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Horas después, tras regresar a Grimmauld Place, Hermione estaba sentada al borde de la cama, con las manos temblorosas. Fleur, recostada, se recuperaba del ataque, pero la tensión emocional seguía allí, palpable en el aire.

—No puedo seguir haciendo esto —dijo Hermione finalmente, rompiendo el silencio—. Cada vez que te veo en peligro, siento que voy a perderte. Y no puedo soportarlo.

Fleur, débil pero alerta, se incorporó lentamente, sus ojos azules clavados en los de Hermione.

—No voy a dejar que me pierdas, Hermione. No ahora, no después de todo lo que hemos pasado. Sé que esto es difícil, pero no podemos permitir que el miedo controle nuestras vidas.

—Pero es más que eso —dijo Hermione, levantándose de la cama y caminando de un lado a otro—. No se trata solo de la guerra. Se trata de nosotros. Estoy asustada. Tienes tantas conexiones con los Weasley, con Bill... y aunque sé que estás aquí conmigo, no puedo evitar sentir que hay algo que nos sigue separando.

Fleur se levantó, aunque tambaleante, y se acercó a Hermione, deteniéndola con suavidad. Puso sus manos en las mejillas de Hermione y la obligó a mirarla a los ojos.

—Escúchame, por favor. Ya no hay nada entre Bill y yo. No hay nadie más que tú. Lo que siento por ti es algo que nunca antes había sentido por nadie. Pero si no puedes confiar en eso, si no puedes confiar en mí, entonces nunca superaremos esto.

Las palabras de Fleur fueron directas, pero llenas de amor. Hermione sintió las lágrimas acumulándose en sus ojos, y todo el miedo, la inseguridad y el amor reprimido finalmente salió a la superficie.

—Confío en ti —susurró Hermione, apenas capaz de hablar—. Te amo, Fleur. Pero todo esto es tan nuevo para mí, y nunca imaginé sentirme tan vulnerable.

Fleur sonrió suavemente y la abrazó, envolviéndola en sus brazos.

—Yo también te amo, más de lo que las palabras pueden explicar. Y aunque no sé cómo acabará la guerra, sé que quiero estar contigo, Hermione. No importa lo que pase.

Hermione sintió el calor de Fleur, el latido de su corazón, y supo en ese momento que, a pesar de los desafíos que enfrentaban, estaban destinadas a estar juntas.

La guerra continuaría, las batallas serían difíciles, pero mientras tuvieran el uno al otro, serían imparables

Encantamientos y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora