La Conexión

2 0 0
                                    

Alma no podía quitarse de la cabeza la visión del dragón que había visto en el tejado. La imagen de sus escamas brillantes y sus ojos penetrantes se repetía una y otra vez en su mente, como un eco de un sueño vívido. Había algo en esa criatura que la atraía, un poder y una calma que la hacían sentir que, tal vez, todo lo que su padre le había dicho sobre mantenerse a salvo tenía un motivo más profundo.

Después de un día en el que no pudo dejar de pensar en el dragón, Alma decidió que debía descubrir la verdad. Se sentó en el suelo de su habitación, rodeada de sus juguetes y libros, y comenzó a dibujar. Con cada trazo, trataba de capturar la esencia del dragón: su color rosa vibrante y la llamarada que parecía brotar de su interior. Mientras dibujaba, sintió una extraña conexión con el dragón, como si él pudiera sentir su deseo de comprender.

Al día siguiente, el sol brillaba intensamente y el aire era fresco. Alma se sentó en la ventana, observando el vecindario. Aunque su padre le había dicho que no era seguro salir, había una parte de ella que anhelaba explorar. Fue entonces cuando la voz misteriosa volvió a susurrar en su mente: "Alma, el dragón está más cerca de lo que imaginas".

Alma se levantó, sintiendo una mezcla de valentía y temor. Decidida a salir de su zona de confort, se preparó para dar un pequeño paseo. No se alejaría demasiado, solo exploraría un poco el área cerca de su casa. Tenía que ver si el dragón seguía allí.

Cuando salió, el ruido de la ciudad la envolvió: el murmullo de las voces, el sonido de los coches, y el olor a pan recién horneado que provenía de la panadería de la esquina. Sin embargo, su mente solo podía pensar en el dragón. Caminó con cuidado, mirando a su alrededor en busca de cualquier señal que pudiera confirmar su existencia.

Al llegar al parque cercano, se sentó en un banco y cerró los ojos, recordando la figura del dragón. En ese instante, sintió una brisa suave y cálida, como si una mano invisible la estuviera acariciando. Alma abrió los ojos y, por un momento, sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía.

Fue entonces cuando lo vio de nuevo: el dragón, no en el tejado, sino en una esquina del parque, entre los árboles. Era más grande de lo que recordaba, sus escamas brillaban con un rosa radiante, y las llamas que emanaban de su cuerpo eran cálidas, no amenazadoras. Alma sintió que su corazón latía con fuerza; sabía que no estaba imaginando.

—¡Alma! —la voz resonó en su mente, profunda y melodiosa—. He estado esperando que me encuentres.

—¿Eres real? —preguntó Alma, asombrada y cautelosa.

El dragón asintió lentamente, su mirada profunda y sabia.

—Soy tan real como tus sueños. Estoy aquí para ayudarte a descubrir lo que hay dentro de ti.

Alma sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero esta vez no era de miedo. Era un fuego que la llenaba de energía.

—¿Por qué me eliges a mí? —preguntó, aún sorprendida.

—Porque llevas un fuego en tu interior —respondió el dragón—. Un fuego que ansía ser libre, que quiere explorar más allá de las paredes de tu hogar. Yo soy un reflejo de ese fuego, de tu valentía y tu deseo de conocer el mundo.

Alma lo miró fijamente, sintiendo que las palabras del dragón resonaban en su corazón. Durante toda su vida, había sentido que había algo más grande que ella, algo que deseaba explorar. Ahora, frente a este dragón, esa sensación cobraba vida.

—Quiero aprender —dijo Alma, su voz firme—. Quiero conocer el mundo y descubrir quién soy.

El dragón se acercó, y en un gesto sorprendente, bajó su cabeza, invitándola a tocar su escama. Alma extendió la mano, y al contacto, sintió una oleada de energía que la atravesó, como si un torrente de luz fluyera a través de ella. La conexión fue instantánea; de alguna manera, comprendía que estaba dando un paso hacia algo nuevo.

—Recuerda, Alma —dijo el dragón—. La verdadera valentía no significa no tener miedo, sino enfrentarlo y seguir adelante. Cada vez que sientas que el mundo es demasiado grande, recuerda que siempre estaré contigo.

Cuando la visión del dragón comenzó a desvanecerse, Alma supo que no estaba sola. Aunque su padre no entendiera su necesidad de explorar, había encontrado a alguien que sí lo hacía. Esa noche, mientras se acurrucaba en su cama, sintió el fuego del dragón ardiendo dentro de ella, iluminando su camino.

Y así, Alma se preparó para el viaje que estaba por venir, lista para desafiar los límites que la mantenían atrapada y dispuesta a descubrir el vasto mundo que se extendía más allá de la ciudad y las paredes de su hogar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 03 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Último Dragón HíbridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora