Al entrar a su bloque de pisos, justo en el descansillo se encontraron con una vecina y esta, al verlos entrar tan de madrugada se interesó, como es normal, por lo sucedido.
—¡Buenos días! —dijo la vecina.
—Buenos días Nuria —dijo la madre junto a su hijo.
—Disculpa Sara, ha pasado algo, os veo entrar tan temprano y no he podido evitar preocuparme —dijo Nuria interesándose por ellos.
—¡Oh no nada! —dijo la madre muy apurada ante la posibilidad de tener que explicar el percance sufrido por su hijo y que fuese la comidilla de la vecindad.
—¡Tranquila Sara, puedes confiar en mí! Si necesitas ayuda no tienes más que pedírmelo —dijo Nuria.
Nuria era una mujer de unos cincuenta, más o menos de la quinta de la madre de Aaron y aunque ya habían pasado sus años de gloriosa juventud, aún conservaba su pelo rubio y unos buenos pechos, aunque su cintura y su culo ya no son los que eran cuando estaba en plena efervescencia sexual tenía un buen polvo como podría decir su hijo para una MILF liberada y sin pareja como ella.
Sara lo pensó un momento y el silencio que se abrió entre los tres se hizo tenso.
—Bueno Nuria, mira te lo voy a confiar esperando que me guardes el secreto. Es que mi hijo, aquí presente, no tuvo anoche mejor idea que tomar pastillas azules y claro eso le ha provocado un problemita —dijo la madre.
—¿Pastillas, qué clase de pastillas? —dijo la vecina sin comprender.
Muy azorado, Aaron vio como la madre retiraba un poco su chaqueta en el brazo, lo suficiente para que su tienda de campaña abultando su pantalón de deporte fuese visible a la vecina.
—¡Oh ya entiendo! —dijo la vecina ante la contemplación de tamaña erección—. Y qué os han dicho.
—Nada hija, que se ponga hielo y que trate de aliviarse él solito, porque amigas para eso no tiene.
—¡Oh mamá! —protestó el hijo ante las confidencias que tuvo la madre con su vecina.
—¡Claro, no te preocupes Aaron, eso se pasará! —dijo la vecina tranquilizándolo.
—Pero estamos preocupados, porque si eso no baja puede ser muy malo para él —le aclaró la madre.
—¡Claro, lo entiendo! La sangre no puede estar ahí siempre, ¿verdad? —dijo la vecina dando a entender que sabía de lo que hablaba.
—Porque Nuria, te pido perdón con antelación por lo que te voy a decir pero, tú no podrías... —le insinuó la madre.
—¡No mamá! —dijo el hijo alarmado.
Ante la negativa del hijo, Nuria fue prudente.
—Entiendo vuestra situación, tú tranquilo Aaron, date un baño de agua caliente y relájate en el baño, eso bajara, ¿vale? Y bueno Sara, si no baja me avisas y os echo una manita, ¿vale? —dijo la vecina.
—Gracias por tu comprensión Nuria y por favor guárdame el secreto.
—Tranquila, vuestro secreto está a salvo —dijo la vecina tocando el brazo de Sara para darle confianza.
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La Urgencia de su Hijo
Romance¡Esta es una obra complicada! Tengo que advertirlo: Puede generar rechazo en el lector o lectora que se adelante en ella y lo entiendo... ¡Solo espero comprensión si hiere sensibilidades! Sinopsis: Aaron ha cometido una imprudencia fruto de la juven...