• Don't Cry

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•Sad asf•

El sonido de la cafetera me hizo despertar de mis profundos pensamientos, el jarrón con mis flores favoritas ya hacía roto en el suelo, la agua se había esparcido por todos lados al igual que los pétalos y los cristales , se supone que debería pararme del sofá y levantar todo ese desastre e ir hacía la cafetera pero, se sentía como si me estuviera hundiendo.

Después de unos cuantos minutos, finalmente me puse de pie, ignorando los cristales y la agua derramada en el suelo, y caminé hacía la cocina, tomando el electrodoméstico con el ceño fruncido, abrí el frasco de café y tome dos cucharadas, para después depositar el agua el la taza, la cual salpicó en mi mano, quemándola al instante.

Abrí el grifo de agua y la remoje, esperando que el ardor se marchara, pero en realidad, el nunca se fue, seguía ahí, persistente, ardiendo y doliéndome.

Desde que Nicholas se marchó, todos los días han sido como este, no lo se, supongo que se llevo consigo una parte de mi felicidad, una parte que egoístamente yo quería devuelta.

Ya han pasado tres semanas desde su boda, y, mierda, debo admitir que la noticia me cayó como un balde de agua fría, sin embargo estaba feliz por el, después de todo, lo de nosotros simplemente fue una tonta promesa de adolescentes, algo sin importancia ni valor.

Me puse de pie y remoje mi rostro, la melancolía comenzó a presentarse, y sinceramente no quería volver a sentirme de esa manera, así que, caminé rápidamente a la bañera, abrí la llave y la agua golpeó bruscamente mi rostro, buscando oxigenación me separe y salí, mojando todo a mi paso.

Quite mi ropa y me vestí con solo una bata larga y blanca, caminé al sillón y me recosté en el, mirando hacia el techo, cayendo dormida poco a poco.

Cuando desperté la oscuridad ya se había hecho presente en mi departamento, había dormido todo el día, otra vez, sin pensarlo demasiado, tome mi teléfono, lo abrí y entré a mensajería, habían dieciséis llamadas perdidas de Nicholas, y un mensaje sin abrir.

"¿Podemos vernos?"
5:36

"Si."
10:28

Conteste en cuestión de segundos y sin siquiera pensar en algo, que mierda estaba haciendo, esto no es lo correcto, el debería estar con su esposa, o grabando alguna nueva serie, supuse que al menos debería de recoger todo el desastre de mi apartamento pero que mas da, quizá era la ultima vez que lo vería en persona.

Espere poco, y en menos de quince minutos, alguien había tocado mi puerta, me levanté y gire la perilla, ahí estaba.

—Clara, ¿porque no contestabas?, estaba preocupado.—Verlo nuevamente a los ojos, oler su perfume, tocarlo, tan siquiera saludarle, todo eso se sentía como cometer un maldito crimen.

—Lo siento, yo, estaba ocupada.—Frote mis ojos para evitar verlo, claramente mi apariencia me delataría, mi maquillaje corrido, mi cabello enredado y, mi bata, claro, muy ocupada.

—¿Tan ocupada como para contestar mis llamadas?.—Preguntó sospechando, hecho un vistazo dentro del apartamento, y percatándose de todo, me miro nuevamente en una mueca—¿Puedo pasar?—Asentí cerrando mis ojos nuevamente.

—Las flores, están en el suelo.—Camino hacía ellas, recogiendo únicamente los tallos, los pétalos se habían caído de todas.—Hay cristales por todas partes Clara, ¿porque no los recoges?.

—Ya te lo dije, estaba ocupad-—Interrumpió mis palabras.

—¿Ocupada?, ¿Ocupada en que?, mírate, ¿cuanto tiempo llevas así?.—Dejó los tallos sobre mi mesa molesto, el estaba siendo tan egoísta, tanto que un nudo en mi garganta comenzó a formarse.

—¿Oh quieres saber desde cuando he estado así?.—Caminé a un paso molesto, pisando todos esos cristales sin importarme en absoluto y lo mire fijamente, con mis ojos completamente cristalizados.

—Desde tu boda.—Sus cejas se alzaron, y su rostro comenzó a suavizarse poco a poco, note como sus brazos se levantaban en busca de un abrazo, pero antes de que lo hiciera me di la vuelta, alejándome de el, dejando caer todas mis lagrimas.

—Creo que lo mejor es que te vayas.—Sugerí con mi voz temblorosa, y de pronto, unos grandes brazos me envolvieron desde mis costillas, nuevamente volví a sentir su calor y protección, pero, esta vez era diferente.

—Clara, por favor no llores.—Escondió su rostro en mi clavícula, y eso solamente me hizo llorar aún más.

—Nicholas por favor vete.—Quite sus brazos suavemente, y me mantuve de espaldas, esperando ver su silueta salir por la puerta, porque sabía que si lo veía irse, correría detrás de el.

Sin decir ni una sola palabra, y con una mirada cabizbaja escuche algunos pasos y el sonido de la puerta cerrarse, el realmente, se había ido.

Gire mi cuerpo y di un paso, ahí estaban los tallos de las flores sobre la mesa, las que Nicholas previamente había levantado, y también las que me había regalado.

Book of glory | Nicholas ChavezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora