BKDK | DRABBLES
Después de varios años juntos, Katsuki decide que quiere formar una familia con su querido esposo, Izuku. A partir de ese momento, comienza a buscar distintas maneras de persuadirlo, desde gestos tiernos hasta ideas un tanto inespera...
Kirishima estaba relajado en su sillón cuando decidió llamar a Bakugou. Tenían rato sin hablar más allá del trabajo, y había algo importante que quería compartir.
—¡¿Qué carajos quieres?! —gruñó Bakugou, siempre directo.
—Hey, Bakubro, tranquilo —respondió Kirishima con una risa nerviosa—. Solo quería hablar contigo sobre algo importante...
—¿Ahora qué hiciste? —respondió Katsuki, ligeramente divertido pero con su habitual tono brusco.
—Mina... —Kirishima tomó aire, preparándose—. Mina está esperando un bebé.
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea.
—¡¿QUÉ?! —explotó Bakugou al fin—. ¡¿Me estás diciendo que me ganaste en esto también, hijo de puta?!
Kirishima se quedo un poco confundido.
—¡No puede ser! ¡La puta madre, Eijirou! —Bakugou prácticamente podía verse apretando los puños desde el otro lado—. ¡Primero en casarte, y ahora me ganas con lo del bebé! ¡No puede ser que ya estés teniendo hijos antes que yo!
—Vamos, Bakubro, no es una competencia —le dijo riendo—. Pero igual, gracias por estar tan emocionado por nosotros.
—¡No es eso! —respondió Katsuki de inmediato, aunque su tono comenzaba a suavizarse un poco—. Solo... maldita sea. ¡Estoy contento por ustedes, pero... me cagas, Eijirou! —Gruñó, claramente frustrado y envidioso a su modo—. No puede ser que me ganes con esto también. ¡Maldita sea!
—Bueno, quién sabe, tal vez pronto te toque a ti también —dijo Kirishima, sabiendo que estaba tocando una fibra sensible.
—¡Tch! —Bakugou se quedó en silencio un momento—. Me cagas. Pero felicidades, idiota. De verdad. Saluda esa ojos de mapache de mi parte.
—Lo haré. Y oye, cuando sea tu turno, serás el mejor padre, Bakubro.
—¡Eso ya lo sé, no necesito que me lo digas! —Bakugou sonaba molesto otra vez, pero Kirishima podía imaginarlo sonriendo.
Antes de colgar, Kirishima alcanzó a escuchar un último comentario.
—Maldita sea, ¡tengo que convencer a Izuku ya!
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