Cap 2

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Los días siguientes transcurrieron como siempre, con misiones peligrosas, hechiceros heridos y un ritmo implacable en el Colegio Técnico de Magia. Pero algo había cambiado entre Ijichi y Shoko. Ya no era solo el silencio habitual entre ellos, ni las interacciones casuales mientras trabajaban. Había una conexión palpable, aunque ninguno de los dos sabía bien cómo manejarla.

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Una tarde, mientras Ijichi organizaba informes en su oficina, recibió un mensaje urgente de Shoko. Había ocurrido un enfrentamiento con una maldición de grado alto, y algunos estudiantes habían resultado gravemente heridos. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia la sala de curaciones.

Cuando llegó, el ambiente era tenso. Shoko estaba completamente concentrada, usando su técnica para estabilizar a los heridos. A pesar de su actitud despreocupada, era evidente que la presión la estaba afectando. Ijichi no podía hacer mucho para ayudar con la curación, pero se quedó cerca, asegurándose de que todo lo demás estuviera en orden.

Shoko:¿Qué haces aquí? (preguntó mientras terminaba de tratar a un estudiante).

Ijichi: No podía dejarte sola en un momento como este (respondió firme)

Evitando su mirada por la incomodidad que sentía. Sabía que ella era más que capaz, pero había algo que lo impulsaba a estar cerca de ella.

Shoko no dijo nada, pero algo en sus ojos cambió. A pesar de lo cansada que estaba, parecía ligeramente aliviada de que Ijichi estuviera allí.

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Días después, la situación en el colegio empeoró. Nuevas amenazas surgían sin cesar, y los hechiceros estaban al borde de sus límites. Shoko estaba agotada, trabajando horas interminables para salvar a sus compañeros. En una de esas largas noches, cuando todos los heridos ya habían sido atendidos, Ijichi entró en la sala de curaciones. La encontró sentada, cabizbaja y con una mano temblorosa sosteniendo un cigarrillo apagado.

Ijichi: ¿Shoko? (Su voz era suave, pero preocupada).

Ella no lo miró de inmediato.

Shoko:....No puedo con esto a veces ,verlos venir una y otra vez, sabiendo que algunos no volverán... (Su voz sonaba quebrada, algo que Ijichi nunca había escuchado en ella).

Ijichi dio un paso adelante, inseguro de qué decir. Él también llevaba el peso de las misiones fallidas y las pérdidas, pero ver a Shoko tan vulnerable lo golpeó de una manera inesperada. En lugar de ofrecer palabras, se sentó junto a ella en silencio.

Minutos pasaron, con el único sonido del viento que entraba por una ventana entreabierta. Finalmente, Shoko habló de nuevo.

Shoko:.....A veces, me pregunto si vale la pena..(dijo sería y deprimida).

Ijichi la miró sorprendido.

Ijichi: Shoko!... lo que haces es invaluable, Sin ti, muchos no estarían aquí.

Ella soltó una risa amarga.

Shoko:¿Y eso qué? Siempre hay más heridas. Más dolor. No importa cuánto intente, siempre parece insuficiente (lo decía sin levantar la cabeza)

Por un momento, Ijichi no supo qué decir. Entonces, casi sin pensarlo, tomó la mano de Shoko entre las suyas. Ella lo miró sorprendida, pero no apartó la mano.

Ijichi: Vos no eres insuficiente (dijo con firmeza) haces más de lo que cualquiera podría pedir, y aunque no lo digas, sé que te importa!!.

Shoko lo miró fijamente, como si intentara leer lo que realmente significaba. Después de un largo silencio, exhaló, relajando sus hombros.

Shoko:..."Nunca pensé que alguien como tú me entendería" (murmuró).

Ijichi, nervioso, intentó soltarse, pero ella apretó ligeramente su mano.

Shoko: No te vayas todavía (dijo suavemente).

Y por primera vez en mucho tiempo, Shoko bajó la guardia por completo.

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Desde ese día, su relación cambió aún más. Ya no eran solo colegas que compartían responsabilidades.

Ahora había una comprensión mutua, una conexión silenciosa que les permitía apoyarse en los momentos más difíciles. Aunque nunca lo decían en voz alta, ambos sabían que algo estaba creciendo entre ellos.

En una misión particularmente peligrosa semanas después, Ijichi se vio atrapado en una situación crítica.

Un malentendido en el manejo de barreras lo había puesto en el camino directo de una maldición de alto grado. Aunque no era un hechicero fuerte, había hecho lo mejor que pudo para proteger a los estudiantes. Pero al final, se encontró gravemente herido.

Cuando lo llevaron de vuelta al colegio, Shoko estaba esperando, aunque su rostro no reflejaba la tranquilidad habitual. Estaba furiosa.

Shoko: ¿Qué demonios estabas pensando?!(Le espetó mientras comenzaba a curarlo)

Aunque estaba preocupada, el miedo detrás de su enojo era evidente.

Ijichi:.....Solo... hice lo que pude (murmuró adormecido por el dolor y la fatiga).

Shoko no respondió de inmediato. En su interior, la idea de perder a alguien como Ijichi, alguien en quien finalmente había comenzado a confiar, la asustaba más de lo que quería admitir. Mientras terminaba de curarlo, se quedó en silencio por un momento antes de hablar.

Shoko: Si vuelves a hacer algo tan estúpido!....(su voz era suave, pero firme) No sé qué haré contigo.

Ijichi sonrió débilmente.

Ijichi:No sabía que te preocupabas tanto.

Shoko soltó un suspiro exasperado, pero sus ojos mostraban una ternura que rara vez dejaba ver.

Shoko:...Quizás me preocupo más de lo que debería.

En ese momento, entre risas nerviosas y miradas sinceras, ambos supieron que sus sentimientos habían dejado de ser simplemente compañerismo o admiración. Había algo más, algo profundo, que ninguno de los dos podría ignorar por más tiempo.

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Y así, en medio del caos y el peligro constante, Ijichi y Shoko encontraron un espacio para ellos, uno en el que podían ser vulnerables y auténticos el uno con el otro. Su relación, construida en medio de la incertidumbre, se volvió un refugio en un mundo de maldiciones y hechicería.

Amor Inusual Donde viven las historias. Descúbrelo ahora