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El corazón de Bible se sentía bien, se sentía feliz porque Jes estaba cumpliendo su palabra, en cada una de sus comidas el mayor estaba presente, sentado cerca de la camilla mirando que comiera o simplemente se limitaba a revisar los expedientes de los demás pacientes.

Bible suspiró mientras veía el reloj, estaba a unos minutos de su última comida en el hospital, se sentía ansioso. La puerta se abrió dejando ver a la misma enfermera, su mirada viajó detrás de ella esperando al médico, pero no había señales de él.

—Señor Sumettikul, aquí le traigo una deliciosa cena. —sonrió la mujer mientras acomodaba todo para que el paciente pudiera degustar el platillo. —¿Necesita algo más? —preguntó mientras miraba a la misma dirección que el menor.

El chico abrió y cerró la boca en repetidas ocasiones, buscando las palabras correctas, pero al no encontrarlas se limitó a negar con la cabeza.

—Nada. —su mirada se centró en los diferentes platillos.

—Bueno, con su permiso, en un rato regresaré por las cosas.

«¿Regresar? Entonces...»

—¡Oh! —la mujer detuvo sus pasos y giró su cuerpo a su dirección. —El doctor Jes no podrá venir. —dicho esto, la joven mujer abandonó el lugar.

—¿Por qué? —susurró jugando con el tenedor.

[💔]

Con ayuda de Jeff, Bible caminaba por los pasillos del hospital, aunque le había dicho al mayor que podría caminar por su cuenta, el pelinegro se negó a dejarlo andar solo.

Debería sentirse feliz porque lo habían ido a buscar,
Debería sentirse feliz porque había sido dado de alta,
Sin embargo, no se sentía nada feliz, se sentía... Triste.

Su mirada no se despegaba de las baldosas del piso, Jeff lo guiaba mientras le contaba cosas de su día. Se detuvieron justo frente a la recepción del piso, Jeff se acercó a las enfermeras y Bible se quedó a su lado sin hablar.

El sonido del ascensor captó su atención, se encontró al doctor Jes junto a una mujer muy bella.

—Te veo luego, Jes. Piensa en ello. —se despidió tan íntimamente la dama.

El mayor no tuvo ninguna reacción, ¿tan acostumbrado estaba?

El pequeño corazón de Bible se sintió extraño cuando sus miradas se cruzaron, la dureza en la mirada del médico se ablandó mientras caminaba a su dirección.

—Bible. —¿Tan bien sonaba su nombre? —¿Te sientes bien?, ¿no tienes ninguna molestia?

Las palabras llegaban a él, sin embargo, no sabía cómo sacarlas.

—Bien... Todo bien. —desvió la mirada jugando con los dedos de sus manos.

—Me alegro. —dijo con alivio. —Si necesitas algo, no dudes en venir para una revisión, yo personalmente te atenderé.

La sonrisa amable de aquel hombre hacia sentir extraño su corazón, no le gustaba esa sensación, pero tampoco quería dejar de sentirlo.

—¡Bible! —la armónica voz de Job llegó a el como una flecha, giró con cuidado y sintió su cuerpo ser sacudido por el chico. —¿Estás bien?, ¿No tienes ninguna herida?, ¿Necesitas que te revise un doctor? —decía inspeccionando su cuerpo. —Un doctor, ¡llamen a un doctor!

—Job... —llamó con suavidad.

—Oye, oye. —el peso de su amigo dejó de sentirse sobre él. —Tenemos que hablar.

Sin esperar respuesta, Jeff se llevó a un lado a su amigo, Bible los miraba con diversión.

Jes aclaró su garganta captando su atención, el mayor alzó la pequeña bolsa en su mano.

—Te acompaño a la salida.

[💔]

El viaje era silencioso, sus nervios consumían sus energías y no estaba dispuesto a comenzar una conversación.

Las luces de la ciudad alumbraban tan bello el paisaje, el frío pero cálido interior del automóvil abrigaba su cuerpo, se sentía como niño pequeño en un parque de diversiones.

—Eh... Bible. —su acompañante lo llamó, despegó la mirada de la ventana y lo miró. —De verdad lo siento, no pensé que algo así sucedería, debí...

—No te preocupes. —interrumpió. —No es tu culpa, es una emergencia y debes estar preparado para todo, yo entiendo.

La calma que su voz transmitía logró tranquilizar al contrario quien relajó sus músculos y se permitió suspirar.

—Gracias. —lo miró y sonrió.

Bible había salido con Jes, el mayor lo invitó a pasar el rato, sin embargo, antes de realizar todo lo planeado, el médico recibió una llamada de urgencias, lo necesitaban lo más rápido posible, y Bible que estaba lejos de su casa fue arrastrado al hospital ya que el mayor no le permitió regresar solo a casa.

—Espérame aquí. —pidió Jes entrando a su oficina, encendió las luces y preparó todo para que Bible estuviera lo más cómodo posible. Con movimientos rápidos, Jes preparaba todo lo que necesitaria. —Te prometo que no tardaré, espérame.

Jes desapareció tan rápido del lugar, al saber que estaría un buen rato solo decidió explorar el lugar, leyó un poco de los libros de las estanterías, giró un rato en la silla del escritorio, dibujo con material que encontró y sin querer, sus párpados se cerraron y su respiración se volvió tranquila.

[💔]

Su hombro derecho dolía, se sentía cansado, quitó su uniforme especial para operaciones, y estiró su cuerpo.

12:34 a.m.

—Mierda...

Con rapidez caminó a su oficina, el personal del hospital se redujo por la hora, había tardado más de lo que se imaginó, Bible estaba solo en su oficina... Esperando por él.

Al ingresar vió la incómoda posición del menor, estaba sentado en la silla con sus brazos sobre el escritorio funcionando como almohada para su cabeza. Se dirigió al pequeño guardarropa que tenía en su oficina, con cuidado sacó un abrigo para cubrir al menor.

No quería despertarlo, quería que Bible siguiera tranquilo, pero temía por la posición tan incómoda.

Se arrodilló ante él, contempló la belleza del contrario y con delicadeza, como si de una muñeca de porcelana se tratase, Jes movió el cuerpo de Bible.

—Bible... Bible... Despierta... —hablaba despacio, tratando de no asustar al menor. —Bible... Bib... Vamos a casa.

Poco a poco, el menor abrió los ojos, encontrando aquellos ojos tan bonitos, que le miraban tan... Tan... Lindo.

—Vamos a casa, Bib. —susurró el mayor.

[❤️‍🩹]

«No sabes cuánto lo siento, te prometo que para la próxima será una noche inolvidable. No más llamadas de emergencia»

"La próxima vez"

Su pequeño corazón comenzaba a latir más de lo debido, más de lo permitido por él y aquel caparazón de hielo comenzaba a derretirse.

¿Podía confiar en él?

¿Debía hacerlo?

¿Podía permitirse amar de nuevo?

Curita para el corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora