Destinada a tu amor ❤️

♡ Capitulo_uno ✧

-Feliz cumpleaños!
-No lo olvidaste
-Como podría olvidarlo, que clase de novio seria
-gracias novio lindo
-Disfruta el pastel
-Esta rico

Mi dia no podia comenzar de mejor manera, Taeh me trajo un pastel de cumpleaños junto a uno globos en el instituto, ambos estabamos en nuestro ultimo año pronto iríamos a la universidad cada momento debo aprovecharlo, el instituto es el unico lugar donde podemos vernos además de tener citas en otros lugares excepto en mi casa mi padre no acepta a Taeh y todo por culpa del idiota, mi enemigo jurado desde los 15 años que lamentablemente es el hijo del mejor amigo de mi padre mi vecino y en cuanto lo vi entrar al salón senti su mirada sarcástica y de burla, también era mi compañero.

-Que bonito pastel Conejita, dejame adivinar es de tu adorable novio.
-Callate si, no pienso seguir tu juego.
-Lastimas mi corazón.
-Ire al tocador Mei, vienes.
-Claro.

Sabia que si me quedaba unos minutos mas mi rostro quedaría rojo de rabia, con solo verlo ya me siento estresada como puede existir un chico asi de insoportable en el mundo y pensar que a los 14 años creia que me gustaba que estupidez, su personalidad es la de un idiota engreído que se cree dios, desde los 15 años comenzo a molestarme todos los dias me hacía bromas, en el instituto es peor y yo tan ingenua creyendo que era un inmaduro que cambiaría con el tiempo pero aqui sigue igual de idiota.

-Amix tranqui te ves como un tomate.
-Es que no lo soporto crei que almenos hoy me dejaria en paz.
-Tienen una quimica, si no supiera que lo odias creeria que ambos se gustan.
-Que? Estas loca tengo un novio increíble son literalmente diferentes Taeh es perfecto y Jay es un idiota
-Vamos la clase comienza.

Por suerte llegamos a tiempo la profesora ya estaba en el salón, buscando mi libro de la materia encontré en mi bolso una bolsita pequeña dentro contenía el collar mas hermoso que habia visto era de oro y tenia un dije de sakura color durazno, el mismo que tiempo atrás le mostre a Taeh para que me lo regalé claramente fue el tenia que agradecérselo mas tarde.

-¿Alguien más odia álgebra? Porque yo sí. Supongo que servirá de algo aprenderlo, aunque entraré a la universidad de literatura. ¿Cómo podría usarlo allí? Al parecer, estaba divagando porque sentí un codazo de Mei y la profesora me miraba, esperando mi respuesta. Ni siquiera escuché la pregunta, pero escuché cómo Jay respondía en mi lugar. El idiota tenía asignado su lugar justo a mi lado, se acercó a mí y me susurró: -Conejita, deja de soñar conmigo y vuelve a la realidad. Volteé a verlo con la mirada, diciéndole que lo odio.

Después de clases, fui a comprar bebidas para mi fiesta de cumpleaños, la cual haría en casa de Mei, ya que en mi casa las fiestas están prohibidas y papá tendrá reunión con su socio. La vida adulta apesta.

-Cariño, ¿dónde pongo esto?
-En la mesa, junto a los vasos.
-Gracias chicos por venir.
-Y perdernos tu primera fiesta, ¿para qué somos amigos?
-Ahora que cumplí 18 años, disfrutaré más mi vida.
-¡Esa es mi amiga! Un brindis, o dos, o tres. ¡Brindamos!
-¿Quieres salir a tomar aire?
-Claro, novio lindo.
-Ya volvemos.
-¿Quieren protección?
-Jaja, qué graciosa.
-No te comas a mi amiga, sé que está sabrosa, pero déjala vivir.
-Creo que ya estás pasada de copas.

-¿Pasa algo? Tu mirada está seria, novio lindo.
-En realidad, quería contarte que me dieron empleo en la empresa de mi padre.
-Eso es genial, Taeh; te servirá para la universidad.
-Sí, es perfecto, pero habrá un problema, Sully.
-Dime.
-Ya no tendré tiempo para vernos fuera del instituto.
-Oh, tienes razón. Pero, ¿qué podremos hacer?
-No quiero que te molestes o te pongas triste. Claramente seguiremos viéndonos, solo que no tanto.
-No te preocupes, te entiendo. Sé que este empleo es muy importante para tu futuro. No estaré ni enojada ni triste, lo prometo.
-Gracias, cariño, por entenderlo. Por eso te amo.
-Yo te amo más, novio lindo.
-Volvamos adentro, que no quiero que Mei grite a los cuatro vientos que estoy siendo pervertido contigo.
-Ja, estoy segura de que irá de chismosa con todos.

Aprovechando que mi padre estaba en reunión, entré a escondidas. Todo iba tan bien, pero choqué con el idiota. ¿Qué hacía él aquí?, claro su papá es socio de mi padre.

-Cuidado, Conejita, no debiste beber tanto.
-Ay, por favor, ¿qué te importa?
-No le dijiste a tu padre de tu salida, ¿verdad?
-Por supuesto que sí.
-Entonces, ¿por qué entras a escondidas?

-¿Quién está ahí?

Maldición, la voz de mi papá. La verdad es que no le dije de la fiesta; ni siquiera sabe que salí de casa. Como siempre, cuando está en reunión, no sale de su despacho en horas. El idiota tendría una razón para burlarse de mí. No había tiempo de subir las escaleras; tendría que esconderme. No sé qué cruzó por mi mente para tomar la mano del idiota y arrastrarlo a un espacio entre un muro decorativo y la pared. El espacio era reducido, y escuchaba su respiración tan cerca. Él miraba mi cadenita; había olvidado decirle gracias a Taeh.

-El color combina contigo, Conejita.
-Haz silencio o nos descubrirán.
-Eres muy traviesa, me gusta.
-Puedes callarte.
-¿O qué harás?

Como estábamos a centímetros y se sentía incómodo, no lo dudé y lo empujé fuera del espacio justo cuando mi padre salía por la puerta de su despacho.

-Oh, Jay, eras tú.
-Sí, señor. Lo siento si lo asusté. Se me hizo ver una pequeña rata escondida.
-De verdad. Déjame verlo.
-No se preocupe. puede llamar a un experto mañana. Me interesa aprender más de lo que hablaban con mi padre. ¿No le molesta si me quedo a escuchar?
-Me parece perfecto. Eres un gran chico y llegarás muy lejos.

Observé cómo mi padre se alejaba junto a Jay, y él volteó a verme, diciéndome en voz baja: -Me debes una.