🎇【1】La inauguración.

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La Casa del Ratón, el proyecto más esperado de Mickey y sus amigos, finalmente estaba terminado.

Luego de semanas de arduo trabajo, los últimos toques habían sido colocados: luces, cortinas y los menús con los platos más deliciosos que podrían atraer a todos los personajes de Disney. Mickey, con su característica sonrisa entusiasta, observaba con orgullo cómo su visión se hacía realidad. 

A su lado, Minnie ajustaba un lazo en su cabeza, siempre atenta a los detalles, mientras Goofy intentaba no tropezar con las mesas recién colocadas. 

— ¡Chicos, lo logramos! —exclamó el ratón, agitando las manos en el aire—. Esta va a ser la mejor inauguración de todas.

Donald como siempre, bufó mientras ordenaba unas sillas.

— ¡Espero que valga la pena! ¡Este lugar tiene que ser un éxito! —pero en el fondo, incluso él estaba emocionado por lo que estaba por venir.

Todos se preparaban para el gran momento: la apertura oficial de la Casa del Ratón, un lugar donde todos los personajes de Disney podrían reunirse, desde los héroes hasta los villanos. La idea de reunir a todos bajo un mismo techo era atrevida, pero eso no asustaba a Mickey.

Sabía que era una oportunidad única para hacer algo mágico.

— ¡Sí! Incluso cuando los villanos vengan al lugar todo será más entretenido —se atrevió a decir Daisy al ordenar lo último de su escritorio.

La palabra "Villanos" hizo que Donald pusiera cara de nervioso al instante.

— ¡Vi! ¡¿Vi-Villanos?! —saltó un poco asustado por detrás de las mesas.

—Oh relájate Donald, todo el mundo sabe que los Villanos son malvados, oscuros y perversos de todo el mundo, pero mientras estén aquí no harán ninguna cosa maligna, al menos que yo lo diga. Lo cual es algo que está alejado de mis principios.

— ¡Es fácil para ti decirlo, tu eres el dirigente de este lugar! —chilló el pato un poco suspicaz. Pero al parecer, el pequeño ratón no comprendía su acto de envidia.

—Awww gracias Donald.

—No era un cumplido. 

En ese momento, Minnie, siempre la voz de la razón, intervino suavemente.

—Tranquilos, chicos. Todo va a salir bien, sólo falta asegurarnos de que todo esté perfecto antes de la gran noche.

—Muy bien, repasemos nuestros puestos de trabajo —desplegó una hoja de papel que sacó de su saco —. Goofy tú serás el jefe de camareros.

— ¡Entendido Capitán! —gritó Goofy, balanceándose con una bandeja de copas en las manos.

—Daisy, maneja las reservas y salidas en el club. Minnie, asegúrate de que todo esté bien entre bastidores. Clarabelle, te encargarás de los cotilleos. Este...—sacó un megáfono para gritarle gentilmente a un alto caballo negro— ¡Horace, tú proyectarás las caricaturas para los invitados!

— ¡Fuerte y claro, jefe! —le respondió Horace con un pulgar hacia arriba.

—Pluto, mi buen chico, serás mi asistente —se acercó a su sabueso y le dio ligeras palmaditas a su cabeza—. Y Donald...—se sobresaltó al ver que su amigo estaba parado frente a él, con una sonrisa exagerada, mostrando todos sus dientes.

Era obvio que él esperaba un cargo mucho más alto. Quizás el nuevo dirigente del House of Mouse, para luego ser suplantado por House of Duck. 

Pero, como se esperaba, el pobre estaba maldito con mala suerte; nada resulta como él planea.

Amantes malditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora