Capitulo 25:Entre el Dolor y la Supervivencia

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El aire dentro del autobús era denso, cargado no solo por el frío que se filtraba desde el exterior, sino por el dolor que había dejado la huida. La ausencia de Jihyo se sentía como una sombra oscura que pesaba sobre los corazones de todos. Había sido una amiga, una luchadora, alguien que siempre estuvo allí cuando la necesitaban. Ahora, su muerte se cernía sobre el grupo como una nube pesada que no podían disipar.

Nayeon estaba sentada en el fondo del autobús, con la mirada perdida en el suelo. Sus manos temblaban ligeramente, aunque trataba de ocultarlo. Había pasado tanto con Jihyo, desde antes del apocalipsis hasta ahora. Ellas habían sido más que amigas; Jihyo era prácticamente su hermana. Sentía como si una parte de ella hubiera sido arrancada, dejándola vacía y sin fuerzas.

Wooyoung estaba al lado de San en el auto, pero su mente no estaba en el presente. Seguía reviviendo los últimos momentos en el refugio, el caos, el pánico, y la imagen de Jihyo siendo mordida por los caminantes. Cerró los ojos, deseando poder cambiar lo que había pasado, deseando haber hecho algo más, cualquier cosa que pudiera haber salvado a su amiga. La pérdida era una herida abierta que no sabía cómo cerrar.

Yunho, en el vehículo que compartía con Mingi y Minji, trataba de mantener la compostura, pero el dolor se filtraba en cada respiración. Él había luchado junto a Jihyo, la había visto enfrentarse al peligro innumerables veces con valentía. Ahora, solo quedaban recuerdos, y el peso de no haber podido protegerla le oprimía el pecho como una losa.

Mientras el grupo se desplazaba por el paisaje desolado, el silencio era casi insoportable. Nadie sabía qué decir. Las palabras parecían insuficientes, vacías ante la enormidad de la pérdida. La muerte se había convertido en una parte inevitable de sus vidas, pero eso no la hacía más fácil de soportar.

Minho, sentado al volante del autobús, mantenía la vista fija en el camino. Aunque su expresión era firme, por dentro luchaba con su propia angustia. A su lado, Jisung miraba por la ventana, sus ojos nublados por las lágrimas que no dejaba caer. El autobús era grande, pero la atmósfera era sofocante, y Jisung sentía como si estuviera atrapado en una pesadilla de la que no podía escapar.

Después de un largo trecho de silencio, Minho finalmente habló, con la voz baja y suave, casi como si no quisiera romper la frágil quietud que los envolvía.

-Jisung, no fue tu culpa.

Jisung cerró los ojos, tratando de contener el torrente de emociones que amenazaba con desbordarlo. Había estado en esa situación antes, viendo a personas morir, pero esta vez era diferente. Jihyo no era solo otra víctima del apocalipsis. Era una amiga, alguien que había compartido sus miedos, sus esperanzas. Alguien que había luchado junto a ellos.

-Podría haber hecho más -respondió Jisung con la voz quebrada, apenas audible-. Yo... estaba allí. Y no pude salvarla.

Minho respiró hondo, sintiendo el dolor de Jisung como si fuera propio. Giró brevemente la cabeza para mirarlo, observando cómo su omega se encogía sobre sí mismo, con las manos apretadas en su regazo. Minho quería alcanzar su mano, consolarlo de alguna manera, pero necesitaba mantener el control del autobús. El peso de la culpa de Jisung era palpable, y Minho sabía que no podía simplemente hablarle de ello. Tenía que hacerlo entender, de alguna manera, que no estaba solo en este dolor.

-Lo hiciste lo mejor que pudiste -dijo Minho, con una voz firme pero suave-. Ninguno de nosotros pudo prever lo que pasaría. No es tu culpa, Jisung. No podemos salvar a todos.

Jisung dejó escapar un suspiro tembloroso, incapaz de controlar las lágrimas que finalmente comenzaron a caer. Se sentía impotente, y aunque sabía que Minho tenía razón, no podía dejar de reprocharse a sí mismo.

Vida Entre Las Ruinas -Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora