En aquella king cama se veían dos figuras, el más pequeño era constantemente remecido por el más grande, apretaba fuertemente las blancas sabanas, lloraba por lo que estaba aconteciendo. Miraz el que por desgracia era su esposo legal, lo estaba tomando como ahora constantemente lo hacía. Edmund no tenía voz ni voto al momento de copular era tomado si o sí.
Dolía y sentía placer hundió su rostro en la cama amortiguado los vergonzosos sonidos que emitía en la cópula.
Desde hace unos meses, dos para ser específicos era obligado. Su cuerpo reaccionaba a todo lo que Miraz hacía.
No quería, ya pronto lo rescatarian, ya pronto sería libre y no tendría que verlo ni tocarlo nunca más.
Quería regresar a casa, ser mimado por sus hermanas y abrazado y protegido por su hermano mayor.
-Y.. Ya no porfavor-
-E... Estoy lleno, no puedo más. Estoy cansado-
"Que se dice bebé" le susurró al oído Miraz.
Edmund aún a su pesar, se avergonzó y al sentir las penetraciones reanudar.
Repitió lo que Miraz le obligaba a decir cuando quería parar.
-A... Amor. Esposo.-
-Por favor déjame descansar.-
Miraz le dio una mordida feroz en el cuello haciéndolo gritar de dolor.
Este empezó a salir lentamente de el, saboreando la Angostura de su pareja. Observando con deleite las marcas y mordidas en cuello y muslos de su pequeño esposo.
....
En la cena Edmund apenas podía estar derecho. Le dolian las caderas y apenas comía algo de fruta.
Agradecía estar solo y que Miraz después del sexo se haya ido a resolver ni se que cosa del Reino.
Empezó a andar por el Palacio descalzo como le gustaba. De pronto sintió eso.
Desde hace unos meses, más bien desde la noche desenfrenada de la cual no tiene muchos recuerdos, algo humedecia su parte de atrás, primero lo atribuía al sexo.
Pero eso pasaba incluso después y cuando no había sexo.
SEXO
Esa palabra le daba temor por lo que eso implicaba y lo que había aprendido a aceptar.
Antes de regresar a Narnia, jamás se le pasó por la mente la palabra sexo.
Ni menos se imaginaba teniéndolo. Aunque si lo hubiera hecho, sería con una linda chica. No el ciendo la chica que recibía.
Ahora su cuerpo estaba extraño, y también se excitaba, jamás lo hacía. Ahora casi siempre.
Miraz lo había cachado algunas veces y lo obligaba a tener sexo.
Lo que más le preocupaba es que ya casi no ponía residencia, luego se lamentaba cuando todo terminaba, como ahora lo estaba haciendo.
Maldijo a Miraz, por hacer que su mente este rara y que su cuerpo también actúe raro.
Entró a una enorme habitación, descubrió libros y pergaminos cuidados. Se sentó con cuidado y al hacerlo su cuerpo se excito, pues sentía el miembro de Miraz que había estado dentro en la mañana.
Empezó a llorar, se sentía roto. No era el. Tenía que escapar o se volvería loco.
Intentando olvidar la sensación abrió un pergamino y se sonrojo a más no poder.
Intentando despabilar de sexo y lo primero que le aparece son "Posiciones sexuales para mantener el fuego en la relación"
Con miedo bajo un poco su pantalón hasta las rodillas, se sentó y abrió las piernas. Aquello rodaba por su parte baja, eso molaba su entrada y el a su pesar palpitaba rojo por el uso de la mañana.
Empezó a tocarse sintiendo que la masturbación de su miembro no era suficiente. Con miedo tanteo su hinchada circunferencia que se mojó con el extraño líquido secretado.
Metió un dedo y sintió raro, aumentó otro y empezó a masturbarse con ellos. Como un precoz se encontró corriendose segundos después con sus dedos dentro.
Se espantó al sacarlos y medio se limpió.
Luego de arrojar el pergamino indecente y abre otro.
Uno que captó su atención, sobre los animales mensajeros que puede hablar.
Vio claramente los pajaritos que le llevaban los recados y su corazón se alegro.
Lo guardó entre los otros tantos para que Miraz no lo halle.
....
Estaba en el jardín dando de comer a los patitos.
"Pssss" Un pequeño colibrí captó su atención. -Oh. Otro Pajarito- esta vez cambio de actitud Edmund.
Puso su mano en alto y el pajarito se poso allí.

Se sentó en una banca y puso pedazos de pan en sus piernas. El pajarillo se acercó a comer junto a otros pajaritos y empezó su hablar.
"La reina Susan pregunta si se encuentra bien."
"El rey Peter le pide paciencia y confianza"
"La reina lucy pide que se cuide"
"El rey Caspian promete rescatarlo."
"Juntos dijeron que lo amaban y que harán lo imposible por estar a tu lado"
"Hay algún mensaje que quieras enviarle a ellos? " pregunto el colibrí.
El pajarito al ver las lágrimas del joven rey se poso en sus mejillas como dándole consuelo.
Edmund le sonrió como nunca lo había hecho con el otro pajarito.
-gracias.-
-Diles que los amo y que los esperaré, intentaré escapar aunque talvez no lo logre. Que no hagan nada estúpido. Que coman todas sus comidas a sus horas. Que cuiden su salud-
-Ve con ellos mi amado colibrí- *alzó la mano en alto con el rostro lleno de lágrimas pero sonriendo al pajarito*
-Cuidate mucho y llega a salvo-
"Gracias mi amado rey, daré tu mensaje, tu solo espera"
El pajarito salió volando alejándose de aquel castillo decidido a cumplir con su misión, era la primera vez que alguien se ganaba su corazón.
Solo quería verlo sonreír otra vez, haría todo lo posible porque eso se vuelva a repetir. Juro el animalito rumbo a su destino.
Hola a todos, se que he estado ausente por mis fanfics antiguos como este.
He perdido mucho la inspiración, si no es que casi por completo. Regresé porque escribir y leer me distraen de mi dolor crónico.
Me estaba dejando vencer por la enfermedad, pero tengo una madre, una hermana y una preciosa sobrina que me han impulsado a seguir.
A veces me dejo llevar por la depresión, pero intentaré seguir adelante y seguir actualizando lo que he dejado Abandonado.
Se despide
Ruth
Alexandra
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Mine ||MirazxEdmund||
FanfictionPeter desafía a Miraz a un duelo por la victoria sobre Narnia. También incluye un regalo de todo lo que Miraz quiere. Desafortunadamente, Peter pierde y lo que Miraz quiere no es lo que nadie esperaba.