Dia 2: Atardecer

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"Atrapar el sol en una jarrón" 

Muchos de los pasos que se necesitaban para hacer una poción perfecta, eran largos, metódicos y tediosos. Requerían de una cautela extrema y un pulso impresionante para asegurar que una sola tanda de poción calmante saliera bien. Por esto, no muchos se atrevían a seguir este camino como especialización después de Hogwarts.

Y por esa razón, Severus se convertiría en el mejor maestro de pociones del mundo mágico. Y también porque le apasionaba el tema, o lo que sea.

Severus amaba el olor de las hierbas secas en su mortero, el sonido de sus pociones cuando hervían, los distintos colores que se formaban en el caldero. Severus amaba principalmente salir a recoger los ingredientes.

De pequeño, salía a explorar las afueras de Spinners End en busca de nuevos lugares con plantas y flores a los cuales escapar cuando la vida se ponía difícil. Cuando conoció a Lily, empezó a llevarla con él, a veces incluso llevaban a Tuney, cuando aún era linda, cuando aún no la consumía la envidia y la ira.

Antes de que entrara a Hogwarts, cuando su mamá aún era su mamá, Severus a veces le llevaba distintas plantas y frutas salvajes, preguntándole como usaría cada una en una poción.

Su madre, a veces, se sentaría junto a él y explicaría los usos de las plantas en pociones, en ungüentos medicinales, en relajantes. Otras veces, le quitaría las cosas de las manos y las arrojaría por la ventana, para luego lavar sus manos furiosamente, murmurando como su padre llegaría en cualquier momento.

Esto no lo detuvo de seguir intentándolo, siempre que hubiera chance de hacerla sonreír.

El sol se estaba escondiendo, así que Severus debía apresurarse si quería capturar los últimos rayos del sol para poder embotellarlo en una jarra para su próxima posición experimental.

Severus conocía el lugar perfecto para atraparlos. Había estudiado un hechizo muy viejo, que había sido olvidado debido su complejidad y lo había alterado un poco. El hechizo estaba destinado a clonar el brillo de otros objetos, tomando como base la fuente del brillo para trasladarla a la varita. Como un lumos con menos practico.

Severus lo había cambiado para atrapar la luz, o al menos una parte de ella, y trasladarla a otros objetos. Había probado atrapar la luz de las velas en el gran salón, el brillo de las gemas más antiguas de Slytering (Lucius casi tiene un infarto por culpa de esto) y también la luz del baño de Myrthle (A ella no le molestó, "Esa luz horrible molesta mis ojos, ¿Te molestaría llevártela toda?").

Estaba muy seguro de que el sol no se vería afectado por la captura de algunos de sus rayos de sol, así que ese día probaría su teoría. Cuando por fin llegó al claro del río, lo primero que vio fueron las moras fantasma más maduras que había visto nunca en su vida. Una sonrisa se expandió por su cara mientras dejaba de lado su canasta para observar mejor sus ojos y comprobar si eran el mismo tipo de mora que él pensaba.

Lo segundo que vio, fue la sombra de Remus Lupin en frente de él. Si sonrisa inmediatamente cayó, junto con la mano extendida con la que planeaba tocar las hojas del arbusto con moras.

Por varios segundos, solo hubo silencio entre ellos. Uno incomodo y pesado, que hacia que sus piernas se debilitaran con cada segundo que pasaba. Luego de unos segundos más, Severus se puso de pie, incomodo al tener que estirar el cuello para ver a Remus a los ojos.

"¿Qué quieres?" Remus rompió el silencio primero, con un tono seco y frio, como si Severus hubiera sido quien invadía su espacio. Que descaro.

"Debería ser yo quien pregunta eso. Este es mi lugar"

Flufftober Snupin 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora