III

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De golpe cesaron las risas y bromas de los chicos en la movilidad, palideciendo de terror.

"Oh Dios mío... ¡Esto no puede estar pasando...!" se dijo a sí misma Isabel, a punto de romper en sollozos.

—Voy a contar hasta tres para que todos se bajen de la movilidad ahora mismo...—amenazó el hombre de la máscara negra—. Al que no se baje o comience a gritar le metemos bala aquí mismo, ¿Entendieron?

Al tipo le bastó contar solamente hasta uno para que los chicos se bajasen en seguida de la movilidad, ordenándoseles subir inmediatamente a la camioneta roja.

El único que permaneció dentro de la movilidad era Miguel.

— ¿Qué haces? ¡Bájate ahora! —solicitó de forma desesperada la señora Leonor, confundida ante la actitud de aquel muchacho, quien parecía no comprender muy bien la situación.

Harto de esperar, el hombre de la máscara negra apartó a la señora Leonor de un manotazo, tirándola al suelo y entró a la movilidad.

— ¿Eres sordo acaso? ¡Dije que te bajes!

El cañón de su pistola apuntaba directamente a la cabeza del chico. Sus dedos estaban a punto de presionar el gatillo.

Y sin embargo, el chiquillo no mostraba la menor turbación al respecto, permitiéndose incluso dirigir una sonrisa burlona al secuestrador, quien notó entonces la cajita blanca que ese niño traía en sus manos, la cual cayó abierta a sus pies apenas un segundo después.

Para completo desconcierto del secuestrador y sus compinches, ninguno de ellos se encontraba ya en el lugar donde tenían planeado cometer su delito, descubriendo a su alrededor una serie de extrañas construcciones de piedra adornadas con extraños símbolos.

— ¿Qué carajo está pasando aquí...?—inquirió uno de los matones, sumamente sorprendido, pegando un grito de horror al descubrir la cabeza empalada de un hombre detrás de unos muros.

—José, ¿En dónde estamos...?—le preguntó otro de los criminales a su igualmente desconcertado líder.

—Están en la antesala del infierno...—repuso una suave voz a sus espaldas, descubriendo los matones tras de sí a Miguel—. El sitio en donde todos ustedes van a pagar por fin sus numerosas culpas acumuladas, malditos bastardos...

Némesis II: Laberinto InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora