「¿Que sucedió durante el salto temporal? 」
SIETE AÑOS HAN PASADO desde la muerte de Rick Grimes, años en los que Samara y Carl enfrentaron desafíos, y no solo con la comunidad que ahora lideraban, si no con la nueva responsabilidad que tenían.
Un d...
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Samara parecía una persona completamente normal, tan normal que logró esconder su embarazo del resto de la comunidad por seis largos meses. Pero al séptimo, ¡boom!, su barriga explotó como un globo gigante. Ya no había forma de ocultarlo: parecía que llevaba un ejército entero ahí adentro. Cada vez que alguien mencionaba su nueva y prominente panza, la reacción de Samara era todo un espectáculo. Primero se ponía a llorar desconsoladamente, como si le hubieran dicho que su bebé planeaba conquistar el mundo. Pero después, cambiaba de humor más rápido que un rayo y se enojaba con la misma persona que lo mencionaba, diciéndoles que eran insensibles, y luego... volvía a llorar. Era una montaña rusa emocional sin frenos.
A sus amigos les daba un poco de gracia, aunque no lo decían en voz alta porque Samara estaba lista para lanzar cualquier cosa que tuviera a la mano. Aun así, la cuidaban como si fuera una delicada bola de cristal que podría romperse en cualquier segundo. Iban detrás de ella como si fuera un bebé gigante a punto de tropezar con sus propios pies. Pero lo que nadie sabía era que Samara, en secreto, escapaba de la comunidad para matar unos cuantos caminantes cuando sentía que se volvía loca de tanto drama. A pesar del embarazo, seguía siendo la misma chica intrépida... al menos cuando no estaba ahogada en lágrimas.
Los únicos síntomas que realmente la afectaban eran sus repentinos cambios de humor y algún que otro mareo de vez en cuando, pero eso no le quitaba el gusto por los desafíos.
─ Tú no estás embarazada, ¡yo estoy embarazada! ─soltó Samara de golpe, desbordada de frustración, señalando a Carl, quien la miraba sin saber si reír o correr.
─ ¡Tuve mareos! ─respondió Carl, levantando las manos en defensa.
─ ¡Es porque no has dormido en tres días, gracias a tu estúpida alucinación de que un caminante va a subir las escaleras, abrirme el vientre y robarse a nuestro bebé! ─Samara estaba a punto de explotar como su propia barriga.
─ ¡No griten, le hacen daño a la criatura! ─intervino John desde una esquina, preocupado de que tanto alboroto afectara al bebé.
─ ¿Qué criatura? ─preguntaron Carl y Samara al mismo tiempo, con el ceño fruncido.
─ ¡Yo! ─exclamó John, señalándose con ambas manos como si fuera obvio.
Samara puso los ojos en blanco, pero se levantó de golpe, señalando a ambos con una mano temblorosa. ─ ¡Me van a llevar a la tumba cualquiera de estos días, lo juro!
Se marchó de la habitación dando pisotones, aunque caminar con esa barriga y su pierna herida hacía que el "pisotón" pareciera más bien un tambaleo. John y Carl intercambiaron miradas de pánico por unos segundos, hasta que recordaron que estaban en el segundo piso.
