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Las semanas previas al nacimiento de Ahyeon estaban llenas de emoción y nerviosismo. La pancita de Felix había crecido visiblemente, y aunque su energía comenzaba a decaer, su espíritu seguía brillante. Cada mañana, la despertaba con suaves caricias, sintiendo el suave movimiento de nuestra hija dentro de ella.

Era una mañana de primavera en Italia. Las flores comenzaban a florecer en los jardines y el aire tenía un olor fresco y renovador. Miré por la ventana mientras pensaba en todo lo que había pasado desde que nos mudamos aquí. La idea de ser padres me llenaba de alegría, pero también de inquietud.

-¿Hyunjin? -llamó Felix, sacándome de mis pensamientos.

Me giré para encontrarla sentada en la cama, con la mano en su abdomen, una pequeña sonrisa en su rostro.

-¿Te gustaría ir a dar un paseo? -preguntó, inclinándose hacia adelante con un brillo de emoción en sus ojos.

-Claro, pero debes tener cuidado -respondí, acercándome para ayudarla a levantarse. La apoyé mientras caminaba hacia la puerta, sintiendo que mi corazón se llenaba de amor por ella y nuestra futura hija.

El día era perfecto. El sol brillaba y la brisa suave hacía que la caminata fuera aún más agradable. Nos dirigimos al parque cercano, donde habíamos pasado muchas tardes conversando y disfrutando de la compañía del otro.

-¿Has pensado en nombres? -preguntó Felix, mirándome con curiosidad.

-Sí, he estado pensando en "Ahyeon" -respondí, sintiendo que el nombre resonaba en mi corazón. -Es un nombre hermoso y único, al igual que nuestra hija.

Felix sonrió ampliamente, y podía ver que le gustaba.

-Me encanta. Ahyeon suena perfecto. -dijo, acariciándose la panza. -No puedo esperar para conocerla.

Mientras caminábamos, hablamos de nuestras expectativas sobre la llegada de Ahyeon, de cómo sería ser padres y de las aventuras que nos esperaban. La idea de tener a nuestra hija en brazos nos llenaba de felicidad, pero también había un trasfondo de incertidumbre.

-A veces me preocupa no ser un buen padre -admití, mirando al suelo mientras caminábamos.

Felix se detuvo y me miró con seriedad.

-Hyunjin, ya eres un gran padre solo por estar aquí y preocuparte. Vamos a aprender juntos -dijo, tomando mi mano y apretándola con cariño. -No hay una guía perfecta, pero lo importante es que lo intentemos y estemos siempre ahí el uno para el otro.

Sus palabras me dieron consuelo, y su fuerza era un recordatorio de que no estábamos solos en esto. Era un equipo, y juntos enfrentaríamos cualquier desafío que se presentara.

Al Caer la Noche

Esa noche, mientras nos acomodábamos en la cama, Felix se giró hacia mí, su mirada iluminada por la luz de la luna que entraba por la ventana.

-Hyunjin, hay algo que quiero preguntarte -dijo, su voz suave.

-¿Qué es? -respondí, sintiéndome intrigado.

-¿Tienes miedo del parto? -preguntó, sus ojos llenos de comprensión.

Suspiré, pensando en la realidad de lo que estaba por venir.

-Un poco. No quiero que te lastimen ni que sufras. Solo quiero que todo salga bien para ti y nuestra hija -respondí, sintiendo la preocupación apoderarse de mí.

-Lo sé, pero estoy lista. He estado preparándome para esto. Lo más importante es que estés a mi lado. Eso me da fuerzas -dijo, acariciando mi mejilla.

Me sonrió con confianza, y su serenidad me tranquilizó.

-Siempre estaré contigo, Lix. No te dejaré sola en ningún momento -le prometí, sintiendo que mi corazón se llenaba de amor y determinación.

Una Semana Antes del Nacimiento

Los días se fueron volando mientras hacíamos las últimas preparaciones. Desde la habitación del bebé hasta la compra de cosas necesarias, todo parecía estar en su lugar. Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha, la ansiedad comenzó a acumularse en mi pecho.

Una noche, después de un largo día de preparativos, estaba sentado en el sofá, revisando los mensajes en mi teléfono. Felix estaba en la cocina, haciendo una cena ligera. De repente, escuché un grito y me levanté de inmediato.

-¿Felix? -grité, corriendo hacia la cocina.

Ella estaba de pie, con una expresión de sorpresa y dolor en su rostro.

-Hyunjin, creo que se viene -dijo, llevándose la mano al abdomen.

El pánico se apoderó de mí.

-¿Estás segura? -pregunté, sintiéndome un torbellino de emociones.

-Sí, creo que sí. Pero no te preocupes, puedo manejarlo -respondió, aunque su voz tenía un leve temblor.

La observé mientras trataba de mantener la calma. Sabía que lo mejor que podía hacer era apoyarla en este momento crucial.

-Vamos al hospital. No voy a dejar que pase por esto sola -le dije, acercándome y tomándola de la mano.

Felix asintió, su rostro decidido, y juntos nos dirigimos hacia el coche. La noche estaba llena de estrellas, y a medida que avanzábamos hacia el hospital, me di cuenta de que la llegada de Ahyeon estaba más cerca de lo que pensaba.

La ansiedad y la emoción se entrelazaban en mi interior, y mientras miraba a Felix, supe que esta era solo una etapa más en nuestro viaje juntos. Estábamos listos para enfrentar lo que viniera, unidos por el amor y la esperanza por nuestro futuro como familia.

!¡HYUNJIN IS MY ALPHA AND ONLY MINE DAMN BITCH!¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora