Capítulo 19

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Aquella mujer observaba a Darius de una forma que no me daba buena espina.

Darius se levanta de su asiento y la abraza efusivamente, permaneciendo en esa postura demasiado tiempo para mi gusto.

Victoria, quien acababa de llegar a la mesa, miraba a la recién llegada con rabia, mientras Adelia sonreía tan abiertamente que eso terminó de darme mala espina.

-Catalina, ¡qué alegría verte aquí! -dijo Adelia, sonriendo de forma natural que me impresionó-. Y más en estos momentos.

Sabía a qué se refería.

-Igualmente, abuelita -responde Catalina, acercándose a saludarla y luego girándose hacia Darius-. Te extrañé mucho, Dari. Nos tenías tan abandonadas -le reprocha,con un tono que me incómoda.

-El trabajo en la empresa me ha mantenido ocupado -dice él, haciéndole un lado la silla para ayudarla a sentarse-. Pero sacaré tiempo para visitarlas.

Al parecer, Darius se había olvidado de mi existencia. La mujer me mira con una sonrisa falsa.

-¿Y tú quién eres? -pregunta, mirando al igual que la abuela de Darius con un aire de superioridad.

-Ella es Trisha, mi esposa -responde Darius sin dudar. Su mirada cambia rápidamente y juraría que estaba a punto de desmayarse.

La misma reacción que la abuela.

-¿Tu esposa? -pregunta atónita-. ¿Hablas en serio? ¿Te casaste?

-¡Totalmente! -contesta Victoria, sonriendo con entusiasmo.

-Mucho gusto, Catalina -me dice, extendiendo su mano por encima de la mesa-. Soy prima de Darius. Lamento no haber podido asistir a su boda -sonríe , pero en un gesto forzado.

-Lo mismo digo -respondo, mostrándole mi anillo de bodas-. Soy Trisha, la esposa de Darius, pero eso ya lo acabas de saber.

-Sí, ya veo -su tono me hizo saber que no me soportaba, y el sentimiento era mutuo; algo me decía que su llegada no traería nada bueno.

-¿Te quedarás mucho tiempo en la casa de tus padres? Escuché que has abierto un buen club. ¿Por qué no vamos a divertirnos como en los viejos tiempos? -dice, con un tono que no me gusta para nada.

¿Con ella? Ni a la esquina, ¡sobre mi cadáver!

-Sería divertido recordar los viejos tiempos -responde él, haciéndole sonreír victoriosamente.

-Solo dime el día y estaré para ti cuando sea -le guiñó un ojo. La muy zorra.

¿Acaso Darius no se da cuenta de las intenciones de esa arpía?

-Disculpen, estoy agotada del viaje y quiero descansar -me levanto de la mesa, pero Darius, al parecer, no entendió mi indirecta.

¿Acaso pretende quedarse aquí sin mí?

-Déjame llamar al mayordomo para que te acompañe a nuestra habitación, nena -dice como si eso fuera lo más normal del mundo.

¿En serio?

¡Dios, dame paciencia o lo mato!

-No te preocupes, hijo, yo la acompañaré. Sigue disfrutando de tu cena -dice Victoria, mirándolo con reproche.

Victoria se levanta, y yo me acerco a ella, tomándole de la mano mientras salíamos del comedor y subimos las escaleras en total silencio.

-No te cayó bien Catalina, ¿cierto? -me pregunta, sin rodeos.

-Apenas la conocí y no me da buena espina -le respondo, sincera.

-Es la nieta favorita de Adelia, junto a Darius. Ellas dos son idénticas.

Un Contrato Con Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora