Este era un niño que nació sin llorar, nació por parto.
Las enfermeras con mucha calma empezaron a dar algunos golpes al bebé para reanimarlo, pues el bebé que al nacer no llora, es porque nació muerto.
Luego de un rato, el niño echó una bocanada de aire y sus primeros llantos se escucharon, tiraba golpecitos hacia los lados, su cara estaba roja, parecía molesto.
Entregaron al bebé a su madre, quien sin expresión alguna lo miró, por su mente pasaba el hecho de que esos sollozos los escucharía durante un par de años antes de poder volver a dormir tranquila.
Tras un par de días, le dieron de alta a la madre, un hombre alto e imponente los acompañaba, era su padre.
Por suerte para ambos, el bebé no lloró en ningún momento, solo observaba con cuidado todo a su alrededor, excepto a sus padres, no parecía querer verlos por nada en el mundo, parecía que incluso la más mínima mancha en la ventana del auto podría ser más divertido e interesante que siquiera mirar de reojo a sus padres.
El niño parecía afortunado, su casa parecía mansión, rejas enormes en la entrada, guardias vigilando, jardines enteros en la entrada también, había una fuerte, estatuas de caballos de piedra y de bronce, y tallados de madera de caoba... Pero eso no podía importarle menos al niño recién nacido.
Al entrar, el hombre y la mujer con el niño en brazos, entraron sin hacer ruido, la mujer intentaba nisiquiera hacer el sonido de taconear al caminar, el hombre por otro lado, se separó de la mujer, calmando un poco al bebé.
La mujer subió escaleras y caminó largos pasillos hasta llegar a una habitación, la habitación del bebé quedaba justo al lado de la suya y de su esposo.
Llamó a la sirvienta más cercana, una mujer joven, piel blanca palidezca y cabellos negros como el carbón. Se acercó a la mujer esperando alguna órden.
–iré a descansar– susurró con indiferencia –cuida que el niño no lloré, o estás despedida– completo, caminando fuera de esa habitación
–Si mi señora– la mujer asintió, asomándose entonces a ver al niño
Al instante, el niño sintió una conexión con la mujer, ambos parecían cansados, ambos tenían miradas apagadas, y a decir verdad el niño prefería mil veces decir que ella era su madre antes que decir que aquellos eran de su familia.
La mujer al ver que el niño solo miraba, casi no se movía ni hacia ruidos, lo cargó en sus brazos y sintió como el estómago del pequeño se revolvía, más sin embargo no lloraba, solo miraba hacia la cara de la mujer.
Ella sabía que el chico tenía hambre, así que lo dejó en su cuna, y se acercó para susurrarle.
–iré a buscar tu leche, haz silencio– la mujer le sonrió al bebé.
El bebé no comprendía muy bien porqué le exigían tanto silencio si a según él, estaba callado, pero no cuestionaba nada.
De ahí en adelante, la mujer de cabellos negros se encargó de cuidar al niño durante esos años donde "sería insoportable tener un bebé".
...
El niño hace un par de semanas que había cumplido 3 años.
Mostraba una inteligencia excepcional, muy asombrosa, pero para desgracia, aún no hablaba, no había salido ni una palabra de su boca desde que nació.
Cuando buscaba comunicarse, hacía señas, y si no le cumplían algún capricho, solo su mirada muerta podía acechar a los que le negaban.
La mujer de cabellos negros estaba tomando unas vacaciones de un año, así que durante un año, un hombre de cabellos rojos tintados de negro sería su compañía.
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Historias amargas y sin sentido
ContoUna que otra historia que sale de la nada, el sufrimiento del día a día es la musa de este libro, y no tiene ningún fin de expresión de odio ni mucho menos enseñanza de ese mismo, solo esta hecho con fin de expresar sentimientos reprimidos para ser...