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11. Mimos

Con su cabeza en tu regazo, Valentino estaba cantando por lo bajo con una voz levemente aguda, mientras jugaba en su teléfono. Era día de semana, sus padres ya le habian permitido faltar al colegio y vos recién regresabas. Para vos como cualquier día, pero para él uno de descanso. Estabas mirando la televisión en el sillón y cambiando de canales hasta que escuchaste como cantó lo que reconociste como una canción de Maria Becerra, al instante tus labios se curvaron en una sonrisa. ㅡ¿esa es la de "Dime como hago", no?ㅡ tus dedos suavemente acariciaron su frente, cerca de su cabello mientras lo observabas.

Valentino se veía bastante tranquilo, sus ojos marrones te miraron y asintió suavemente, estaba más distraido tratando de ganar una partida de su juego. A gusto con tus caricias, se levantó de tu regazo sentandose ahora sobre este, estirando su cuelloㅡ ¿qué?ㅡ no entendías, volvió a estirarse y seguias sin entender. Te miró y se rió al ver tu cara tan confundida

ㅡmimos.

Mordiste tu labio, era tan tierno. Irresistible el darle un beso en su mejilla y seguido las caricias que te pidió, volviste a mirar la televisión. Tu mano acariciaba la zona de su mandíbula y tras su oreja con suavidad, su piel cálida tan reconfortante. Siguieron tus dedos acariciandolo metiéndose entre los cabellos de su nucaㅡ ah, en el cuello no. ㅡ se retorció en su sitio encogiendose de hombros para que pararas. Con suavidad tu mano sacaste de ahí

ㅡ¿no te gusta?

ㅡme da un cosquilleo raro, pero seguíㅡ se tomó un segundo para tomar tu muñeca y poner tu mano sobre su mejilla otra vez. En cambio vos lo abrazaste con esa misma mano atrayendolo a tu cuerpo, esos momentos donde Valentino se ponia demasiado encimoso. Tu cabeza se posó en su hombro y los miraras desde allí, tu mano tras su espalda dandole caricias y palmadas leves. Él también te abrazó, en un enredo cada uno estaba con la cabeza en el hombro del otro y podías escuchar tras tu cabeza su juego. ㅡ¿cuánto te queda?

ㅡcomo diez minutos más

Revoleaste los ojos. Valentino trataba de no perderse ni un segundo y vos aprovechaste su distracción para molestarlo un poco, alzaste tu cabeza y quedaste a centímetros de su rostro, miraste detenidamente cada uno de sus detalles.

Ojos marrones, tal vez lo que más te gustaba de él; pestañas caídas, cejas pobladas que con tus pulgares le peinaste, labios perfectos que aveces era muy inquieto con ellos. como en ese momento que se los mordía, los relamía o hacia muecas. Y sus pecas, pecas por todo su rostro y lunares que destacaban del resto. Segundo a sus ojos, era lo que también más te gustaba de Valentino. Podías besar cada lunar y nunca te cansarias, los contarias y contarias y contarias con besos interminables.

Valentino Merlo ㅡ One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora