Capítulo 07 (+18)

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Lía.

—¿Qué vas a preguntarme?

Apoya una mano, en la vidriera del café. Parece estar pensando en qué decirme, al cabo de unos segundos, se decide a hablar.

—No quiero que te sientas presionada, ¿estás segura de que quieres esto? Sino no hay ningún problema.

¿Qué si lo estoy?, pues obviamente si. Había estado segura de pocas cosas en mi vida, romper el bucle era una de las que sí. Ajá, pero no podía decirle eso tal cual.

—Sí, ¿por qué lo dudas? —cuestiono. Doy un paso más en dirección a él, formando una fina línea con los labios.

Al parecer le causa gracia mi expresión, pues termina acercándose hasta envolverme entre sus brazos.

—Sólo quería estar seguro. Después de todo, eres una ternura.

—Como tu —respondo contra su pecho.

Siento como sus labios se acercan hacia mi oído, susurra en tono bajo y confidencial:

—Tu, menos en la cama. Ahí eres una leona.

Aprovecho que está cerca. Ahora soy yo quien levanta el rostro y dirige los labios a su oído, musitando con el mismo toque de voz suave.

—Ya conociste el paquete completo. La buena y la mala. ¿Y qué hay de ti? Eres demasiado bueno para seducirme y provocarme.

—Todavía no he usado todo mi potencial. Solo tuve un cincuenta por ciento de tus facetas, quiero ver un cien.

—Tendrías que ver eso hoy. Es tu turno de demostrarme tu máximo esplendor.

—No sería mala idea, comerte a ti, en lugar de un postre —menciona, dándole una mirada a la cafetería.

—¿Vamos ahora mismo? —pregunto.

No sé de dónde he sacado tanta prisa por llegar a ese punto. Sin embargo, no se molesta. Sus labios forman una sonrisa traviesa en asentimiento. Si había un plan de pasar a tomar un café lo olvidé...

[...]

Una hora después, estamos frente a mí casa. Vacía por supuesto, mis padres siguen de viaje. Dam entra tras de mí caminando por el pasillo. Con cada paso que damos en dirección a mi habitación el corazón me late a mil. Sé para lo que estamos ahí, una parte de mí está ansiosa y la otra un tanto avergonzada por atreverme a hacer esto.

—Que cansancio —murmuro, suspirando profundamente.

Dejo caer la mochila al piso, recostandome en la cama. Observo hacia el techo respirando con lentitud. La paz que siento es inmensa, como si me encontrara flotando sobre nubes. No estoy cansada, sólo no sé qué debería decirle, ¿querrá ir directo al punto? Como sea, no necesito pensarlo mucho, es él quien se encarga del resto. Siento un poco de presión en la cama, cuando se sube. Para cuando lo noto se encuentra a gatas sobre mi, para ser exacta entre mis piernas, ha colocado mis rodillas dobladas de manera que queden a sus costados.

Nuestras miradas se encuentran por unos momentos, hay tanta serenidad que me hace perderme por completo unos segundos, apenas escucho mi respiración lenta, soy incapaz de apartar la mirada de sus ojos marrón. Siento la necesidad de tocarlo, así lo hago con una mano en su mejilla; deslizo mis dedos en forma de caricia, no puedo creer que esté tocando su hermoso rostro de esta manera.

—Te ves tierna —pronuncia. Su voz suena dulce, tiene un tono profundo y relajante.

—Tu eres más tierno —aseguro, recorriendo con mi dedo pulgar su mejilla.

Todo lo que nunca seremos #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora