.
.El tiempo pasaba, y la relación entre Ijichi y Shoko seguía creciendo, aunque ambos mantenían sus sentimientos discretos. En el Colegio Técnico de Magia, había poco espacio para el romance, pero en los pequeños momentos que compartían, cada vez era más evidente la conexión que tenían.
Las miradas que compartían, las sonrisas fugaces y las charlas más personales se convirtieron en su refugio en medio de tanto caos.
Una tarde, mientras Ijichi revisaba un informe en su oficina, inmerso en su rutina diaria, recibió una llamada inesperada de Shoko. Su voz despreocupada al otro lado de la línea rompió el silencio de la habitación.
Shoko: [Sal un momento] (dijo con ese tono relajado que siempre la caracterizaba).
Ijichi levantó la vista, algo desconcertado.
Ijichi: ¿Qué? Pero tengo trabajo... (empezó a decir, pero el clic del teléfono le indicó que Shoko ya había colgado) "Me cortó... "(murmuró, aún confundido).
Intrigado y un tanto nervioso, se apresuró a salir. La encontró esperándolo en una esquina del colegio, apoyada contra una pared, con un cigarrillo en una mano y una bolsa de papel en la otra. Su postura relajada contrastaba con la urgencia que Ijichi había sentido tras la llamada.
Ijichi: ¿Qué está pasando? (preguntó, aún con el asombro reflejado en su rostro).
Shoko esbozó una sonrisa perezosa mientras levantaba la bolsa.
Shoko: te rescate de tu horario! Pensé que podrías tomarte un descanso. Traje algo de comida (respondió con esa naturalidad que la hacía parecer despreocupada por todo).
Ijichi parpadeó, sorprendido por el gesto. No era usual que Shoko hiciera algo fuera de lo común, y mucho menos que mostrara este tipo de consideración. Sin embargo, esa simplicidad en el detalle hizo que su corazón latiera con fuerza.
Ijichi: "Gracias..." (murmuró, sintiendo un calor agradable en su pecho).
Se sentaron en una banca cercana, el sonido del viento acariciando las ramas de los árboles llenaba el ambiente. El sol comenzaba a descender en el horizonte, bañando el lugar con tonos dorados. Comieron en silencio, pero no era un silencio incómodo; ambos parecían disfrutar simplemente de la compañía del otro. De vez en cuando, Ijichi lanzaba miradas furtivas hacia Shoko, notando lo relajada que parecía en ese momento, un lado de ella que pocos conocían.
El sonido de un cigarrillo encendiéndose lo sacó de sus pensamientos. Shoko exhaló el humo con tranquilidad, y el atardecer proyectaba suaves sombras en su rostro. Finalmente, Ijichi rompió el silencio.
Ijichi: Shoko... ¿Que me viste para que......te llame la atención? (preguntó, su voz vacilante pero sincera).
Shoko lo miró, entrecerrando los ojos ligeramente mientras exhalaba otra bocanada de humo.
Shoko: Te lo dije antes, Ijichi (respondió con calma) Te preocupas por los demás de una manera que pocos lo hacen.....No eres como los demás aquí.
Ijichi bajó la mirada, sintiendo cómo el calor subía a su rostro. No estaba acostumbrado a recibir elogios, y mucho menos de alguien como Shoko.
Ijichi: No creo que sea tan especial... Solo hago lo que debo hacer (contestó, tratando de restarle importancia).
Shoko sonrió levemente, esa sonrisa que pocos conocían, reservada, casi imperceptible.
Shoko: Eso es lo que te hace especial (Dijo con sencillez).
El silencio volvió a instalarse entre ellos, pero esta vez había una sensación de entendimiento mutuo. Las palabras no eran necesarias para expresar lo que ambos sentían. El sol continuaba su descenso, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras, y el mundo exterior parecía detenerse por unos instantes.
De repente, Shoko se levantó, tirando el cigarrillo al suelo y aplastándolo con el pie. Miró a Ijichi con su expresión habitual, pero había algo más suave en su mirada.
Shoko:..Gracias por el descanso (dijo, colocando una mano en su hombro y mirándolo directamente a los ojos antes de darse la vuelta) Te veo más tarde (le guiño el ojo).
Ijichi se quedó quieto durante unos momentos, observando cómo se alejaba. El calor de su mano aún se sentía en su hombro, y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Aunque Shoko rara vez expresaba sus sentimientos abiertamente, en esos gestos silenciosos se decía mucho más de lo que las palabras podrían transmitir. Ambos sabían, sin necesidad de decirlo, que había algo especial entre ellos.
---
Comenzó a intensificarse en la escuela. Las maldiciones se volvían más agresivas, y los estudiantes estaban en constante peligro.
Shoko seguía salvando a tantos como podía en la sala de curaciones, mientras que Ijichi se encargaba de la logística y el soporte. El agotamiento empezaba a reflejarse en sus rostros, especialmente en el de Shoko, que apenas tenía tiempo para descansar.
Una mañana, Shoko fue llamada a una misión fuera de lo común. La situación era tan crítica que requería su presencia en el campo, algo que rara vez sucedía. Ijichi, siempre preocupado por ella, intentó disuadirla antes de que partiera.
Ijichi: Shoko... no tienes que ir....Ya haces suficiente aquí (Le dijo, con un tono que revelaba su angustia).
Shoko lo miró, tranquila pero decidida.
Shoko: Sé cuidar de mí misma, Ijichi, no te preocupes tanto (respondió con una leve sonrisa, aunque en el fondo también sabía que la misión era peligrosa).
A pesar de sus palabras, Ijichi no pudo evitar sentirse intranquilo mientras la veía partir.
---
La misión resultó ser mucho más peligrosa de lo que habían anticipado. Un grupo de hechiceros fue emboscado por una maldición de nivel alto, y los heridos se multiplicaban rápidamente. Shoko estaba haciendo todo lo posible por curar a los más graves, pero la situación era caótica. Mientras trabajaba, una maldición se deslizó hacia ella, rápida y mortal.
Antes de que pudiera reaccionar, pudo ser movida por un empujón que la saco de lugar
-¡Ijichi! (gritó sorprendida al verlo allí, enfrentándose a la maldición).
Con un corte de costado del abdomen por el ataque de la maldición que iba a matar .
Ijichi dio un conjuro y creo un velo configurado de un radio de 3 metros para protegerla y al herido que estaba en el suelo.
Ijichi, a pesar de su evidente cansancio, mantuvo la barrera lo mejor que pudo, hasta que el resto del equipo llegó para vencer a la maldición. Cuando la batalla terminó, Ijichi, agotado y herido, colapsó al suelo.
Shoko corrió hacia él, con el corazón latiendo a toda velocidad. Sus manos temblorosas intentaban curarlo lo más rápido posible.
Shoko: "No te atrevas a dejarme, Ijichi" (murmuró entre dientes, concentrada en su técnica) No después de todo esto.
Cuando Ijichi finalmente abrió los ojos, lo primero que vio fue el rostro de Shoko, su expresión era una mezcla de preocupación y alivio.
Ijichi:"¿Estás bien?"(preguntó, su voz apenas tenía un susurro).
Shoko soltó un suspiro de alivio, aunque trató de mantener su tono firme.
Shoko: Idiota... casi te matas (Dijo, pero su voz traicionaba su preocupación).
Ijichi sonrió débilmente.
Ijichi:No podía dejarte sola ahí.
Shoko no respondió de inmediato, pero sus ojos, usualmente tan fríos y distantes, estaban llenos de emociones que rara vez dejaba ver. Se inclinó hacia él y, para sorpresa de Ijichi, le revolvió el cabello suavemente, un gesto que nunca habría esperado.
Shoko: No lo harás...tonto......Gracias...(Susurró ella, apenas audible).
Mantenían su relación de los demás por eso a shoko se le dificultaba expresar lo que en verdad quería hacerle.
---
A partir de ese momento, algo cambió entre ellos. Ya no había dudas ni silencios incómodos. Aunque sus vidas seguían siendo caóticas, ambos sabían que en medio del caos, siempre tendrían un refugio en el otro. Y aunque ninguno de los dos era particularmente expresivo, en cada mirada, en cada gesto sutil, quedaba claro que lo que sentían era real.

ESTÁS LEYENDO
Amor Inusual
FanfictionEn esta historia, vamos a ver cómo dos hechiceros que apenas tenían un vínculo ,traspaso la imaginación de muchos ,una pareja inusual. Un asistente de hechicero encontrará una luz de conformidad a la persona que tanto lo apoyo en su vida de estudian...