Parte 2 · Comida compartida y una abeja distraída

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Cada que se encontraban hacía saltar su corazón, como si el mundo alrededor se volviera más ligero en el instante en que los ojos de Scara se dignaba a mirarlo. Ese cosquilleo en su pecho, como si su interior reconociera a Scara de una manera que ni siquiera él entendía.


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⏳ ☂️


Durante las últimas dos semanas la dinámica con Don Sombrero había mejorado considerablemente. Ambos compartían la mesa de estudio con frecuencia. Había días en los que sólo pactaban un cómodo silencio, y otros en los que Sethos lograba entablar alguna conversación (casi siempre académicas) con Scara. Aunque las invitaciones a comer seguían siendo rechazadas, y los paseos también, había logrado acompañarlo un par de veces a la salida de la Academia antes de que desapareciera volando. Sin duda, estaba avanzando en su misión de estar cómodos, pese a los intentos de Scara por mantenerlo a distancia.

Incluso, para su sorpresa, Scara había ayudado en su investigación con algunas ideas y conceptos, lo que había provocado una gran felicidad en Sethos y el erudito. Todo parecía ir bien, y las conversaciones entre ambos, aunque aún esporádicas, iban en aumento al igual que sus encuentros casuales.

Sin embargo, Sethos no podía evitar preguntarse cuánto más lograría acercarse, últimamente sentía un calor en el pecho extraño cada que estaba cerca del chico del sombrero.. No... no podría ser "eso", ¿verdad? El simple hecho de que Scara no saliera de sus pensamientos era suficiente para revolverle la mente. Se preguntaba si lo que sentía era un simple interés o algo más profundo...

Esa noche en la ciudad de Sumeru, Sethos deambulaba buscando algo para comer. Después de un ligero aperitivo, se dio cuenta de que los establecimientos estaban empezando a cerrar. Así que decidió adentrarse en el bosque, en busca de un lugar tranquilo donde pudiera descansar, el bullicio de la ciudad fue reemplazado por el ligero susurro del bosque, acompañado de los animales y el ruido de las hojas.

Sethos amaba el desierto, pero el bosque no se quedaba atrás, el simple hecho de estar afuera era suficiente para que pudiera disfrutar del acto de caminar y disfrutar el paisaje.

Últimamente en los últimos días sus pensamientos cuando se dedicaba al ocio eran, Don Sombrero. ¿Qué estará haciendo?, pensaba siempre entre ideas. Ah quería, no, él necesitaba conocerlo más.

Mientras caminaba entre los árboles con mil ideas en la cabeza, saliéndose un poco del camino, una presencia en los arbustos cercanos lo hizo alarmarse. ¿Qué es..?, pensó, poniéndose en guardia. Cuando de un momento a otro, un viento fuerte sopló alrededor del arbusto que estaba a su lado. Sethos miró hacia el origen del viento, tratando de tapar su cara con sus manos. Para su sorpresa, encontró a Scara en cuclillas, con una expresión de sorpresa en su rostro. La ventisca la había causado el.

Sethoscara | Los besos son solo para enamorados?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora