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-Atardecer-

Los colores naranjas y rojos empezaban a pintar el horizonte el día estaba finalmente llegando a su fin, el dolor finalmente estaba llegando a su fin

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Los colores naranjas y rojos empezaban a pintar el horizonte el día estaba finalmente llegando a su fin, el dolor finalmente estaba llegando a su fin.

Su vida había estado plagada de dolor y tristeza, como si en su antigua vida hubiera sido una persona tan cruel y mala, que su castigo después de morir no fuera suficiente para hacerle pagar cada uno de sus pecados.

Sonrió con tristeza ante ese pensamiento, ¿cómo era posible? Era ridículo pensar que había hecho algo tan malo y le dieran la oportunidad de volver a vivir.

Bajo la vista a su estómago, una mancha carmesí empapaba toda su ropa incluso había manchado el pasto debajo de él, aun así era extraño, pese a la gran herida que tenía no sentía ni una pizca de dolor, tampoco recordaba cómo había llegado hasta ahí, lo único de lo que era consiente era del hermoso atardecer que se presentaba delante de él.

¡Deku!– escucho a lo lejos.

Esa voz la conocía, áspera y varonil, quería verlo, pero por más que giraba su cabeza no podía verlo, tal vez solo estaba alucinando, tal vez ya ni podía moverse, tal vez esa voz era solo su deseo de volver a verlo, pero pensándolo bien, no quería que el viera la patética forma en la que se encontraba.

—¡Deku, reacciona!– volvió a escuchar.

Sin muchas fuerzas levanto su mirada al atardecer, el sol se veía tan grande y era tan brillante que sentía como si lo quemara, extasiado por el cegador brillo, su vista se nublo.

Cuando su visión volvió a enfocarse la oscuridad lo recibió, parpadeo varias veces, un pitido extraño impedía que escuchara los sucesos a su alrededor y un dolor infernal le lastimaba al hacer movimientos.

Cuando logro colocarse de lado, enfoco su vista a un punto fijo, tardo en entender los extraños movimientos frente a él, al notar las chispas y explosiones fue capaz de reconocer la situación era Katsuki, lanzaba explosiones a diestra y siniestra sin parar, su expresión estaba más enfurecida de lo normal pero el sentimiento en sus ojos no era de enojo, era más bien rabia, también pudo notar un par de lágrimas saliendo de los ojos del rubio.

Sus ojos se abrieron asustados cuando noto al oponente del rubio, entonces recordó los sucesos que lo llevaron a donde estaba ahora, habían tomado una misión en conjunto y todo había ido tan bien que incluso habían atrapado al criminal en tiempo record, sin embargo en el último segundo este se abalanzo contra el pecoso e hizo explotar unas extrañas cuencas que cargaba en su cinturón.

Después de eso no recordaba nada más, seguramente había quedado inconsciente, pero lo que lo estaba aterrando era la escena frente a él, el criminal estaba bañado en sangre y tenía muchas quemaduras, parte de su ropa incluso ya ni existía. Además parecía que no podía ni respirar, sus movimientos eran torpes y parecía que estaba a punto de fallecer, eso lo asusto aún más.

—¡Kacchan!– grito con desesperación.

—Yo… lo siento, Izuku– murmuro bajito y con la cabeza baja

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—Yo… lo siento, Izuku– murmuro bajito y con la cabeza baja.

Aparto su mirada de sus amigos quienes jugaban felices a la orilla de la playa, observo al rubio quien mantenía su mirada baja, sus labios temblaban y sus nudillos estaban blancos de la fuerza que ejercía para mantener cerrados sus puños, su mano derecha aun tenia vendajes.

Con delicadeza llevo su mano a la mejilla del cenizo, acaricio y levanto su rostro con cuidado, conectando así sus esmeraldas con los brillantes granates del cenizo, dándole una tierna sonrisa se acercó para robarle un corto beso.

—Kacchan, quiero que recuerdes bien, que sin importar nada tu siempre serás mi héroe, por lo que no me deberás nunca ninguna disculpa– observó como el atardecer se reflejaba en los ojos del cenizo, volvió a sonreír mientras se acomodaba en el pecho del contrario con cuidado de no lastimar sus heridas. —Eres un héroe Kacchan, pero también eres humano y no puedes evitar que tus sentimientos te dominen a veces– susurro antes de caer dormido en los brazos de su amado.

 —Eres un héroe Kacchan, pero también eres humano y no puedes evitar que tus sentimientos te dominen a veces– susurro antes de caer dormido en los brazos de su amado

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Flufftober BakuDeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora