1 ~ Dónde se ubica la infancia

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Por primera vez, mi papá viene a un partido donde estoy de titular, era inexperto pero fuerte, y muy alto para mi edad.

Con trabajo, mis papás, podían comprarme unos tacos para jugar, les costaron tan solo 5$, no comería esa noche, pero lo iba a gozar.

Estoy tan agradecido... Mi papá es lo mejor que me ha pasado. Era raro verlo salir del cuarto cada noche, se escuchaba a él mismo martillando, cada noche, de lunes a viernes.

En mi habitación hay un hueco abajo de la cama, dónde puedo oír con facilidad lo que hace.

Aunque...

Me sorprendía, porque no siempre se escuchaba lo mismo. Pero regresando al juego, era, era increíble, ósea, los otros niños no me tenían talla de nada, los driblaba como si nada, recuerdo hacer unos 6, 7 goles ese partido...

Solo necesitaba un ojeador, porque era demasiado bueno para mi edad, suena raro decirlo, incluso... Algo soberbio, pero estoy siendo literal.

En ese año 39' todo lo veía más lento, pero la verdad me encantaba, acuérdense... La mayoría que esté leyendo esto sabrá que ocurrió estos años, por eso les cuento lo interesante de este juego.

Al terminar, salí completamente inspirado y completamente destrozado, y no hablo mentalmente... Ya se imaginan como fue.

Stielhandgranate 24, si esa, nos explotó en la cara, a menos 1 metro. Nos, porque, también le dio a mi papá...

No sé qué escribir de verdad, ya las lágrimas empaparon la hoja, esperen...

Quedé privado, veía borroso, mi papá me estaba gritando, peor cuando se lo llevaron.

Tan inocente... Tan joven para presenciarlo... Incluso... No lo entendía.

Y la gente se olvidó de mí, no me vino a buscar ni un bombero, ni un policía, nadie...

Ese lugar quedo vacío, tirado en medio del campo de fút- ¿guerra? Pues eso parecía.

Ahí quedé como 3 horas, sólo, cuando me dio hambre, salí de ahí y desearía nunca haber estado en ese cuerpo porque mi alma acababa de horrorizarse, Dios, tengo 8 años.

Tiroteos, casas sin paredes, las tripas estaban montadas hasta en los postes, había sangre corriendo a brotes en las alcantarillas. Ni hablar de la gente, ¿gente? sino... Cuerpos.

Fui a mi casa, de verdad, pensaría que estaría totalmente destruida pero no eran tan horribles los daños. No podía estar ahí, recogí las cosas importantes como mi balón de fútbol y me fui... A buscar vida.

Y entonces recordé, hay una parte de la casa, que no he visto. Que solo mis oídos han sido testigos, el sótano de papá. Hay un dicho que todos conocen, "La curiosidad mató al gato".

No podía diferenciar muchas cosas, por el polvo, pero entonces me di cuenta, no es el polvo, es que nunca había visto algo así. Una especie de máquina, pero parecía como apagada.

Y así como dicen muchas historias, "pero no le di importancia". Seguí con mi vida, me encontró un equipo de rescate y me llevaron a un orfanato, con otros niños, habían de 7, 12, 15 años. E incluso había de 18 años, me había sorprendido que no los habían botado.

Conocí a Héctor, compañero inseparable.
Pasemos de 1939 a 1947, a un año de que termine la guerra, después de "La venganza atómica", tenía 16 años, la sequía era inmensa en el orfanato por la escasez de la importación de alimentos, y yo marcando 53 goles y en 22 partidos de futbol en el equipo local. Ese era mi desestrez.

Al escribir esto, me percaté, ¿cómo hice tantos goles? Mi explosividad era de terror, la manera de mi golpeo de balón era única, me decían que jugaba de manera tan natural, como si nada.

Necesito que conozcan a la Directora Marián, ella es la única que me entendía, ah, ella y Héctor, me ayudo demasiado a entrar en el equipo de fútbol, acoplarme, pagar los gastos, porque ella veía entrega, disciplina y esfuerzo en mí.

Lo único que me faltaba era más masa muscular, necesitaba entrenar, pero el último gimnasio fue destruido. Decidí tomar una idea, hacer mi propio gimnasio.

Héctor me dijo que había cemento en la cocina, solo tenía que ir sigilosamente y llevármelo. La cocina casi al final de un pasillo dónde hay un comedor, había cientos de niños, y en una ráfaga, todos me quedaron viendo cómo iba a la cocina.

El guardia me detuvo. No tuve más nada que hacer, y escapé de las manos del guardia.

Entré a la cocina, me llevé las cosas y salí corriendo a mi cuarto en el piso 7, Héctor me ayudaba con el cemento. Llegué y cerré la puerta con seguro, me perseguían por lo que tomé la decisión... Huir.

Héctor me convencía, ¡No!, ¡No!, ¡No!, porque aún había peligro en la calle, pero estaba siendo perseguido no había nada que hacer, abrí un bolso, eché todo el cemento, en los otros bolsillos, puse mis cosas, que son pocas.

Y en las manos los baldes de cemento...
Lo convencí, lo convencí demasiado, Héctor no quería venir conmigo, Dios, 8 años aquí conmigo, ¿para qué? Bueno, tomé la decisión, hasta pronto, amigo mío. Y lo abrazé fuertemente...

Me até una soga y bajé hasta el piso 4, lo demás tuve que hacerlo manual, uno de los peores dolores que he soportado... Pero ahí estoy.
Vi con mis propios ojos cómo se llevaban a mi amigo, imaginándome su final, ¿encarcelado, juzgado... cocinado? No lo quiero ni pensar.

En la puerta del edificio vi a la niña que siempre me veía, en el comedor o en otras
ocasiones, no lo sé, pero era muy rara.

Faltaban 3 años para el mundial de Brasil, en el 50', tendría 19 años, sería perfecto para mi primer mundial, y decidí pensar, me voy a entrenar sólo, y cuando tenga el nivel voy a entrar en uno los mejores equipos, el Manchester United.

Soy el escritor, necesitas estar más atento a partir del capítulo 2, ¿ok?


angel márquez © 2024

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