Capitulo 18

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A medida que los caminos comienzan a cruzarse e integrarse


Intentaba pasar el máximo tiempo posible con sus hijas, y uno de esos hábitos era cuidar el pelo de ellas cuando estaba libre; esa noche, era el turno de Lizzie, mientras Jane y Mary se arreglaban mutuamente el pelo. En casa, uno de los dormitorios casi siempre estaba lleno hasta el tope con las chicas Bennet cada noche, que se reunían unas con otras sin problemas, de una manera que solo se lograba con el tiempo y la práctica. Allí, Minnie y Sarah habrían echado una mano, pero Emilia prefería no tener ojos y oídos desconocidos cerca de sus hijas cuando eran tan vulnerables, aunque llenara los bolsillos de esos ojos y oídos.


¿Cuándo pasó eso? ¿Cuándo pasó eso? ¿Cuándo diablos pasó eso?


Emilia reprimió su total desconcierto mientras Lizzy contaba con calma la historia de su encuentro con la señorita Darcy y su posterior baile con el hermano mayor de la chica, sus manos vacilaron por un instante mientras retorcía mechones oscuros en tiras de lino. Ahora era el momento de ser madre, no la shipper, incluso si una parte de ella quería chillar y sonsacarle todos los detalles a su hija. Podía guardar eso para más tarde, en la privacidad de su propio dormitorio con solo Arthur para juzgarla (y no hacer preguntas como era su deseo).


—¿Cómo está la querida señorita Darcy? ¿Estaba bien cuando nos fuimos? —preguntó Emilia, frunciendo el ceño con preocupación. Si recordaba bien, el incidente con el hombre que necesitaba un caballo castrado había ocurrido no hacía mucho tiempo. Si hubiera sido una transmigrante omnipotente, se habría apresurado a ir a Ramsgate, pero al tener datos muy limitados, Emilia simplemente se quedó de brazos cruzados, asegurándose de que no sucedería nada demasiado grave.


—Parecía mucho mejor al final de la velada —concordó Elizabeth—, pero fue extraño —se giró para encarar a su madre con miradas idénticas—. Estoy tan acostumbrada a la exuberancia de Lydia y Kitty que casi pierdo el control de la situación, y... ella parecía tan asustada , mamá... No entiendo por qué.


—Mi dulce niña, a veces temo haberte protegido demasiado bien del mundo —Emilia sonrió con nostalgia—. El mundo en su conjunto no está predispuesto a ser amable o bueno, y aunque puede ser que esta jovencita naturalmente tienda a la timidez, es muy probable que alguien le haya enseñado una lección cruel demasiado pronto, y la cicatriz no haya tenido tiempo de curarse adecuadamente.


La mujer pensó en su hija menor, a quien la mejor descripción podía dar era como un letrero luminoso de neón que exigía atención, y sin vergüenza alguna. Lydia, que siempre quería que la empujaran lo suficientemente alto como para tocar las nubes, trepar a la copa de un árbol o llegar a la meta en una carrera, que trataba cada día como un desafío abierto de la vida sin preocuparse de ganar o perder, porque vivir era su objetivo. Y el destino condenatorio de su otro yo, pasado por alto en unas pocas frases.


—Una herida abierta está abierta a la infección —murmuró Mary, otra lección de la infancia que había echado sus raíces.


—Pobre niña, hablé con Felicity y me dijo que los padres de los Darcy ya habían fallecido. Jane abrazó a Emilia por la cintura, con la cara apoyada en el lugar donde alguna vez estuvo, buscando tranquilidad. Las tres niñas se acurrucaron alrededor de su madre como un montón de cachorros gigantescos.

Her Virtue is Worth More Than Rubies *TRADUCCION*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora