpliera con los requisitos para la adopción. Aunque intentaban mantener las cosas profesionales, cada vez era más difícil ignorar la creciente tensión que se acumulaba entre ellas.

Una tarde, después de un largo día de trabajo, Momo llegó al apartamento de Nayeon para ayudar con los últimos detalles de la visita. Entró sin tocar, como solía hacer últimamente.

—¡Nayeon, llegué! —llamó, mientras se quitaba los zapatos en la entrada.

Nayeon salió de la cocina, sonriendo al verla.

—Perfecto, justo a tiempo. Estaba a punto de ordenar la habitación de la bebé —dijo, mientras secaba sus manos con un paño—. Creo que está todo casi listo, pero podríamos darle un último vistazo antes de la inspección.

Momo asintió, siguiéndola hacia la pequeña habitación que habían preparado con tanto esmero. Los colores suaves y los muebles pequeños le daban un toque acogedor, y ambas se quedaron en silencio por un momento, observando el espacio que pronto sería el refugio de la bebé.

—Se ve perfecto —dijo Momo suavemente, recorriendo la cuna con los dedos—. No puedo esperar a que esté aquí con nosotras.

Nayeon la miró de reojo, sonriendo ante su entusiasmo.

—Yo tampoco —admitió, cruzando los brazos sobre el pecho—. Es increíble cómo todo esto ha cambiado tan rápido. Nunca pensé que estaríamos aquí, haciendo esto.

Momo rió, aunque había un dejo de melancolía en su tono.

—Ni yo. Pero ahora, no puedo imaginarlo de otra manera. Todo se siente... correcto.

El silencio volvió a caer entre ellas, pero esta vez era diferente. Nayeon observaba a Momo, notando algo en ella que no había visto antes, o tal vez algo que había evitado ver. Las largas noches compartidas, las risas entre ellas, las miradas cómplices… había algo más que la mera amistad. Sin embargo, ese "algo más" la asustaba.

Momo, por su parte, también lo sentía. Desde que comenzaron a pasar más tiempo juntas, algo había cambiado en su relación con Nayeon. Era como si la conexión entre ellas se hubiese profundizado de una manera que no había anticipado. La cercanía física había llevado a una cercanía emocional que la dejaba confundida, pero también curiosa.

Finalmente, Momo rompió el silencio.

—Nayeon… —dijo, su voz más suave de lo habitual—. ¿Te has sentido diferente últimamente? Quiero decir… desde que comenzamos todo esto.

Nayeon se giró hacia ella, notando el cambio en el tono de su voz. Su corazón se aceleró, anticipando la dirección que la conversación podría tomar.

—¿Diferente cómo? —preguntó, aunque sabía muy bien a qué se refería.

Momo se mordió el labio, insegura de cómo expresar lo que sentía. Decidió lanzarse.

—No lo sé… es como si hubiera algo entre nosotras que antes no estaba ahí. Algo… más.

El corazón de Nayeon dio un vuelco. Esa era la conversación que había estado evitando, la que temía porque significaba enfrentar sentimientos que no había querido reconocer. Respiró hondo antes de hablar.

—Sí —admitió en voz baja—. Lo he sentido también.

Momo la miró, sus ojos brillando con una mezcla de alivio y confusión.

—¿Qué significa eso para nosotras? —preguntó, dando un paso más cerca de Nayeon, como si la distancia física entre ellas ya no tuviera sentido.

Nayeon bajó la mirada, luchando por encontrar las palabras adecuadas. Sabía que lo que estaba sintiendo era real, pero también sabía que todo esto era nuevo y aterrador.

—No lo sé —confesó—. Lo que sí sé es que me importa lo que tenemos, Momo. Lo que estamos construyendo. No quiero arruinarlo, pero… no puedo ignorar lo que siento.

Momo dio otro paso hacia ella, ahora tan cerca que sus manos casi se tocaban.

—Yo tampoco puedo —dijo en voz baja—. Pero, Nayeon… no estoy asustada. Sé que todo esto es complicado, con la bebé, nuestras carreras, pero… no quiero seguir fingiendo que esto no está pasando.

Nayeon levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Momo. La intensidad en ellos la desarmó, y sin pensarlo, dio un paso más hacia adelante, cerrando la distancia entre ambas. Sus corazones latían al unísono, y por un segundo, todo lo que las rodeaba desapareció.

—Momo… —susurró, sintiendo cómo el aire entre ellas se cargaba de algo más profundo que las palabras.

Pero antes de que pudiera decir algo más, Momo tomó su mano, entrelazando sus dedos. El simple contacto hizo que una corriente eléctrica recorriera su cuerpo, y Nayeon supo que no podía seguir ignorando lo que estaba sucediendo.

—Esto es real, ¿verdad? —preguntó Momo, su voz temblando ligeramente, pero llena de certeza.

Nayeon asintió lentamente, sus ojos fijos en los de Momo.

—Sí. Es real.

Por un momento, ninguna de las dos habló. No era necesario. El silencio entre ellas estaba cargado de una emoción palpable, de un entendimiento mutuo que no necesitaba ser expresado en palabras. Momo dio un paso más, hasta que sus cuerpos casi se rozaron, y Nayeon, sin pensarlo dos veces, cerró los ojos y se dejó llevar por el momento.

Pero justo cuando parecía que todo estaba a punto de cambiar, el teléfono de Nayeon sonó, rompiendo la burbuja de intimidad que se había formado entre ellas. Ambas se apartaron rápidamente, sorprendidas y un poco desorientadas por la repentina interrupción.

Nayeon, todavía con el corazón acelerado, sacó el teléfono de su bolsillo y miró la pantalla. Era el trabajador social.

—Es... es él —murmuró, y Momo asintió, recuperando el aliento.

—Contesta —dijo Momo, aunque todavía se sentía mareada por todo lo que acababa de pasar.

Nayeon contestó la llamada, su voz temblorosa.

—¿Hola?

La voz al otro lado era formal, pero cálida.

—Hola, Nayeon. Solo quería darles una buena noticia: hemos revisado todas las evaluaciones iniciales y estamos listos para proceder con la próxima fase del proceso de adopción. También podemos organizar una visita con la bebé en los próximos días, si les parece bien.

El corazón de Nayeon saltó, y miró a Momo, quien la observaba con expectación.

—Eso… eso sería increíble —dijo Nayeon, tratando de mantener la compostura—. Estamos listas.

Cuando colgó, se quedó en silencio por un momento, antes de girarse hacia Momo.

—Vamos a verla pronto —susurró, la emoción y la realidad golpeándola al mismo tiempo.

Momo, aún con la intensidad del momento anterior, sonrió. Pero ambas sabían que, más allá del proceso de adopción, algo había cambiado entre ellas. Y, aunque el futuro era incierto, ninguna de las dos podía negar lo que estaba floreciendo entre ellas, una conexión que había empezado como amistad y ahora se convertía en algo mucho más profundo.

Había mucho por descubrir, tanto sobre la bebé como sobre sus propios sentimientos, pero sabían que enfrentarían lo que viniera… juntas.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2024 ⏰

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