Shen Qingqiu, hastiado por la presencia de su peculiar Shidi, se ve forzado a entablar negociaciones con una enigmática familia para evitar compartir espacio con él. Pero lo que comienza como un intento de evasión se convierte en un algo más cuando...
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El proclamado dios de la guerra resultaba ser en realidad un hombre de rutinas.
Shen Qingqiu notó cómo, cada vez que regresaba a la secta, este hombre llegaba con una especie de necesidad renovada de discutir con él. Por eso, buscaba cualquier oportunidad para enfrentarse en discusiones, que por lo general eran físicas, ya que sin duda alguna Shen Qingqiu ganaría las que eran verbales.
Aunque las peleas entre Shen Qingqiu y Liu Qingge eran algo común, dejaban fastidiado no solo a los involucrados, sino también al resto de los miembros de la secta.
Shen Qingqiu había descubierto un uso práctico para la molestia constante que Liu Qingge representaba en su vida: le proporcionaba la excusa perfecta para escapar de la secta. Aprovechaba la oportunidad para quejarse de que la presencia de Liu Qingge le irritaba tanto que necesitaba un descanso de su existencia. Rápidamente se ofrecía para la misión más lejana a la secta, encontrando en ello una salida conveniente. Lo más oportuno era que Yue Qingyuan, valorando la paz entre sus hermanos marciales y siendo peculiarmente indulgente con Shen Qingqiu, le permitía partir a esas misiones sin mayores impedimentos.
Todo este asunto incluso había llegado al punto en que, ni bien Liu Qingge había terminado de poder un pie Cang Qiong, un pergamino con los detalles de una nueva misión convenientemente lejana ya estaría esperando en el escritorio de Shen Qingqiu. Un especie de acuerdo tácito entre el líder de secta, sus hermanos marciales y él.
Obviamente, no siempre había misiones que fueran adecuadas para dar a un señor del pico, por ello era común que terminara arrastrado en busqueda de plantas medicinales para Qian Cao, discusiones comerciales para An Ding e incluso buscando telas curiosamente mortales para Xian Shu.
Por primera vez en dos años, desde que se habían convertido en señores del pico, estaban técnicamente cooperando entre sí.
Afortunadamente, en esta ocasión la misión estaba enfocada en la negociación con una casa noble de cultivadores sobre un artículo altamente codiciado: las "Píldoras Fuego de Fénix". Estas píldoras, llamadas así por su capacidad para revivir temporalmente la vitalidad de una persona en situaciones de vida o muerte, se rumoreaba que eran creadas exclusivamente por la familia y raramente eran entregadas a extraños. Su reputación era legendaria entre los círculos de cultivadores, ya que se decía que eran capaces de mantener a una persona atada temporalmente a la vida, imitando la habilidad de los fénix para renacer de las cenizas.
La residencia principal de esta familia se hallaba próxima a la frontera del Reino demoníaco; sin embargo, según los informes de An Ding, recientemente la familia principal se encontraba residiendo cerca de los territorios de Cang Qiong.
La familia había custodiado las pildoras durante un largo periodo, mostrándose renuente a cederlo. An Ding había recopilado cierta información sobre esta familia, señalando que su resistencia se debía a la pérdida de un miembro valioso de la familia lo que los había sumido en el luto y la introspección, dificultando aún más cualquier intento de entablar relaciones o adquirir información sobre ellos.
