Shen Qingqiu, hastiado por la presencia de su peculiar Shidi, se ve forzado a entablar negociaciones con una enigmática familia para evitar compartir espacio con él. Pero lo que comienza como un intento de evasión se convierte en un algo más cuando...
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La mujer lo llamó "Jie'er" con una emoción que resonó en lo más profundo de Shen Qingqiu. Por un instante, su mente se tambaleó ante la idea de que pudiera haber un vínculo perdido, un pasado que había sido enterrado bajo los años que había estado en las calles. Sin embargo, la incredulidad y el escepticismo se apoderaron rápidamente de él.
A él no le pasaban cosas buenas; Estaba destinado a ser solo un contenedor de amargura y dolor, un ser cuidado de algún valor real. No tenía memoria de un apodo como "Jie'er", ni de una familia que lo buscara desesperadamente o incluso de una familia, había estado en la calle desde que tenía uso de razón y probablemente desde antes que eso.
Sin embargo, la mirada desgarradora de la mujer y sus palabras llenas de emoción despertaban una sensación de vacío en lo más profundo de su ser. ¿Cómo podía ser posible que alguien lo reconociera de esa manera, llamándolo por un nombre que no le resultaba familiar en absoluto?
A pesar de su confusión y desesperación interna, Shen Qingqiu sintió cómo la mujer se acercaba rápidamente a él, como si intentara abrazarlo con sus palabras y emociones. Antes de que pudiera reaccionar, ella tomó sus manos con un gesto de ternura y desesperación, sus ojos brillando con lágrimas.
"Jie'er, por fin estás aquí", dijo la mujer con voz temblorosa, ignorando la negación de Shen Qingqiu. "He esperado tanto tiempo para este momento, para poder abrazarte de nuevo, para decirte cuánto te hemos extrañado".
El corazón de Shen Qingqiu dio un vuelco doloroso ante las palabras de la mujer. ¿Cómo podía negar el amor y la felicidad que parecían emanar de cada fibra de su ser? Sin embargo, la duda y la confusión seguían ardiendo dentro de él como brasas incandescentes.
"Lo siento", murmuró Shen Qingqiu, su voz aún temblorosa por la turbulencia de emociones que lo embargaba. Intentaba desesperadamente recuperar la compostura mientras se apartaba suavemente de las manos de la mujer. "No puedo ser quien usted cree que soy", continuó, sintiendo el peso de sus palabras resonar en el aire cargado de tensión. Con pesar, añadió: "Mi nombre es Shen Qingqiu, Señor del Pico Qing Jing".
Aunque las palabras de Shen Qingqiu eran suaves, su rechazo resonaba con una fuerza que dejaba un eco de dolor en el aire. La mujer parecía aturdida por su negativa, con lágrimas brillando en sus ojos mientras luchaba por comprender la situación.
"Jie'er, por favor", suplicó, con la voz quebrada por la emoción. "Debes recordar. Te hemos extrañado tanto, hemos esperado tanto tiempo por este momento".
"Yinghua"
El hombre en la silla de ruedas había permanecido en silencio durante la conmoción. Sus ojos se desviaron hacia el mural de los fénix, que desde hace un rato había comenzado a cobrar vida. Shen Qingqiu, sintiendo una oleada de asombro, volvió a dirigir su mirada hacia el mural, si las palabras implicitas de la mujer eran ciertas, había una razón por la cual la matriz había cedido tan fácil a su toque, del porque ahora los fénix brillaban y volaban entre sí.
