Capítulo cinco: Galletas

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—Recuerdame, ¿por qué estamos haciendo galletas a las 10 de la noche? —preguntó medio dormido Shikamaru.

Estaban en la cocina del rubio, Naruto había invitado a Shikamaru a una pijamada. Y ahora estaban haciendo galletas.

—Para el profesor Uchiha, cabeza de piña —explicó por décima vez en la noche el Uzumaki con la misma tranquilidad de la primera vez. Shikamaru estaba más dormido que despierto.

La abuela del rubio estaba en turno del hospital y no llegaría hasta mañana y Naruto había llamado a Shikamru diciéndole que no quería estar solo, ya que aún se sentía débil por la enfermedad.

Y como estaban en videollamada, Shikamaru no se pudo negar a los ojitos azules de su mejor amigo, así que volteando los ojos divertido accedió. Y aquí estaban. Habían terminado de hacer tareas, se pusieron a ver una película.

Y de la nada el rubio se había levantado de la cama diciendo que tenía que hacer galletas y aquí estaban, haciendo galletas de chocolate, de vainilla y de chispas de chocolate.

—¿Por qué? —preguntó el Nara con un bostezo mal dismulado. A su lado el rubio soltó una risa y siguió amasando la masa de las galletas de chocolate que eran las últimas.

—Porque me dejó dar el exámen e igual quería hacer galletas, por eso estoy haciendo tus favoritas y las de Hina —recitó Naruto, mientras agarraba un molde para darle forma a las galletas.

El rubio estaba tan inmerso en su tarea, que no se había dado cuenta que estaba manchado de harina en la cara. Shikamaru se quedó mirando y sin pudor alguno le lanzó un trapo de cocina en la cara.

—¡¿Qué diablos, hombre?! —Naruto estaba exaltado, mientras se quitaba el trapo de su cara.

—Tenias harina en la cara —Se encogió de hombros el Nara. Con una sonrisa cómplice.

Naruto refunfuño algunas palabras que sonaron como:

“Yo y mis ganas de hacerme amigo de un dormilón”

“Eso me pasa por no agarrarme bien del árbol hace tantos años”

Shikamru estaba más que divertido, porque Naruto estaba refunfuñando muy parecido a su mamá, cuando le decía, que debió haberse cuidado o mejor, tomarse esa pastilla. De ese modo no tenía que batallar con él.

Así que soltó una risa con ganas, al ver que el rubio le devolvió la mirada enojado y con las manos en su cadera.

Exactamente igual a su mamá.

—Deja de estarte riendo, Shikamaru y pon a calentar el horno —ordenó Naruto y seguía sonando igual que su mamá. Haciéndo caso el Nara fue a prender el horno. Después de ajustarlo a la temperatura correcta se acercó para ayudar a Naruto.

Así pasaron la noche haciendo galletas y Shikamaru robando por segundos las chispas de chocolate, ganándose un regaño y una que otra palmada en las manos, cortesía de su mejor amigo.

Pero Shikamaru seguía pensando, Naruto sólo estaba haciendo galletas en agradecimiento, nada más. No sabe porque tenía un presentimiento con respecto a eso.

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