"Él brillo de esperanza siempre vuelve cuando una luz lejana se apaga, pero al mirar hacia el otro lado, un guardia sigue esperando con obsesión, vigilando cada paso que des."
Al observarlo detenidamente, noté que tenía una herida de bala en el hombro. Se desplomó de rodillas, presionando la herida con desesperación. Al girar la vista hacia atrás, miré a Bladimir sosteniendo el arma; sus ojos destilaban una furia incontenible.
Me acerqué a él y, con una calma calculada, le di unas palmadas en el hombro—. ¿Dónde está? —pregunté, frustrado.
—En la AC.—respondió Bladimir, con un vacío latente en sus ojos.
Al intentar ayudarme a salir de ese lugar, sosteniéndome por el brazo, me alejé y aceleré el paso. Debía abandonar ese maldito lugar cuanto antes. No permitiría que nadie le hiciera daño. No podía consentir que la tocaran, que la miraran, ni que disfrutaran de su cuerpo como yo lo hacía. La rabia que sentía en ese momento era frustrante y cada vez más peligrosa. Con cada segundo, mi ira aumentaba y haría que pagaran por todo.
—Bladimir, asegúrate de que todos estén aquí. Nadie debe quedar afuera. No importa si están embarazadas, si alguien acaba de tener un niño, si son adultos, ancianos o jóvenes. Los quiero a todos aquí.
—Ya hice las llamadas respectivas, señor —respondió Bladimir, con el rostro afligido—. Dile a la nana que prepararé el cuarto de Karol. Estará dormida hasta que elimine a todo su maldito linaje —agregué, mirando mi cuchillo.
—Señor... —Noté cómo una lágrima escurridiza caía por la mejilla de Bladimir—. La Nana está... está muerta.
Apreté mis puños con fuerza, incrédulo ante las palabras del hombre que tenía frente a mí.
—La señorita Karol la asesinó. Cuando entré a la habitación, tenía una gran herida en el pecho, aparentemente causada por un aspa de ventilador. Intenté presionar la herida, pero al tocar su pulso, este era inexistente.
Tragué con dificultad.
—Organiza todo. Se le dará una sepultura digna —mencioné, sin dejar mostrar ninguna expresión en mi rostro.
Un extraño sentimiento se alojó en mi pecho, uno que no sentía desde hacía mucho tiempo y que creía haber olvidado. Aunque, por otro lado, no podía creer que mi pequeña Luzverda hubiera cometido un asesinato. Con esto, se estaba convirtiendo en una versión diminuta de mí, aunque fuera su primer homicidio.
—Joven Manuel, ella estaría feliz de que pudiera reconocer sus errores —mencionó Bladimir antes de retirarse.
Presente.
Sus ojos estaban perdidos. Su mirada era demoníaca, sin ningún tipo de brillo. Se estaba acercando a mí cada vez más.
Mi respiración resonaba por toda la habitación.
Al extenderme el vaso lo tomé, pero al mirar su rostro, el vaso cayó de mi mano, causando un fuerte sonido al caer al piso, partiéndose y esparciendo el agua.
Me alejé de él rápidamente, no podía respirar. Tome mi cabello con fuerza y coloqué mi cabeza entre mis piernas, intentando respirar de manera adecuada. Sentía que el aire no llega a mis plumones y me podría desmayar en cualquier momento. Todo daba vueltas.
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Karol Jamás Te Irás De Mi Lado©
DiversosLa voz de Manuel resonaba en su mente: "Jamás Te Irás De Mi Lado." Su obsesión era palpable, un eco macabro que la envolvía. Había visto en él cosas que jamás imaginó: una locura que helaba su sangre y actos que la sumían en un terror indescriptible...