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El timbre para la salida sonó. Tomé mis cosas con apuro y salí, pero al abrir la puerta choqué con alguien.

—L-lo siento t-tanto, no vi p-por d-dónde caminaba —hablé rápidamente, recogiendo mis cosas.

—E-eres un i-diota. Dios, eres tan estúpido que no ves por dónde caminas, Grayson. Aparte de tartamudo e idiota, ¿eres ciego? —dijo, burlándose y enojado.

Me quedé callado. Él se dio la vuelta riéndose de mí. Desde que llegué aquí, le caí mal sin siquiera conocerlo, pero lo único que sabía era que Jake William era un jodido idiota sin cerebro. O tal vez sí tenía, pero del tamaño de una uva.

Suspiré, intentando calmar el caos en mi mente. No era la primera vez que Jake se burlaba de mí, y probablemente no sería la última. Había algo en su forma de actuar que me hacía querer desaparecer. Pero no podía dejar que su desprecio me afectara. Con un último vistazo a sus espaldas, decidí que no iba a permitir que su opinión me importara.

Me agaché rápidamente para recoger mis libros y la carpeta que se había caído. Cuando finalmente logré juntar todas mis cosas, miré a mi alrededor. Los pasillos estaban llenos de estudiantes, la mayoría conversando animadamente y ajenos a mi pequeña escena. Tomé una respiración profunda y traté de concentrarme en salir de esa escuela antes de que Jake decidiera volver a atacarme.

Mientras caminaba hacia la salida, una voz familiar llamó mi atención. Era Maddie Harvey, una de las pocas personas en este lugar que realmente no me trataba como si fuera un bicho raro.

—¡Finn! ¡Espera! —gritó, atravesando la multitud.

Me detuve, aliviado de ver su rostro amable. Maddie siempre había sido un rayo de sol en mis días nublados. Tenía el cabello oscuro y rizado que caía en cascada sobre sus hombros y una sonrisa que iluminaba cualquier habitación.

—¿Te encuentras bien? —preguntó, acercándose con preocupación.

—S-sí, s-solo un p-pequeño a-accidente con Jake —respondí, encogiéndome de hombros.

Ella frunció el ceño. —Ese chico es un idiota. No le hagas caso. ¿Por qué no te unes a nosotros en la cafetería?

Miré hacia la salida y luego de vuelta a su rostro. La idea de estar rodeado de un grupo de amigos era tentadora. Aún así, la ansiedad me retenía. —No estoy seguro…

—Vamos, Finney. No dejes que alguien como él te arruine el día. Además, tengo algunas historias locas que contarte —dijo, sonriendo mientras me tomaba del brazo.

Decidí que no tenía nada que perder. Quizás era el momento de dejar atrás las burlas de Jake y empezar a enfocarme en las cosas buenas. Asentí y la seguí, dejando atrás la negatividad. Mientras caminábamos, la conversación fluyó con facilidad.

—¿Sabías que la nueva profesora de historia es un poco extraña? —empezó Harvey .

—No, ¿p-por qué? —pregunté, sintiendo cómo la tensión de mi día comenzaba a desvanecerse.

Madd se inclinó hacia mí, como si fuera a revelarme un secreto. —Ayer, durante la clase, comenzó a hablar de teorías de conspiración y cómo la historia está llena de mentiras. Fue como ver un documental de ciencia ficción en pleno aula.

Reí, sintiendo una oleada de alivio. A veces, solo necesitaba recordar que había personas que realmente se preocupaban por mí. Mientras pasábamos junto a las mesas de la cafetería, vi a Jake en una esquina, rodeado de sus amigos, riendo y haciendo gestos exagerados. Pero en vez de incomodarme, sentí un nuevo tipo de fuerza.

Ya no iba a dejar que sus palabras me afectaran. Había más en este mundo que su odio. Miré a Maddie y supe que estaba listo para enfrentar lo que viniera.

—C-cuéntame más s-sobre la p-profesora rara —dije, sonriendo.























—C-cuéntame más s-sobre la p-profesora rara —dije, sonriendo

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𝙎𝙘𝙧𝙚𝙖𝙢 𝙖𝙜𝙖𝙞𝙣 𝙗𝙤𝙮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora