Cap 3

3 0 0
                                    

No fue una noche especialmente fuera de lo común, pero algo en la atmósfera se había quedado con él. Desde entonces, cada vez que sus caminos se cruzaban en los pasillos del Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Tokio, sentía que había un entendimiento silencioso entre ambos. Algo que no estaba ahí antes.

Sin embargo, no había tiempo para pensar demasiado en ello. Las cosas en el instituto no estaban bien. Las bajas seguían aumentando, y la presión por cubrir misiones se hacía cada vez más insoportable para el personal.

No solo los hechiceros sufrían, sino que los asistentes eran quienes más rápido sentían el peso de las pérdidas. Sin el poder necesario para defenderse, muchos caían víctimas de maldiciones que se volvieron cada vez más difíciles de contener.

Y el mundo de los hechiceros no mostraba signos de volverse menos peligroso.

Era ya entrada la noche, y como de costumbre, Ijichi se encontraba en su oficina, corrigiendo papeles para el día siguiente. La monotonía del teclado bajo sus dedos solo era interrumpida por el tic-tac del reloj y el ocasional zumbido de las luces fluorescentes que parpadeaban en el pasillo.

Ijichi: "Solo me falta rellenar dos hojas más..."(murmuró para sí, mirando de reojo la hora en la esquina inferior de su pantalla)"Van a ser las 11 de la noche. Tengo que terminar lo antes posible."

Los informes eran una parte tediosa pero fundamental del trabajo. El deber de asegurarse de que todo lo documentado estuviera en orden caía sobre los hombros del personal administrativo como Ijichi.

Y aunque su tarea no era tan glamorosa como la de los hechiceros de campo, sabía que su labor permitía que todo el sistema funcionara sin interrupciones.

Cada misión, cada incidente y cada decisión estaba registrada en algún papel que eventualmente tendría que pasar por sus manos.

El sonido de pasos ligeros lo sacó de su concentración. Era Akari Nitta, su joven asistente, quien venía caminando con expresión cansada pero resuelta. Su energía, aunque agotada, siempre traía una chispa de optimismo a la oficina.

Akari: ¡Ijichi-sama! Ya terminé mi parte ,¿Necesita que le ayude con algo más? (preguntó, sabiendo que a veces a él le costaba delegar tareas).

Ijichi la miró con una sonrisa suave. Apreciaba su dedicación, pero no quería que se sobrecargara.

Ijichi: No te preocupes, Nitta-chan. Ya casi termino, puedes irte a descansar. Te lo has ganado.

Akari lo miró un momento, evaluando si insistir, pero finalmente sonrió.

Akari: Gracias. Que tenga buenas noches... y por favor, no se desvele mucho, Ijichi-san. Tiene que cuidar su salud (dijo con un tono de advertencia amable, antes de recoger sus cosas y salir de la oficina).

Ijichi la observó marcharse y no pudo evitar pensar en lo mucho que le recordaba a su yo más joven.

A veces, se preocupaba por cómo este trabajo afectaba a los asistentes más jóvenes como Nitta. Él mismo había pasado años lidiando con la presión y la responsabilidad, pero sabía que para algunos, las cargas emocionales y físicas podían ser demasiado.

En un mundo donde las personas podían morir en cualquier momento, encontrar el equilibrio entre el trabajo y el bienestar era complicado.

Al quedarse solo nuevamente, suspiró y volvió a concentrarse en el informe frente a él. Los minutos pasaron con la familiaridad de la rutina, pero justo cuando estaba a punto de terminar, el teléfono de su escritorio sonó, interrumpiendo la quietud del espacio.

Ijichi: "¿Quién llama a esta hora?" (murmuró, frotándose los ojos mientras descolgaba el auricular) [Hola, ¿en qué puedo ayudarte?]

???: [Hola, necesito que un asistente me lleve a un lugar... ¿Eres el único disponible?] (respondió una voz tranquila pero ligeramente apagada al otro lado de la línea).

Amor Inusual Donde viven las historias. Descúbrelo ahora