diecisiete

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Shikamaru regañó a Naruto cuando se reunieron, porque aparentemente lo conocía lo suficiente como para darse cuenta con tan sólo verlo de que el rubio no estaba con los cinco sentidos puestos a pesar de que tanto él como Sasuke se esforzaron por d...

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Shikamaru regañó a Naruto cuando se reunieron, porque aparentemente lo conocía lo suficiente como para darse cuenta con tan sólo verlo de que el rubio no estaba con los cinco sentidos puestos a pesar de que tanto él como Sasuke se esforzaron por disimular su estado. (En realidad, si bien ya no estaba tan idiota como unas horas atrás, Naruto seguía coloradísimo y no insultó a Shikamaru cuando este le pellizcó una mejilla, por lo que fue bastante evidente que tenía alcohol en el sistema todavía). En silencio todos subieron al auto, Naruto y Sasuke atrás, Chouji adelante junto a Shikamaru nuevamente, y se pusieron en camino a la casa del mayor de todos. Sasuke ya tenía sueño y los ojos estaban pesándole demasiado pero en el auto Naruto comenzó a sentirse mal y no dejaba de soltar quejidos, de modo que no se permitió dormir y se dedicó a mantener a Naruto distraído en el trayecto de regreso a casa. El mayor se recostó sobre su regazo con el ceño fruncido y los ojos cerrados y murmuraba que se sentía mareado, mientras tanto Sasuke le quitaba el cabello de la frente y le hacía viento con las manos, también soplaba suavemente sobre el rostro ajeno, dejándole caricias por toda la cara. Era gracioso, Naruto parecía un niño pequeño haciendo un berrinche entre los quejidos, resoplidos y demás ruidos extraños que hacía, y cada vez que Sasuke dejaba de atenderlo por un segundo volvía a la carga, ordenándole que no se detuviera y hasta llegó a golpearlo y jalarle del cabello para llamar su atención, sacándole más de una sonrisa al menor con ese comportamiento.

—Eres un tonto, Naruto —resopló Shikamaru luego de dejar a Chouji en su casa—. Si sabes que te hace mal, ¿por qué bebiste tanto?

—Cállate —farfulló el aludido, dando un manotazo al aire—. ¿Falta mucho para llegar? Me estoy muriendo.

—Estaremos en menos de cinco minutos —lo tranquilizó el mayor, mirando a Sasuke por el retrovisor durante unos segundos—. ¿Tú te quedas con él? Te diría que sí porque alguien tiene que cuidarlo...

—Por supuesto que se queda conmigo —respondió Naruto con tono molesto antes de que el menor pudiera hablar—. Apresúrate o vomitaré en tu estúpido auto.

—Ya es el Naruto de siempre —comentó Shikamaru negando con la cabeza—. Si no estuvieras a punto de morir te golpearía por maleducado, mocoso idiota, te lo juro. Agradece que está Sasuke aquí, sino te dejaría tirado en un basurero por torpe y que te arregles solo.

Sasuke simplemente se rió por la discusión absurda que nuevamente estaban teniendo los dos chicos, sin detener las caricias en el rostro de Naruto porque si lo hacía el mayor reclamaba con quejidos y manotazos. Y tal como había dicho Shikamaru, en menos de cinco minutos ya estaban en la entrada de la casa del rubio. Entre los dos bajaron a Naruto del auto y lo llevaron hasta la puerta, donde Sasuke tomó la llave del bolsillo de la camisa a cuadros del chico para poder abrirla y entrar. Luego de dejar a Naruto sentado en el sillón Shikamaru se despidió y se fue no sin antes hacerle prometer a Sasuke que cuidaría muy bien de el imbécil inconsciente de su novio, como lo había llamado el pelinegro. Lo primero que haría sería ayudar a Naruto a sentirse más cómodo, por lo que desabrochó el cierre del pantalón ajustado y desabotonó la camisa a cuadros del mayor, y cómo sería que este se sentía realmente mal porque no insinuó nada ni trató de tocarle el trasero o el miembro a Sasuke en ningún momento, simplemente dejó que el pelinegro le quitara la camisa tan sumiso como nunca hubiera imaginado ver al mayor. Cuando terminó y Naruto quedó con el torso desnudo, Sasuke entonces se preguntó cómo demonios haría para subir al rubio hasta la habitación por aquellas escaleras pequeñas que llevaban al desván, porque bastante le había costado entrar al chico a la casa y eso que lo había hecho con ayuda, ni hablar de lo que sería subirlo hasta la cama. Sin embargo, antes de que pudiera plantearle sus dudas a Naruto, este se levantó del sillón sin decir nada, más pálido de lo normal, y se encaminó al baño a toda prisa. Sasuke lo siguió intuyendo lo que estaba por suceder, y en efecto ni bien estuvieron dentro Naruto se apresuró a hincarse sobre el inodoro mientras maldecía en voz baja.

Don't tell HinataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora