Extra 1

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El bebé y el niño pequeño

"¡Waaa..!"

En la cuna, el pequeño bebé que estaba acostado dentro no dejaba de llorar.

Bai Yi, con manos temblorosas y apresuradas, levantó al bebé en sus brazos. El niño, que aún no cumplía un mes, era suave y delicado, pero lloraba con una sorprendente fuerza.

"No llores bebé. ¿Qué pasa? ¿Tienes hambre?"

Se subió el borde de la ropa, dejando al descubierto un pequeño abultamiento en su pecho, donde el pezón, antes diminuto, se había agrandado por la succión, ahora de un rojo carmesí, como si fuera una fruta madura.

Sostuvo al bebé intentando que tomara leche, pero el pequeño giró la cabeza y continuó llorando sin parar.

Bai Yi, sin saber qué hacer, lo miraba con desesperación mientras la carita del bebé se enrojecía más y más por el llanto. Después de unos segundos, Bai Yi también rompió a llorar, sollozando ruidosamente.

Yu Huai, que había escuchado el alboroto, llegó al dormitorio y se encontró con la escena de ambos, grande y pequeño, compitiendo por ver quién lloraba más fuerte. No pudo evitar sentirse conmovido y divertido a la vez.

Se acercó, tomó al bebé y le palpó el pañal: "Debe ser que se mojó".

Bai Yi lloraba con la nariz completamente roja, sus largas pestañas aún húmedas de lágrimas, dándole un aspecto de pura fragilidad.

Yu Huai le cambió el pañal al bebé, y luego, girándose, le dio un suave pellizco en la nariz roja de Bai Yi: "¿Por qué lloras tú también, eh? ¿Eres el verdadero bebé aquí?"

Bai Yi soltó un pequeño gruñido y giró la cabeza, ignorándolo.

El pequeño bebé, ahora con un pañal seco, dejó de llorar y se quedó tranquilamente acostado en la cuna, moviendo ocasionalmente sus tiernos y blandos puñitos, tan suave y adorable.

Bai Yi, después de observar un rato, no pudo evitar acercarse de nuevo, mirando al niño con sus ojos aún húmedos, tocando aquí y allá con delicadeza.

Yu Huai lo observó un momento antes de salir del dormitorio.

"¿Xiao Yi lloró?"

Jiang Yuhan le preguntó cuando vio a Yu Huai salir.

Yu Huai asintió, y al recordar la escena anterior, casi se echó a reír de nuevo: "No pudo calmarlo, así que terminó llorando también".

Jiang Yuhan, en cambio, se mostró preocupado: "Xiao Yi está bajo mucha presión".

Yu Huai dejó de sonreír y rodeó la cintura de Jiang Yuhan con sus brazos: "Lo cuidaremos juntos".

Jiang Yuhan asintió.

Durante las últimas etapas del embarazo de Bai Yi, debido al tamaño creciente de su vientre, le costaba dormir por las noches. Tras el nacimiento del niño, su estado no había mejorado mucho, lo que preocupaba tanto a Jiang Yuhan como a Yu Huai.

Yu Huai ya estaba tomando las riendas de la empresa y su trabajo comenzaba a estabilizarse, por lo que decidió enfocarse más en la vida familiar.

Jiang Yuhan, que estaba haciendo prácticas en su propia empresa, no se preocupaba tanto por los asuntos laborales, ya que su madre, una mujer de gran fortaleza, se encargaba de casi todo, dejando que Jiang Yuhan se centrara más en Bai Yi.

Justo en ese momento, sonó el timbre de la puerta.

Jiang Yuhan fue a abrir y encontró a su madre de pie en el umbral.

Beta, el amor del Alfa y Omega 🔞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora