11. Tu dolor traspasa mi alma

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«Llorar alivia el alma, pero el dolor aparece cuando quiere jodernos la vida».

[...]

CAPITULO 11.

-Karime Pindter-

Quiero dejar de llorar y no puedo. Me jode que las personas seamos tan mierda, es que parece que nos hubieran hecho con basura y no con barro como dicen por allí. —Nunca había sentido tanto desprecio, aunque no fuera directamente hacia mí—. Me dolió ver la cara de tristeza que hizo Luigi cuando escuchó que ya no podía seguir en la universidad por culpa de su papá.

No tienen idea que están dañando su futuro por una tontería. Él no merece que lo saquen como si tuviera algún tipo de enfermedad como lepra. Lloré, y no me da pena decirlo, porque me ha dolido profundamente que mi amigo no vaya a terminar con nosotros su carrera por un berrinche de su papá.

—Luigi no está, si es que lo buscas a él —me dice con altanería la muchacha del servicio. No me quiere dejar pasar, así que la hago a un lado y entro a la casa llamando a los señores Riojas-. Señorita, salga por favor, me meterá en problemas con los patrones si la ven aquí.

—No te preocupes, vez a la cocina que yo atiendo a la señorita —volteo a ver a las escaleras y ahí está la mamá de Luigi con su porte de señora de sociedad. Patética-. Hola, Karime, ¿qué haces aquí, cariño?

—Quítese su máscara de señora amorosa que yo sé bien cómo es usted —se lleva la mano al pecho, haciéndose la ofendida—. ¿Qué clase de madre es usted?

-¿Sí sabes que me estás ofendiendo? —Me sonríe—. Y claro que soy una de las mejores madres. Te consta.

-Sé perfectamente lo que digo, y está mal si piensa que me voy a creer que es la mejor mamá del mundo cuando permitió que su esposo le pegara a Luigi por ser gay, o peor aún, dejar que sacarán a su hijo de la universidad —me le acerco—. ¿Cuánto le dio su esposo al director para que corrieran a Luigi de la universidad?

-Si solo venías a decir eso, te puedes ir, eres una niñita que no sabe nada de la vida —me toma del brazo para sacarme y me suelto.

-Es una cobarde por no aceptar que tiene un hijo maravilloso.

-Cuida muy bien tu vocabulario en esta casa, jovencita —aparece el papá de Luigi—. Mi casa se respeta.

-Tan raro, pensé que no había respeto aquí, con eso que usted le pega a su esposa, a su hijo y tiene amantes.

Me aprieta del brazo con fuerza haciendo que me queje.

-No te voy a permitir que vengas de tu casa a intentar dañar la paz en mi hogar - empieza a caminar conmigo hasta dejarme afuera—. Largo de aquí.

-Espero que no sea tarde cuando quieran buscar a su hijo. Sus prejuicios acabaron con su familia, y acabarán con ustedes.

Odio que todo tenga que ser tan duro, las personas hacen todo difícil cuando tienen la solución en sus narices. No me queda de otra que no regresar más a esta casa, los papás de Luigi son unos hipócritas y los quiero a metros.

Después de un corto recorrido he llegado a casa para pensar las cosas con más claridad y saber qué haré para ayudar a mi amigo. Estaba segura que todo iba a ser tranquilidad, hasta que estaba por subir las escaleras y papá me detuvo dándome una cachetada que hizo que cerrara mis ojos del dolor.

-¿Por qué me pegas, papá? —Susurro, con el picor en mi mejilla y sin entender qué pasa.

-Te gusta hacernos quedar mal, ¿cierto? -No soy capaz de decir nada, es evidente que algo le han dicho para que esté así—. Ya me contó Diego cómo le hablaste en la universidad, y el papá de tu amigo el maricón que defiendes me ha dicho todo lo que le dijiste a él y a su esposa. Y para colmo, Briggitte le levanta falsos al director.

Amor Prohibido - garimeWhere stories live. Discover now