La misión en la Mansión Malfoy fue brutal. Los hechizos volaban de un lado a otro, y el caos reinaba mientras la Orden luchaba por abrirse camino hacia la prisión subterránea donde Voldemort había mantenido cautivos a sus enemigos. Fleur y Hermione luchaban lado a lado, como siempre lo hacían, con una sincronización perfecta que parecía casi instintiva.
En un momento crítico, Bellatrix Lestrange apareció, lanzando una ráfaga de hechizos oscuros hacia Fleur. Hermione, con el corazón acelerado, corrió para protegerla, lanzando un poderoso **Protego** que bloqueó el ataque en el último segundo. Pero Bellatrix no se detuvo.
—¡Oh, mira lo que tenemos aquí! —se burló Bellatrix con su risa desquiciada—. La pequeña sangre sucia protegiendo a su amante. ¡Qué conmovedor!
La rabia llenó a Hermione al escuchar esas palabras. Bellatrix era el símbolo de todo lo que estaba mal en el mundo mágico, y ahora, estaba amenazando lo más importante para ella: Fleur.
Sin pensarlo dos veces, Hermione lanzó un hechizo que derribó a Bellatrix, pero la batalla no terminó allí. Fleur, con la misma furia contenida, lanzó un encantamiento que desarmó a Bellatrix, enviando su varita volando por los aires.
—Nunca más te atrevas a tocarla —dijo Fleur, con una voz firme y fría, sus ojos brillando con furia.
Bellatrix, desarmada y sorprendida por el ataque coordinado, desapareció en un torbellino de humo negro, maldiciendo a ambas mientras se retiraba.
El campo de batalla finalmente quedó en silencio. Hermione, con la respiración entrecortada, miró a Fleur. Ambas estaban cubiertas de polvo y heridas, pero seguían de pie, vivas y juntas.
—Lo logramos —susurró Fleur, acercándose a Hermione y tomando su mano.
Hermione, aún temblando por la adrenalina y el miedo, la abrazó con fuerza.
—Lo logramos —repitió Hermione, sintiendo cómo el peso de todo lo que habían enfrentado comenzaba a desaparecer—. Y siempre lo haremos, mientras estemos juntas.
A lo lejos, se escucharon los gritos de victoria de la Orden. Voldemort había sido derrotado, y la paz finalmente comenzaba a asentarse en el mundo mágico.
Pero para Hermione y Fleur, la verdadera victoria era haberse encontrado, haberse amado en medio de la oscuridad, y haber salido juntas al otro lado.
