ᥫ᭡𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐬 𝐥𝐨𝐯𝐞𝐬 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐬ᥫ᭡

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Un mes había pasado

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Un mes había pasado.

Podría decirles que todo seguía igual, o quizás mejor. Los encuentros de Orm y Lingling no habían cesado, al contrario, habían aumentado. Lingling ahora visitaba la casa de la castaña con frecuencia, logrando así acostumbrarse a estar en ese lugar... Una pequeña parte de ese temor estaba desapareciendo.

La madre de Orm estaba más que feliz con la constante presencia de la chica en su hogar. Por supuesto, ésta seguía siendo más que tímida y no se acercaba más de dos metros, pero le agradaba mucho. Para ella también era evidente aquel cariño que la bonita pelinegra sentía hacia su hija, y para ella eso era más importante que cualquier cosa.

Cualquier persona que fuera capaz de querer, valorar y apreciar a Orm; para ella sería más que bienvenida en su familia.

Todavía seguía teniendo enormes sospechas sobre los posibles sentimientos que Orm podría estar sintiendo por la chica. Ella ahora hablaba más seguido de Lingling. Lo hacía casi todo el tiempo, cada mínima cosa daba entrada para que la mencionara y comenzara a hablar emocionada entre suspiros y sonrisas.

Esto no molestaba a su madre en lo absoluto, pero no podía negar que se sentía un poco preocupada; y no es que se sintiera de esa forma por el hecho de que, probablemente, su hija tuviera sentimientos por otra chica, sino por el rechazo que podría recibir Orm a causa de esto.

Creo que para ninguno de nosotros es un secreto lo delicado que es este tema para la sociedad. Orm siempre había sido rechazada de alguna u otra manera. Años atrás esto la había llevado a caer en una depresión, sumado al abandono de su padre y a los cambios que conlleva convertirse en una adolescente.

Ella había llegado al punto de no querer levantarse de la cama ni querer comer absolutamente nada. Lloraba casi todo el día, y algunas veces tenía ataques de pánico al pensar que su madre también la abandonaría como su padre lo había hecho.

La que más sufrió con toda esta situación fue su madre, siendo ella la única que estuvo allí presenciando como su única hija caía en ese foso a medida que iba creciendo. El doctor Saeli también fue testigo de esto, por tal razón siempre realzaba lo mucho que ella estaba avanzando.

Su madre no quería siquiera imaginarse la cantidad de rechazo que Orm y Lingling podrían recibir si de verdad algo más sucediera entre ambas. Esta era la única preocupación con la que cargaba.

Orm era una chica muy sensible. Cualquier palabra, gesto o acción que tenga una mala intención hacia ella es capaz de arrastrarla a la tristeza y hacerla sentir insuficiente.

Su madre siempre había tenido el temor de que ella pudiera caer en depresión otra vez, o en cosas peores que es mejor no imaginar.

Justo en ese momento, estaba preparando algo para merendar y ver una película con ella en la sala. Orm estaba buscando la película que verían, se sentía emocionada, ya que le encantaba pasar tiempo así con su mamá.

*⁠・ 𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭𝐧𝐞𝐬𝐬 。⁠:☆ [LingOrm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora