capitulo 07

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La llegada de la bebé

En una noche de invierno tranquila, la casa de Vera Farmiga y Patrick Wilson estaba sumida en un silencioso expectante. La chimenea ardia suavemente, proyectando sombras cálidas en las paredes, mientras Vera descansaba en el sofá, acariciando su vientre abultado. Estaba en los últimos días de su embarazo, y ambos sabían que el momento en que conocerían a su hija se acercaba rápidamente.

Patrick, siempre atento, entró a la sala con una taza de té caliente para Vera, sonriendo de manera tranquila, pero con una chispa de nerviosismo en sus ojos. "¿Cómo te sientes?" preguntó, sentándose a su lado, su mano inmediatamente posándose sobre su vientre, donde sentía los suaves movimientos de su bebé.

"Lista", respondió Vera, con una sonrisa calmada pero cansada. "Ya quiero conocerla, pero al mismo tiempo, estoy disfrutando estos últimos momentos... Es como si la estuviera protegiendo por última vez, solo para nosotros."

Justo en ese instante, Vera sintió una punzada en su vientre, más fuerte que las anteriores. Se detuvo, tomando aire profundamente. Patrick notó el cambio en su expresión al instante. "¿Estás bien? ¿Es...?"

Vera asintió, apretando ligeramente la mano de Patrick. "Creo que ha llegado el momento", dijo, su voz contenida pero firme.

Patrick se levantó de inmediato, su rostro se iluminó con una mezcla de emoción y un toque de nerviosismo. Aunque habían hablado de este momento incontables veces, la realidad de que su hija estaba a punto de llegar lo abrumaba con una oleada de felicidad y expectativa. Rápidamente, ayudó a Vera a ponerse de pie, asegurándose de que todo estuviera listo para salir hacia el hospital.

"Respira profundo, amor. Todo va a estar bien", dijo Patrick, aunque en su interior también trataba de calmar sus propios nervios. Pero Vera con su calma
característica, lo tranquilizaba más de lo que él podía expresarle.

Durante el trayecto al hospital, Patrick no dejaba de mirar a Vera, admirando su fortaleza y serenidad. A pesar de las contracciones que comenzaban a ser más frecuentes, ella mantenía una sonrisa. "¿Recuerdas cuando hablamos de esto por primera vez?" dijo Vera, rompiendo el silencio con suavidad. "Siempre pensé que estaría aterrada, pero ahora, solo quiero verla."

Patrick, conmovido, le tomó la mano con fuerza mientras conducía, compartiendo ese momento silencioso de complicidad.

Al llegar al hospital, las enfermeras los recibieron de inmediato, y la sala de partos pronto estuvo lista para recibir a la pareja. Las contracciones eran más intensas, pero Vera mantenía su enfoque, respirando profundamente mientras Patrick se quedaba a su lado, ofreciéndole palabras de aliento.

Horas más tarde, después de momentos de esfuerzo y determinación, el sonido que ambos habían esperado llenó la sala: el suave llanto de su hija recién nacida.

Patrick, con lágrimas en los ojos, miró a Vera con una mezcla de asombro y admiración. "Lo hiciste", susurró, su voz temblando mientras acariciaba suavemente su rostro. La enfermera colocó a la pequeña en los brazos de Vera, y en ese instante, todo en el mundo pareció detenerse.

Vera, agotada pero radiante, miró a su hija por primera vez, sus ojos llenos de una ternura infinita. "Es perfecta", murmuró, besando la diminuta cabeza de la bebé. Patrick se inclinó, abrazando a ambas, sintiendo como si en ese pequeño cuerpo, todo el amor del mundo se concentrara.

En ese momento, en esa habitación iluminada por la tenue luz de la madrugada, Patrick y Vera supieron que sus vidas habían cambiado para siempre. Ahora, eran una familia. Todo lo que habían vivido juntos

Por primera vez, sus ojos llenos de una ternura infinita. "Es perfecta", murmuró, besando la diminuta cabeza de la bebé. Patrick se inclinó, abrazando a ambas, sintiendo como si en ese pequeño cuerpo, todo el amor del mundo se concentrara.

En ese momento, en esa habitación iluminada por la tenue luz de la madrugada, Patrick y Vera supieron que sus vidas habían cambiado para siempre. Ahora, eran una familia. Todo lo que habían vivido juntos hasta ese punto culminaba en este instante, y el futuro se desplegaba ante ellos, lleno de promesas y nuevos comienzos.

La bienvenida

La luz del sol iluminaba suavemente el pasillo del hospital mientras Vera y Patrick se preparaban para salir. La habitación había estado llena de risas y amor durante las últimas horas, y ahora, con su pequeña hija en brazos, la felicidad en el aire era palpable.

Vera, aún con la piel iluminada por la emoción del parto, miraba a Patrick con una mezcla de agotamiento y alegría. Había pasado por un intenso proceso, pero ahora todo parecía un sueño. La pequeña, envuelta en una manta suave y cálida, respiraba de manera tranquila, ajena al bullicio del mundo exterior.

"¿Estás lista para levar a nuestra princesa a casa?" preguntó Patrick, su voz llena de ternura mientras le ofrecía a Vera un brazo. Ella sonrió, sintiendo una oleada de amor que la envolvía. "Lista y emocionada", respondió con suavidad.

Juntos, caminaron hacia la salida, donde los familiares y amigos estaban esperando con sonrisas y flores. El ambiente estaba Ileno de amor y celebración. Al llegar al vestibulo, los abrazos comenzaron a llegar de inmediato. Sus padres, amigos cercanos y otros seres queridos se acercaron para dar la bienvenida a la nueva integrante de la familia.

"¡Felicidades, mamá y papá!" exclamó un amigo, mientras todos empezaban a rodear a la pareja y a su bebé, Patrick
sosteniendo a Vera con una mano y a su hija con la otra, no podía dejar de sonreír. Su corazón estaba lleno de alegría y orgullo.

"Es tan pequeña", dijo Vera, mirando a su hija con ternura. "No puedo creer que finalmente esté aquí con nosotros".

Cuando finalmente llegaron al automóvil, Patrick ayudó a Vera a acomodarse en el asiento trasero junto a la bebé. Mientras abrochaba el cinturón de seguridad, se sintió como si estuvieran a punto de embarcarse en una nueva aventura. "¿Estás lista para nuestro primer paseo familiar?" preguntó, sonriendo.

"Listísima", respondió Vera, tomando la mano de Patrick, sintiendo la calidez de su amor. Con un último vistazo a la puerta del hospital, Patrick se puso al volante y comenzó a conducir hacia su hogar.

Durante el trayecto, la pareja intercambió miradas cómplices, hablando en susurros sobre cómo sería la vida con su hija. "¿Te imaginas todas las cosas que haremos Juntos? Las primeras palabras, los primeros pasos", dijo Vera, su voz llena de emoción.

"Sí, y las noches sin dormir", bromeó Patrick, aunque su tono era ligero. "Pero todo valdrá la pena cuando la veamos sonreír".

Al llegar a casa, Patrick detuvo el automóvil y ambos se miraron, sintiendo un nudo en el estómago. La casa estaba decorada con globos y flores, un cálido recibimiento que reflejaba la alegría de todos. Vera sonrió, su corazón palpitando de emoción.

Con delicadeza, Patrick sacó a su hija del automóvil y la llevó hacia la puerta de entrada, donde el aire fresco de la primavera los recibió. Vera, detrás de él, se sintió invadida por una profunda gratitud al ver cómo todos los detalles de su hogar cobraban vida.

Cuando cruzaron la puerta, el ambiente era acogedor. Las paredes estaban adornadas con fotos de sus momentos juntos y ahora, también habría lugar para las nuevas memorias. Patrick llevó a Vera y a la pequeña al salón, donde una suave luz iluminaba el espacio.

"Bienvenida a casa", dijo Patrick, con la voz Ilena de emoción, mientras colocaba a su hija en la cuna que habían preparado con tanto amor. Vera lo miró con admiración, sintiendo que cada momento habia valido la pena.

La primera noche en casa fue mágica. Vera y Patrick se turnaron para cuidar a su hija, disfrutando de cada pequeño movimiento y cada sonido que hacía. Mientras se acomodaban en el sofá.

La primera noche en casa fue mágica. Vera y Patrick se turnaron para cuidar a su hija, disfrutando de cada pequeño movimiento y cada sonido que hacía. Mientras se acomodaban en el sofá, rodeados de mantas, sabían que el camino por delante estaría lleno de desafíos, pero también de amor incondicional y felicidad.

La pequeña familia se quedó allí, juntos, sintiendo la calidez de su nuevo hogar, listos para afrontar todo lo que la vida les deparara. Sabían que el amor que compartían solo se multiplicaría, creando recuerdos y una vida llena de alegría y aventuras juntos.

Espero les guste está historia no se olviden de dejar su estrellita me ayudaría mucho

Amor verdadero (parmiga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora