Capítulo 9

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EL SENTIMIENTO DE ANHELAR

El sonido de un disparó causo que miles de pájaros se alejaran de los árboles y volarán por el cielo. Algunos animales que estaban cercas del lugar corrieron asustados y alarmados, alejándose lo más lejos posible de ahí. Las hojas de los árboles bailaban por el suave y fresco viento. Alrededor, solo había árboles, arbustos y algunos con bayas moradas o azules, ramas y hojas tiradas por el piso, que no era más que tierra.

El señor Lockwood baja su escopeta y tiene una sonrisa en sus delgados labios. Vestía un elegante traje negro, con camiseta negra de botones y un pantalón negro con fajo de marca Dixon. La madre de los gemelos era famosa por su marca lujosa y de buena calidad, mientras que el padre de ellos era un reconocido empresario y aliado de la empresa Lockwood Enterprises. Por sus ojos azules tenía puestos su característicos lentes delgados y circulares.

-Es su turno. Tendrán que derribar las latas que están allá -señala con su dedo las latas que están puestas sobre troncos. Luego, le extiende la escopeta a Delilah y ella la toma con firmeza.

El rostro de Delilah estaba llena de seriedad, sin su característica sonrisa arrogante de siempre. Tenía puesto una blusa negra de manga larga y de cuello largo, con una cadena de oro junto con un collar simple por debajo del mismo material, pantalones de mezclilla medio oscuros y con un fajo negro de marca. Mientras que algunos mechones de su cabello caían en cascada sobre uno de sus hombros.

A su lado, se encontraba Dorian con los brazos cruzados y vestido con una camiseta blanca de botones, anillos plateados por los dedos de su mano derecha y una pulsera de cuero negra.

Delilah se prepara para disparar, acomoda el arma hacia una de las latas y enfoca su mirada hacia esa dirección, con una sonrisa llena de confianza en sus labios rojos, aprieta el gatillo y la bala sale disparada del arma, derribando la lata.

Mueve su mano hacia la otra lata y tarda un par de segundos en apretar el gatillo. Cuando lo hace, la bala no da en el blanco y suelta un bufido. Escucha a su padre suspirar con decepción y traga saliva. Lo intenta una vez más y la bala derriba la lata. Después hace lo mismo con las demás.

-Nada mal, solo hace falta mejorar un poco en la técnica y en la precisión -responde en tono gélido y se acomoda los lentes. Delilah asiente.

El señor Lockwood le quita la escopeta y se la extiende a Dorian, esté tenía una expresión gélida y estaba de brazos cruzados, lo mira con una expresión vacía en su rostro y toma la escopeta.

-Ya sabes lo que tienes que hacer, Dorian. Derribas las latas y dejas la escopeta. Es lo único que tienes que hacer, no me decepciones -explica, dándole la espalda.

En ese momento, le llega un recuerdo a Dorian de cuando era niño:

El pequeño Dorian de ocho años se queda paralizado ante la fatídica escena del cuerpo de su madre caer al frio y duro suelo, vestía un vestido largo en color blanco y había un líquido rojo esparcido alrededor de ella. Era su sangre. Dorian se tapa la boca y mira hacia arriba, en el balcón se encontraba la figura de un hombre vestido con traje en la orilla y parte del barandal de cristal estaba roto.

Aunque no podía verle la cara, estaba seguro de una cosa.

Esa persona.

Era su padre.

Y había matado a su madre.

-¿Dorian? -Pregunta su padre con duda en su voz y con una postura rígida por la punta de la escopeta pegada en su cabeza. -¿Qué estás haciendo? Detente, antes de que hagas algo estúpido.

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⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

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