Capítulo 50

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N/T: Recuerden qué siempre usamos Padre para referirnos a Qin Zheng y papá siempre que nos referimos a Chu Yu.

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El carruaje de madera de agar estaba cubierto con suaves cortinas blancas y era tirado por cuatro caballos blancos, una espectáculo increíblemente llamativo.

Dentro de los límites de la Capital, se encontraba el Monte Yuhuai, y en el Monte Yuhuai, el Instituto Yunmo[1], la academia privada del clan Chu. Aparte de la casa del Duque de Jing, la rama más noble del clan Chu, había docenas de otras familias extendidas. Por lo tanto, dado el gran número de inciensos quemados frente al salón ancestral, era un clan bastante próspero.

Antes de su séptimo cumpleaños, Zhen'er siempre había sido educada por un tutor en casa. Sin embargo, cuando cumplió siete años, después de mucha deliberación, Chu Yu decidió enviarla al clan Chu para continuar sus estudios. La razón era que, dada la larga historia académica del clan, el Instituto poseía una gran cantidad de conocimientos profundos y recursos. Tanto él como su hermano mayor habían recibido instrucción en la academia del clan Chu, y hasta los hijos de la familia real luchaban por encontrar una manera de estudiar allí. 

Las reglas establecidas, que no podían romperse, indicaban que la academia del clan solo aceptaba a los hijos del clan Chu como estudiantes. Por lo tanto, en el pasado había habido casos en los que la familia real adoptaba a sus hijos en el clan Chu para que pudieran asistir a la academia del clan Chu. De esto se podía ver claramente el prestigio del Instituto.

Sin embargo, Chu Yu amaba tanto a Zhen'er que la extrañó al cabo de un solo día. No podía soportar descuidadamente dejar a su hija en el Instituto, por lo que ella se convirtió en la única estudiante que iba y venía. Todos los días, los caballos blancos recorrían el camino entre el Instituto y la mansión del Duque con el exquisito carruaje en remolque, convirtiéndose en una hermosa escena para contemplar.

Dentro del carruaje, la criada principal Bi Yu estaba en medio de organizar el baúl de libros de la niña. Recolectaba las tareas completadas del día una por una, sin atreverse a doblar ninguna de las esquinas. Después de todo, el Segundo Maestro recogería todos para guardarlos con cuidado. 

Desde hacía muchos años, Chu Yu había estado recopilando todos los documentos escritos y versos poéticos de Zhen'er desde su infancia y los coleccionaba personalmente en un álbum. Todos en la Capital sabían del talento de la primera hija del clan Chu, que, a su corta edad, ya era extraordinariamente brillante y delicadamente encantadora.

Mientras tanto, Zhen'er tenía en sus manos un trozo de hojaldre de crema de nuez. Estaba a punto de llevárselo a la boca cuando el carruaje se detuvo repentinamente. Incapaz de detenerse, cayó hacia adelante y accidentalmente se metió todo el pastel en la boca, lo que la hizo atragantarse y toser varias veces.

"Pequeña señorita, por favor tenga más cuidado". Bi Yu apresuradamente le ofreció a Zhen'er una taza de té y le dio suaves palmadas en la espalda para ayudarla a respirar.

 Zhen'er agitó la mano mientras tragaba el pastel. Luego, al escuchar lo que parecía ser movimiento afuera, abrió la ventana con curiosidad y asomó su pequeña cabeza.

Frente al carruaje, había un caballo, y sobre el caballo, estaba sentada una persona.

 El caballo era diferente de los famosos caballos criados por los nobles de la Capital. No tenía una silla adornada con borlas de jade, ni riendas de cuero suave forradas en oro, ni una brida incrustada con perlas y campanas de plata. Así, no tenía ni un atisbo de extravagancia. 

No era más que un caballo poderoso y formidable con un pelaje negro oscuro con un brillo púrpura. Un autentico caballo de guerra ensangrentado en el campo de batalla, innatamente diferente de los caballos criados en los pasillos de jade de la Capital con fines de entretenimiento. La persona sentada en el caballo tenía la mano izquierda envuelta alrededor de las riendas y la mano derecha sosteniendo una pequeña caja. Llevaba una túnica de brocado con mangas en forma de flecha, un cinturón atado a la cintura y un abrigo de piel negro con patrones oscuros sobre los hombros. Su largo cabello estaba atado en una alta cola de caballo y caía hasta su cintura, revelando un rostro incomparablemente apuesto. Tenía una mandíbula elegantemente curvada, labios delgados con bordes afilados, ojos que captaban la luz del sol y la luna, y cejas inclinadas como una reunión de vientos y nubes, con un porte noble y recto.

Qin por la mañana, Chu por la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora