Cap 10.

83 10 10
                                    

 Luz de mi vida, fuego de mis entrañas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

... Luz de mi vida, fuego de mis entrañas...

... Dame esas monedas de oro, dame esas monedas...

El éxtasis explotó de manera repentina y Jeongin arqueó su espalda, mientras la boca de Hyunjin, en su trasero, seguía haciendo maravillas. Gimió sin control alguno, arrugando las sábanas bajo él, mientras su semen se derramaba en su vientre y sus párpados revolotearon en el techo, antes de soltar una risita sin control.

Sei delizioso —gruñó Hyunjin, y Jeongin jadeó.

—¡Basta! —exclamó el omega—. ¡No me sigas hablando así, Hyunjin, que me pongo demasiado cachondo por tu culpa!

Hyunjin también se rió por sus palabras, enderezándose para subirse sobre Jeongin y besarle en la boca. El omega ronroneó con felicidad, tanto por el orgasmo que tuvo como por tener al alfa sólo para él en ese momento.

Era su segundo día en Roma como tal. El anterior visitaron algunas atracciones, como la Fontana di Trevi, una de las fuentes más famosas del país.

—Muestra al dios Océano domando unos hipocampos —le decía Jeongin a Hyunjin, maravillado mientras veía las cristalinas aguas— mientras está en su carroza guiada por dos tritones, mira —apuntó al lugar antes de soltar una risa—. Hay una tradición que dice que si lanzas una moneda vas a volver a Roma, si lanzas dos tendrás un nuevo romance y si lanzas tres te vas a casar...

—Ah, ¿sí? —Hyunjin enarcó una ceja.

—... o te vas a divorciar —el omega le sacó la lengua y Hyunjin le pellizcó la nariz—. Voy a lanzar una, espero volver en el futuro.

—Vamos a volver —aseguró Hyunjin.

Jeongin dejó caer el euro en las aguas, mientras que el alfa lanzó tres, ignorando la mirada del omega.

Luego fueron al palacio del Quirinale, la sede presidencial del jefe de Estado de Italia. Habían reservado una visita para observar las obras de arte, muebles y tapicería que albergaba junto con los jardines, desde donde podías contemplar la ciudad ya que se encontraba en la más alta de las colinas de Roma.

—Son los Dioscuros Cástor y Pólux —comentó Jeongin cuando vieron el obelisco a las afueras del palacio—, Cástor era famoso porque podía domar caballos, mientras que Pólux era un gran luchador de cuerpo a cuerpo.

—No sabía que te gustaba tanto la historia —dijo Hyunjin.

Jeongin sonrió con algo de vergüenza.

—¿Te estoy aburriendo? Lo siento —se disculpó.

—¿Qué? No, claro que no —Hyunjin sacudió la cabeza en señal de reprobación—. Nada de eso. Sólo que me sorprendió un poco, Innie. Nunca parecías interesado en la historia.

Made in Gold (Hyunin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora