Capítulo 23: Un invierno de incertidumbre

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Miercoles 20 de diciembre de 2025

El invierno había llegado con su fuerza helada, pintando de blanco el paisaje que rodeaba el refugio. La nieve cubría el suelo en capas gruesas, creando un silencio sepulcral que parecía atenuar incluso el sonido de los muertos errantes más cercanos. El grupo, ahora fortalecido por nuevos miembros, había sobrevivido juntos varios meses de incertidumbre, escasez y esperanza.

La rutina dentro del refugio era metódica, marcada por labores compartidas que mantenían a todos ocupados. Desde las expediciones fallidas hasta las que les habían permitido traer comida y suministros, los últimos meses habían sido una mezcla constante de victorias y fracasos.

Algunas de las expediciones más recientes habían sido catastróficas. En septiembre, una salida liderada por Mingi y Minho en busca de combustible había salido terriblemente mal cuando una horda inesperada los había acorralado en una gasolinera en ruinas. Yunho y Jihyo, que iban con ellos, lograron regresar con una pequeña cantidad de combustible, pero no sin pagar el precio de un enfrentamiento desgastante que dejó a Mingi herido en el brazo.

Pero no todo había sido malo. En noviembre, Seonghwa y Hongjoong encabezaron una expedición más exitosa que llevó a una fábrica de conservas cercana. Allí encontraron suficientes latas para alimentar al grupo por varios meses. Aun así, la falta de variedad en la comida y la creciente tensión del encierro mantenían al grupo en un estado de ansiedad constante.

La mañana del 20 de diciembre amaneció fría y tranquila. Yunho estaba en la cocina junto a Mingi, revisando las provisiones mientras discutían sobre las futuras expediciones.

—La nieve hace que sea más difícil moverse rápido, pero si podemos llegar al supermercado al sur, podríamos conseguir algunas cosas frescas —comentó Yunho, mientras revisaba el cuaderno donde anotaban lo que faltaba en el almacén.

—A este paso, tendremos que empezar a considerar la caza. Lo bueno es que los animales parecen haber vuelto con la nieve —respondió Mingi, quien había desarrollado una gran camaradería con Yunho desde que él y su grupo se habían unido.

Los dos compartieron una sonrisa cansada. Yunho había encontrado en Mingi un amigo confiable, alguien en quien apoyarse en los días difíciles. Su relación había evolucionado de una simple cooperación a una amistad profunda basada en la confianza y la comprensión.

En otro rincón del refugio, Seungmin y Bang Chan trabajaban en la reparación de una estufa improvisada para mantener el calor en el lugar. Había una ligera tensión entre ellos, no por falta de afecto, sino por la incertidumbre sobre lo que realmente eran el uno para el otro.

—No podemos seguir evitando el tema, Chan —dijo Seungmin, sin apartar la vista de las herramientas que tenía en la mano.

Chan, quien estaba concentrado en ajustar una pieza del equipo, detuvo su trabajo un segundo y lo miró.

—Lo sé, Seungmin, pero las cosas ya son complicadas como están. No quiero arruinarlo —respondió en voz baja, como si temiera que decirlo en voz alta pudiera romper la burbuja que habían construido entre ellos.

—Ya estamos arruinados, Bang Chan. Al menos intentémoslo —insistió Seungmin con una mezcla de determinación y cansancio.

Chan no respondió de inmediato, pero el silencio que siguió fue suficiente para que ambos supieran que el tema no quedaría ahí.

En otra área del refugio, Jongho y Yeosang cuidaban a su hija,Soo Young, que casi cumplía nueve meses. La pequeña era uno de los pocos rayos de luz en un mundo tan oscuro, y su risa resonaba en los pasillos del refugio, rompiendo brevemente la atmósfera tensa.

—Va a ser su primera Navidad —dijo Yeosang con una sonrisa mientras observaba a Soo Young gatear por el suelo.

—No es la Navidad que me imaginaba, pero al menos estamos juntos —respondió Jongho, sosteniendo un juguete que le había hecho a la bebé con trozos de madera que había encontrado.

Yeosang lo miró con amor. A pesar de las dificultades, su relación seguía siendo sólida, una roca en la tormenta de caos que los rodeaba.

Mientras tanto, en el patio exterior, San y Wooyoung se turnaban para cuidar a su hija, Haerin. La niña, que ya tenía un año, corría felizmente por la nieve mientras sus padres se aseguraban de que no se alejara demasiado.

—¿Quién hubiera pensado que terminaríamos así? —comentó San, observando a su pequeña con una mezcla de asombro y amor.

—Sí, quién lo hubiera dicho —respondió Wooyoung con una sonrisa—. A veces me parece surrealista, pero al mismo tiempo, no lo cambiaría por nada.

San asintió, sabiendo exactamente lo que Wooyoung quería decir. Habían pasado por tanto, pero habían encontrado una familia en medio de la desesperación. Con Haerin, habían descubierto un propósito mayor que solo sobrevivir.

Dentro, Changbin estaba ayudando a Felix a reorganizar algunas cajas en el almacén, aunque la tensión entre ellos seguía siendo palpable.

—Podrías haberme dejado hacer eso solo —dijo Felix, con un tono seco mientras levantaba una de las cajas pesadas.

—Es más fácil si lo hacemos juntos —respondió Changbin, sin darle mucha importancia al comentario.

Felixlo miró de reojo, frustrado no solo por el hecho de que Changbin siempre encontraba una forma de involucrarse, sino también por la extraña atracción que sentía hacia él, algo que le irritaba profundamente.

—Siempre tan complaciente —murmuró Felix, más para sí mismo.

Changbin, sin embargo, lo escuchó y sonrió de manera casi imperceptible. Sabía que Felix no se lo pondría fácil, pero de alguna manera, eso lo hacía más interesante.

En el centro del refugio, Minho y Jisung compartían un momento de calma, lejos del caos de las expediciones fallidas o las decisiones difíciles. Jisung estaba sentado en el regazo de Minho, con su cabeza apoyada en el hombro de su pareja.

—¿Crees que alguna vez esto terminará? —preguntó Jisung, en un susurro que apenas rompía el silencio del cuarto.

Minho, sin decir una palabra, lo abrazó más fuerte. No había respuestas claras, pero mientras tuvieran momentos como ese, sabían que podrían seguir adelante.

El 20 de diciembre de 2025 se perfilaba como un día más en el refugio, pero en el aire se sentía el peso de la inminente Navidad. No sería una celebración tradicional, pero todos estaban decididos a encontrar algo de luz, aunque fuera un instante, en medio del invierno más duro que jamás hubieran enfrentado.

El aire helado de invierno arremolinaba la nieve alrededor del refugio, pero dentro, la calidez y la anticipación se sentían palpables. Las paredes de cemento, que habían sido su fortaleza durante tantos meses, parecían más acogedoras ahora que el grupo se preparaba para celebrar una Navidad diferente. Aunque no era la Navidad que todos alguna vez imaginaron, se aferraban a la pequeña chispa de esperanza y normalidad que este día prometía. En ese mundo donde cada día parecía una lucha interminable, este 24 de diciembre era una promesa de paz, aunque solo fuera por unas horas.

Los últimos días habían estado llenos de preparativos. No había pavo, ni adornos brillantes, pero eso no importaba. Seonghwa y Hongjoong habían logrado confeccionar algunas decoraciones con restos de cintas y telas desgastadas. En un rincón, una pequeña rama de pino adornada con lo que podían encontrar servía como su árbol de Navidad improvisado.

Vida Entre Las Ruinas -Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora