Furia Ciega

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Joey esperaba por la respuesta de Frank, quien se mantuvo callado por lo menos dos minutos para no joder sus palabras.

"No lo se, me cuesta sacrificarla." Dice breve y claro. Si hay algo que le molesta son las personas que se andan con rodeos.
"¿Estas seguro que no es como Kate?" El moreno sabía de todas las infidelidades que Frank cometía en su relación con Julie. Con un agarre firme toma su vaso de whisky a sus labios para beberlo en un solo trago.

"No." Contesta con carraspeo en su voz al recién recibir la dosis de alcohol en su garganta.

Quiero conservarla.

Escucha el suspiró de su mejor amigo a su lado, sabe que no contestará nada ya que no puede evitar lo que sea que su líder tiene en mente.

Joey no puede evitar en pensar en Julie, más no quiere meterse en asuntos que no le incumben.

Frank se levanta del taburete para dirigirse al campamento de los supervivientes, al que no puede tener acceso más allá del limite, una fuerza magnetica que mantiene a los supervivientes separados de sus asesinos. Una vez ahí te mira a lo lejos, sentada pensativa  frente a la fogata.

¿Qué estarás pensando? Se pregunta, ¿Acaso tu también te estás cuestionando de la misma manera que el en estos momentos? ¿En el actuar inusual del asesino que te brindó piedad? ¿El que pensó dos veces antes de enterrar su cuchillo en tus entrañas la segunda vez que se enfrentaron?

Su mirada triste y perdida.

Llena sus fosas nasales con una gran cantidad de aire y luego exhala, su respiración temblando por un segundo.

T/N.

(.)

El presente.

Tu herida duele conforme respiras, cada punzada de dolor más grande que la anterior. Soplas unas cuantas veces como si se tratara de una quemadura para atenuar el dolor, lo que funciona en tu cabeza.

Pones una mano en el piso, de rodillas te levantas con dificultad, casi volviendo a caer en el intento pero lo terminas logrando.

"¿De qué estás hablando?" Dices, dirigiendote a tu asesino. Quien da un par de pasos hacia ti, con miedo respondes igual pero caminando hacia atras. Evitando la cercanía que buscaba. "Detente." Chillas y el para abruptamente. Quedando plasmado en su lugar.

Ladea su cabeza.

No pasa mucho cuando vuelve a caminar hacia ti y tu no dejas de retroceder. Eso hasta que toma del cuello de tu camisa, cierras los ojos y piensas que eso es todo, tu final ha llegado y volverás a la fogata con tus compañeros. Tu respiración agitada se hace más fuerte y una gota de sudor baja de tu frente.

Un minuto pasa.

¿Ya estoy muerta?

Abres los ojos y te das cuenta que lo ha hecho para evitar que caigas al otro lado de la ventana de la casa de chapas. Tú corazón latió con fuerza al pensar que quería hacerte daño. Jadeas en cambio, dandote cuenta que actúo por reflejo.

Terminas por quedar sentada en el marco de la ventana, tu respiración se estabiliza un poco. Lo único que puedes mirar en esta posición es parte de su estomago pues no te atreves a mirarle a la cara.

Escuchas el sonido de un cuchillo ser sacado de su funda y te paralizas.

El posiciona la punta de su cuchillo bajo tu barbilla, subiendola lentamente y obligandote a mirar sus ojos tras aquella máscara. Sientes escalofríos viajar por tu cuerpo. Vuelves a escuchar su voz.

"Tienes algo que llama por mi nombre."

Tiritas.

"Y cariño, estoy dispuesto a responder tu llamado."

Una lágrima se desliza por tu mejilla. La que limpia con su pulgar con una gentileza que desconocías. ¿Esta jugando con su comida?

"Detente." No puedes pensar otra palabra ni que hacer más que rogar a que se aleje y te deje escapar.
"Tienes algo especial...los otros asesinos lo han dicho...cuando te miran por primera vez no pueden evitar huir. Algún tipo de escudo." Frunces el seño de tu mirada en confusión. El baja un poco para quedar a la altura de tu oído para susurrar.

"Pero yo no quiero huir, quiero quedarme." Su voz eriza tu piel y te hace tragar saliva. Tus pensamientos están nublados.
"Quiero tocarte y saber si tu piel es tan suave como la imagino."
El aleja su cuchillo de ti, volviendo a envainarlo en su funda para levantarse. Cuando por fin se aleja puedes respirar con libertad nuevamente.

Miras que camina a la entrada donde se encuentra el palet no utilizado de la cabaña, recargandose en el marco de la puerta.

"La trampilla apareció en la cantina.  No querrás que vaya y la cierre, ¿Cierto?" Sugiere, y tu te levantas. Una vez más quieres hablar más parece que debes acostumbrarte a que las personas del reino del ente te dejen sin palabras. Suspiras y caminas hacia la otra entrada, con miedo de voltear hacia atrás.

Trotas hacia la cantina donde escuchas aquel zumbido angelical.

Respiras agitada y das una risa nerviosa. Por fin.

Saltas a tu libertad.

Sorbes aire en cuanto abres tus ojos en el campamento, agitada miras tu estómago buscando tu herida. Como siempre, vuelves ilesa y desorientada miras a tu alrededor, encontrando a tus compañeros de partida.

"¿Estas bien? ¿Qué sucedió?" Ace pregunta ansioso por saber el desenlace. En comparación a los demás el disfruta de los juicios, lo que te parece algo safado de tornillo pero no puedes negar que de todos es el que más tiempo quita a los asesinos.

"¿Escapaste? ¡Dinos que escapaste!" Nea dice, juntando sus manos, rogando que lo hayas hecho. Tu apenas estabas procesando lo que tu perseguidor había dicho.

Quiere quedarse.

Cerrando los ojos tratas de aclimatarte a la emoción de tus compañeros. Claudette los calma para darte un momento.

¿Quiere tocarme?

"Ah, si chicos. Encontré la escotilla." Tocas tu frente y tallas tus ojos. Estabas cansada, adoras a tus compañeros pero necesitabas pensar en lo que pasó."Saben, iré a tomar un poco de aire, no tardo."

Jamás los has evitado y ahora que lo has hecho te sienta mal. Te adentras al bosque en busca de laurel o amaranto como simple excusa.

Sientes escalofríos al recordar aquella escena, su jugueteo, su coqueteo, el lenguaje en su cuerpo y el tatuaje de su cuello. Te agitas al recordar, llevando tu mano al cuello. ¿Por qué te sientes expectante? Te agachas de cuclillas para arrancar unas cuantas flores. No puede llegar a interesarme, va en contra de mi moral. Te repites una y otra vez.

Tiemblas al sentir una brisa fría y la repentina sensación de ser observada. Te levantas poco a poco y buscas a tu alrededor. Nada.

Me estoy volviendo loca.



La Obsesión Escapó (Frank Morrison x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora