Rescate

87 15 32
                                    

Kageyama estaba en posición, oculto entre las sombras, con el corazón palpitando a mil por hora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kageyama estaba en posición, oculto entre las sombras, con el corazón palpitando a mil por hora. El frío de la noche le calaba los huesos, pero lo único que le importaba era rescatar a Hinata. No había comido ni dormido bien en horas, pero no podía permitirse el lujo de descansar hasta saber que Shoyo estaba a salvo. Desde su escondite, podía ver la mansión Hinata, vigilada por guardias que patrullaban de manera constante, pero no le importaba el riesgo, tenía que entrar. Su mente estaba centrada únicamente en una cosa: salvar a Hinata, su Shoyo.

Había hablado con Tsukishima antes de iniciar el plan, quien, para su sorpresa, había aceptado ayudarlo junto con Tadashi. El plan era simple, pero arriesgado: mientras Tsukishima y Yamaguchi distraían a los guardias en la entrada principal, Kageyama se colaría por una entrada trasera que Tsukishima conocía bien, un túnel olvidado que conducía directamente a los pasillos de la casa.

"Espero que estos dos hagan su parte," pensó Kageyama, apretando los puños mientras se preparaba para avanzar.

Tsukishima caminaba despreocupadamente, con las manos en los bolsillos, al tiempo que Yamaguchi intentaba no reírse por los nervios

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tsukishima caminaba despreocupadamente, con las manos en los bolsillos, al tiempo que Yamaguchi intentaba no reírse por los nervios. Sabían que los guardias ya los estaban observando, y necesitaban hacer algo para desviar la atención lo suficiente como para que Kageyama pudiera entrar.

—¿Qué se supone que vamos a hacer? —preguntó Tadashi, susurrando con preocupación mientras se acercaban a la entrada principal. Ambos tenían puestas unas poleras con capucha que cubrían parte de su rostro, ya que Kei había estado muchas veces en esa casa, varios lo conocían.

—Confía en mí, esto será fácil. Solo actúa como si estuvieras borracho y haz mucho ruido —respondió Tsukishima con su habitual tono sarcástico.

Tadashi lo miró incrédulo, pero no tuvo tiempo para discutir. Tsukishima, con su altura imponente, se adelantó y fingió tambalearse.

—¡Oye, idiota! —gritó de repente, empujando ligeramente a Tadashi, quien se dejó llevar por el impulso y casi cae al suelo—. ¿No me estás escuchando? ¡Te dije que no quiero volver a ese lugar!

Los guardias comenzaron a acercarse, desconcertados por la escena. Tsukishima empujó de nuevo a Tadashi, quien, en un acto brillante de improvisación, fingió tropezar y se dejó caer al suelo.

En Negación [TSUKIYAMA] [KAGEHINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora