—¿Qué me quieres decir? —cuestiono, sin apartar la mirada de él.
Su expresión de estar reprimiendo algo, y el silencio del momento, hace que me sienta nerviosa. ¿Esta es una de esas situaciones en las que alguien se te declara? No, dudo que sea eso.
—Eres diferente, pareces ser una buena amiga —dice, demostrando una leve sonrisa.
Esta vez soy yo la que se queda sin palabras por unos segundos, ¿en qué estaba pensando?
—También eres un buen amigo.
Le devuelvo la sonrisa. Aquí es donde me despido de él y camino hacia casa. Bajo la llovizna. Es lo que debería hacer, pero no me siento conforme solo con eso.
—¿Quieres pasar a tomar un café a casa? —suelto, sin más volviendo a hablar—. Me gustaria saber mas de ti.
Parece sorprendido por mi petición, aún así sonríe con amabilidad asintiendo.
—Claro, me gustaría.
Ya que estamos de acuerdo, bajamos del auto. Afuera casi ha desaparecido la llovizna. Caminamos hasta la puerta de la casa en donde saco las llaves para abrir.
Pensé que mis padres estarían en casa, sería una ocasión perfecta para presentarles a un amigo. No obstante, al llegar a la cocina para preparar el café había una nota pegada en el refrigerador. Decía que no los esperara para cenar porque volverían tarde.
—¿Casa sola? —cuestiona, Dam.
Su voz tras de mí me causa sorpresa, se ha acercado mucho. A tal punto de tomar la nota del refrigerador.
Reconozco esa hoja de papel, es de mi libreta. Se encuentra en la mesa de media luna. Cerca de donde se queda de pie Dam, una vez que retrocede unos pasos.
—Sí, es una lástima me hubiera gustado que los conozcas.
—Tendrá que ser en otra ocasión por las circunstancias —concuerda. Observa a la libreta con recubierta color rosa—. ¿Es tuya?
—Ah, sí. Ahí suelo escribir tonterías. No la veas —chillo, apenada.
Parece pensarlo por un momento, al final no la toma. Así que me doy a la tarea de colocar agua en la cafetera.
—¿Y qué tipo de cosas escribes? —cuestiona. Volteo a verlo, tiene una sonrisa traviesa mientras habla. Demostrando interés—. ¿Poesía, novelas, ensayos?
—Eh, un poco de todo. Más poesía.
—Poesía, ¿eh? Eso es impresionante. Nunca he sido muy bueno con las palabras, pero siempre he admirado a quienes tienen el don de expresar sus sentimientos a través de la poesía.¿Puedo leer alguno de tus poemas algún día?
—Seguro que sí, cuando te tenga más confianza.
—Excelente, estoy deseando leerlos.
—Seguro será pronto.
Me aclaro la garganta, colocando unas cucharadas de café. Una vez que enciendo la cafetera me vuelvo hacia él, se encuentra apoyado en la encimera. Observándome con una sonrisa traviesa.
—¿Qué quieres hacer primero?
—Eh... ¿a qué te refieres? —pregunto, un poco nerviosa.
—¿Terminar tu carrera? ¿Publicar un libro?
Caigo en cuenta que mal interpreté lo que preguntó, debo dejar de pensar mal. ¿En qué estaba pensando?
—La carrera es primero, publicar un libro suena como un sueño.
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Todo lo que nunca seremos #PGP2024
RomanceEsta historia participa en los premios Gemas Pérdidas 2024 en la categoría romance/chick-lit Lía creía que todo estaba perdido en cuestión de amor. Sin embargo, el destino le tiene preparada una sorpresa que ni siquiera se imagina. Toma café y galle...