Capítulo 19: Nuevas personas

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Miércoles 27 de septiembre de 2025.

La noche había caído sobre el refugio, envolviendo la casa en una suave oscuridad iluminada solo por la tenue luz de la luna. El sonido del viento a través de los árboles creaba un ambiente de calma, un contraste notable con las tensiones que a menudo se vivían en el exterior. Todos los miembros del grupo se habían ido a dormir, agotados después de un día lleno de risas y recuerdos compartidos.

Minho y Mingi, sin embargo, habían quedado de guardia, sentados en el porche trasero, atentos a los ruidos de la noche. La noche había comenzado a ser más fría, y el sonido de la naturaleza se había vuelto un tanto más inquietante. Mingi se estiró, sus músculos cansados después de estar de pie durante horas.

—¿Crees que esta noche estará tranquila? —preguntó Mingi, rompiendo el silencio.

—Lo espero —respondió Minho, mirando hacia el bosque que rodeaba el refugio—. No hemos tenido problemas en los últimos días.

Pero el momento de tranquilidad se rompió repentinamente. En la distancia, un sonido de pasos sigilosos resonó, y ambos alfas se pusieron alerta, intercambiando miradas. La tensión en el aire era palpable mientras se acercaban a la esquina de la casa, intentando discernir lo que ocurría.

De repente, un grupo se asomó a la casa con cautela. Eran seis personas: dos mujeres,tres hombres y un bebe en los brazos de uno de los hombres.

Al acercarse, Minho notó que uno al alfa ayudaba a la omega, que cojeaba, su tobillo torcido claramente visible.

—¿Qué sucede? —preguntó Mingi, levantándose rápidamente y acercándose.

La omega, que parecía estar en dolor, era atendida por el alfa, quien se presentó con un tono de voz tranquilo.

—Soy Choi San —dijo, ayudando a Nayeon a sentarse en el escalón—. Esta es Im Nayeon, y necesitamos ayuda. Ella se torció el tobillo mientras tratábamos de evitar a unos merodeadores.

Wooyoung, el otro hombre, añadió rápidamente:

—Soy Jung Wooyoung, su pareja. Traemos a nuestra hija, Haerin, en brazos. Está dormida, y queremos asegurarnos de que esté a salvo.

Minho miró a Mingi, luego volvió su atención al grupo.

—¿Cuántos son? —preguntó, sintiendo un impulso protector.

—Solo nosotros seis —respondió Yunho, con un tono nervioso—. Pero necesitamos ayuda. No sabemos si nos seguirán.

—Pasen adentro —dijo Minho, haciendo un gesto para que entraran—. Pueden quedarse aquí mientras evaluamos la situación.

Mientras todos se movían hacia adentro, Nayeon se quejaba levemente al intentar apoyarse en su pie lastimado. Minho se acercó y le ofreció su brazo para ayudarla.

—Lo siento —dijo ella, sonrojándose—. No quería causar problemas.

—No es un problema. Solo queremos asegurarnos de que estés bien —respondió Minho, llevando a Nayeon al sofá en la sala principal.

San y Wooyoung se acomodaron cerca de ellos, tratando de consolar a la pequeña Haerin mientras dormía en brazos de su padre. Jihyo observaba con preocupación hacia la ventana, buscando cualquier señal de peligro.

Minho miró a Mingi, que se había acercado a la ventana para ver el exterior.

—Voy a revisar la zona. No quiero que algo nos tome por sorpresa —dijo Mingi, dejando la sala.

Minho asintió, sintiendo la responsabilidad de proteger a los nuevos. Se volvió hacia Nayeon, que aún estaba sentada, con la pierna elevada sobre una almohada.

Vida Entre Las Ruinas -Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora