Capítulo seis: Detención

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Naruto iba a llorar.

Iba otra vez tarde y justamente a clases del viejo Hiruzen. Saludó de soslayo al guardia en la entrada y empezó a correr.

No prestaba atención, estaba sólo concentrado en llegar a tiempo. Pero veía su reloj en su muñeca, se quiso dar un golpe iba cinco minutos tarde. Cuando se había prometido a sí mismo que empezaría a llegar temprano.

Pero es que así era su vida, se trasnochaba ayudando a su abuela o pasaba horas tras horas en el hospital acompañando y siendo de ayuda en algo con los incidentes menores.

Él adoraba a su abuela, más que a nada en su vida. Después de la muerte de sus padres hace diez años, su vida había cambiado en un giro radical. Y agradece que su abuela se haya hecho cargo. Que le haya brindado amor, comprensión, estudios, dinero.

Siempre y para siempre estará agradecido con ella.

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se dió cuenta que se estaba acercando peligrosamente hacia otra persona. Y al alzar sus ojos para ver e intentar esquivar, fue muy tarde. Se chocó contra un duro pecho.

Abrió los ojos nervioso y sólo podía ver una camisa negra. Y unos brazos agarrándolo de la cadera para que no se cayera.

«¿Por qué?»

Sinceramente el universo lo odiaba. Más que eso, quería verlo sufrir lentamente.

—Señor Uzumaki, rara manera de dar los buenos días —dijo la persona. Naruto temblorosamente alzó la mirada para toparse con unos profundos ojos negros.

Ojos que conocía ya de memoria, pero jamás los había visto tan cerca. La oscuridad en ellos hablaba de un pasado casi igual. También se dió cuenta que estaba mirando los ojos de su profesor por mucho tiempo.

Sintiendo como sus mejillas se ponían totalmente rojas, desvío la mirada y dió un paso atrás. Para intentar soltarse del agarre de su profesor, que sin dudas, duro unos segundos más. Naruto lo dejo pasar y se inclinó para disculparse y también para que no notara su vergonzoso sonrojo.

—Perdon, profesor —se disculpó y en el momento que se inclinó vio la hora en su reloj naranja.

Increíble, ahora iba diez minutos tarde. Y antes de que su profesor dijera algo o lo regañara empezó a correr a su siguiente aula. Mientras sus mejillas seguían calientes por vergüenza.

Negó con un suspiro cansado, ahora tenía que subir más escaleras.

«Bendito colegio, con sus benditas escaleras»

Siempre estará en contra de ellas y será su enemigo número uno. Es más, el día que no exista algún enemigo de las escaleras, ese día él había fallecido. Negó con una risa divertida. Y empezó a subir las escaleras, aún sin voltear a ver a su profesor.

Sólo espera que no lo haya tomado a mal y que se ponga más estricto y duro con él. Realmente esperaba que no sea así, porque con el equipo, las clases, la clínica y ahora detenciones no sabía a dónde iba a dar.

Al estar ya en la puerta del aula, se acercó con suavidad y tocó de la misma manera.

«Abre, por favor, abre»

Unos segundos después lo estaba saliendo la vieja cara de su viejo profesor, Naruto estaba totalmente desconcertado, su profesor ya debería haberse jubilado, podía estar tranquilo en su casa.

«No fastidiando mi existencia»

El viejo alzó su ceja con la típica expresión en su amargado rostro, Naruto quería devolverle la acción, pero se contuvo. No quería reportes, era su último año de colegio, tiene que comportarse.

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